Capitulo 4

4.6K 306 9
                                    

Louis se había pasado la mitad del día colocando cámaras por toda la casa y verificando que todas ellas funcionaran. Cuando por fin terminó, lo único que quería era un jodida siesta.

-Ya está. -Farfulló Louis. Acabando de colocar todas las cámaras de seguridad en su sitio. Satisfecho.

-El GPS también está listo. -Murmuró Liam. Apenas se lo escuchaba, por lo cansado que estaba. Odiaba pensar tanto, odiaba programar un GPS, odiaba ayudar a Louis en sus misiones. -¿Te molesta si me voy dormir?

-No has hecho nada. -Le reprochó Louis.

-Por supuesto que sí. ¿Crees que programar un jodido GPS es sencillo?

Louis negó con la cabeza. En fin, tal vez Liam tenía razón. Se había pasado la tarde instalando cosas, programando equipos. Quería descansar, en el fondo él también quería.

Cuando Liam se metió en su habitación, Louis se quitó la ropa, empezando por esa camiseta ceñida, color negro. Pero, ¿dónde mierda estaba Harry? No lo había visto en todo el día, desde aquella pelea.

Abrió la puerta de su habitación, mientras sin dejar pasar mucho tiempo, recostó su cabeza en aquella almohada. No había podido dormir bien anoche por Harry, por él y su jodida aparición en ropa interior.

Cerró los ojos, tan solo un par de segundos, tratando de concentrarse, tratando de buscar el sueño. ¿Y si le ha pasado algo? ¡Mierda! Harry era un descuidado, un malcriado, podía hacer lo que quisiera cuando quisiera. Se puso de pie, casi al mismo tiempo que se había acostado. De nada servía estar en una lujosa cabaña, con Harry de responsabilidad.

Salió hasta el pasillo. Ni un maldito sonido se escuchaba ahí afuera. Todo estaba callado, silencioso. Miró a todas partes, mientras se cercioraba de que las cámaras siguieran en su lugar. Solo él sabía dónde encontrarlas.

Entró de un portazo a la habitación de Harry. No le importaba si este lo hubiera matado después de eso. Gracias al cielo él, y al mismo tiempo, para su mala suerte, no estaba. Ni ahí, ni en su cuarto de baño. Cerró la puerta asustado. El pulso se le empezó a acelerar. Tensó la mandíbula, mientras regresaba a su habitación. Palpó su Carabina M4-MP5, escondida en uno de los cajones de su mesa de noche. Si Harry corría peligro, él no se lo iba a perdonar nunca.

Pero en vez de encontrar peligro escuchó el agua de la ducha, proveniente del baño principal de la cabaña. Colocó la Carabina sobre su hombro, recta. Mientras se pegaba a la pared. Curiosamente, la puerta estaba a medio abrir, dejando escuchar claramente el sonido del agua.

Respiró hondo, y de un solo giro, entró al baño, apuntando al aire. Atento, sin camisa, y apuntándolo. Harry le sonrió.

-¿Qué haces? -Le preguntó mirándolo. Traía el cabello mojado, mientras su cuerpo se escondía entre las cortinas del baño. -¿Vas a matarme tú, ahora?

-No, no, perdona. -Cerró y abrió los ojos rápidamente. Tarde unos segundos en darse cuenta de que Harry estaba desnudo, cubierto, pero lo estaba. Justo en frente de sus ojos. Se le secó la garganta. -Pensé que te había pasado algo.

-Te lo dije, te tomas muy a pecho todo esto. -Cerró la cortina. Mientras seguía enjabonando su cuerpo, suave, delicado. Louis pasmó su mirada en él, en su cuerpo. Dios, Harry terminaría por matarlo. Saboreó sus labios, con cuidado. Dio algunos pasos hasta él. ¿Qué mierda hacía? hace algunas horas le había dicho que no quería nada, y ahora lo único que quería era abrir esa jodida cortina, y hacerlo gozar profundamente. Hasta que olvidara todo el incidente de hoy en la mañana.

Y no tardó en hacerlo. Abrió las cortinas del baño encontrándose con un Harry diferente. Observó como el agua se paseaba deseosamente por su cuerpo, recorriendo desde su pecho, hasta sus abdominales tan tonificados, para llegar a aquel bulto que él no había dejado de mirar, desde que lo vio. Aquel bulto que ahora podía ver personalmente.

-Louis, por dios, vete de aquí. -Le rogó. Cubrió ligeramente su entrepierna. Y todo pudo haber acabado ahí, si es que en ese momento una sonrisa no salía de sus labios.

-¿No era esto lo que querías? -Susurró él. Se quitó las botas, dejándolas tendidas sobre el piso. Abrió un poco más las cortinas. Y se introdujo en aquella ducha, pequeña y estrecha, rozando su cuerpo con el de Harry. Tan seductor, tan peligroso. -Solo dime que me vaya de nuevo, y lo haré. Me iré. -Le pidió. Sabía que una sola palabra de rechazo, proveniente de los labios de Harry bastaría para acabar con ese jodido momento. Lo miró a los ojos, esos hermosos ojos esmeraldas. El rizado era precioso. De verdad lo era, y aquellas ganas que traía por besarlo, por sentir su cuerpo, por escucharlo gemir, se hicieron mayores. -Dímelo. -Lo pegó contra la pared, mientras sus manos recorrían desde su pecho a su abdomen. Harry cerró los ojos, respirando entrecortadamente -Pídeme que me vaya, y así lo haré. -No era él, joder, él no era así. ¿Desde cuándo era así? ¿Desde cuando era tan débil?

Louis despertó. Maldito sueño. Traía el torso ligeramente cubierto por una fina capa de sudor, como si verdaderamente ese jodido sueño se hubiera hecho realidad. ¿Y que más quería él?

Se restregó los ojos. ¿Qué había soñado? Y con quién. Maldijo para sus adentros, mientras alguien abría rápidamente la puerta de su habitación.

-Louis...-Murmuró Liam, mirando a ambos lados de la habitación. Como si se dedicara a buscar a alguien. -Mierda, pensé que Harry estaba aquí. -De repente luce alarmado.

-No. -La mente de Louis se nubló de nuevo, recordando un pequeño y excitante fragmento del jodido sueño de hace rato. -¿Por qué?

-No está en ninguna parte de la casa.

My Bodyguard《Larry Stylinson》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora