Capitulo 2

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Harry se sentó cruzado de piernas. Ya había desempacado todo lo que en su maleta había hecho entrar. No quería ponerse a pensar cuanto tiempo se quedaría en Kaapa. Sin su padre. Solo.

Frotó sus manos. Le era imposible creer que afuera de aquella casa de campo, dos hombres sin clase, y sin nada de estilo, cenaran de lo más normal.





-La casa es grande. -Sonrió Liam.

-Sí, no está mal. -Farfulló Louis. A pesar de todas las comodidades, él prefería estar en otra parte, con otra gente, en otras circunstancias.

Harry salió de la habitación. Ninguno de los tres había intercambiado palabras.

-Uhm... ¿Liam? -Preguntó Harry. Señalando equivocadamente a Louis.

-Louis, chico. -Dijo fuerte y claro. En un tono nada amable.

-Sí, bien, Louis. ¿Me podrías decir cuánto tiempo me voy a quedar aquí?

-El tiempo que sea necesario. -Tomó de su lata de RebBull. Mientras se volteaba a mirarlo. Aquellos bermudas amarillas que hacían resaltar la gran polla del chico le hacían recordar que Harry realmente estaba bueno.

 Aquellos bermudas amarillas que hacían resaltar la gran polla del chico le hacían recordar que Harry realmente estaba bueno

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-Hola, soy Liam. -Saludó él. Se le acercó. Amable. Al menos él no era tan duro. Harry le sonrió. Preciosa sonrisa.

-Qué bueno que saliste de tu habitación. -Louis lo miró. Frío. Como era siempre. Pero no tardaba en darse cuenta de aquella preciosa y limpia mirada que él tenía en los ojos. Y dios, Louis era guapísimo. -Tenemos que hablar.

-¿Sobre, qué? -Preguntó el rizado, curioso, alzando una ceja.

-Las reglas. -Farfulló aún más fuerte. Aún tenía esa crueldad impregnada en la sangre, en la voz. -No saldrás de aquí, mientras tu padre no me de ninguna orden, ¿entiendes?

Se lo quedó mirando. Pero, ¿qué mierda miraba? No podía quitar sus ojos del pecho desnudo, realmente tonificado. El solo hecho de pensar lo que sería poner sus manos en esos abdominales mientras entra duro en él... ¡Mierda! Sacudió Louis la cabeza, borrando esos sucios pensamientos.

-Tú no eres nadie para darme órdenes. -Murmuró el rizado. Sin siquiera prestarle atención.

-¿Ah, no? -Lo miró. Tensando la mandíbula. -¿Sabes quién soy?

-Me da lo mismo. -Dijo desinteresado, como si no fuera la gran cosa.

-Tu padre me dio la orden de que cumplieras todas mis reglas. ¿Ahora lo entiendes? No puedes salir de aquí, si no es conmigo o con Liam.

-Y si lo hago, ¿qué? -Preguntó retándolo. Mirándolo a los ojos. Atrás, Liam era el único que podía ser testigo de todo lo que ahí estaba pasando.

My Bodyguard《Larry Stylinson》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora