“Un café a las nueve, te espero:)”
Releí el mensaje una y mil veces antes de tomar una ducha y un par de veces más mientras me vestía, antes de ponerme la bufanda lo leí una vez más y mientras salía de mi dormitorio me permití leerlo nuevamente.
Habían pasado dos días desde que Anthony Iero me había dado el número de teléfono de Frank Iero y el brillo había invadido mis ojos. No habíamos dejado de hablar por teléfono, incluso cuando mi saldo se acabó compré otra bolsa y ahora pensaba seriamente en contratar un plan sólo para hablar con Frank Iero día y noche.
Salí quince minutos antes de las nueve de casa y caminé tranquilamente hacia el punto de encuentro, permitiéndome observar cada silueta alumbrada pobremente por las luminarias. Me dediqué a observar a un par de parejas abrazadas, solía sentir envidia al verlos, pero ahora… iba a una cita.
Una cita con Frank Iero, era motivo suficiente para dejar de envidiar a las demás personas con sus citas ordinarias ¿No? Ellos no tenían una cita con Frank Iero, yo sí.
Cuando llegué a la vidriera pude ver que Frank todavía no había llegado, aunque no era algo de qué preocuparse, yo había llegado cinco minutos antes. Así que tomé asiento y pedí un café mientras él llegaba, entonces tomé mi celular y miré el mensaje de texto una vez más. Frank Iero…
— Disculpa, ¿Está ocupado? —una voz familiar preguntó y alcé la mirada, él estaba ahí. Vestía una chaqueta de color azul bastante abombada, que lo hacía lucir gracioso. Un gorro de lana de color negro y guantes.
— No, no. Siéntate por favor —dije con una sonrisa, apuntando a la silla frente a mí. Él tomó asiento mientras yo observaba cada uno de sus movimientos, era una criatura realmente maravillosa, cautivadora. Sus movimientos tenían gracia, como si estuviera bailando continuamente. Y su voz jamás se convertía en algo soso ni pausado, siempre fluida, siempre transmitiendo algo importante.
— Entonces… ¿Qué pensaste cuando Anthony te abordó en la universidad? —preguntó él luego de contarme cómo lo había pasado todos esos días con su realmente feo resfrío. Yo sonreí y me encogí de hombros, tomé un sorbo de mi café y él hizo lo mismo.
— Pues… primero pensé que se trataba de una broma de mal gusto, pero tiene tus mismos…
— Ojos, lo sé. —me interrumpió y aunque me molestara en sobremanera que eso pasara… con él no sucedía así.
— Entonces anoté tu número, fue realmente mágico —reí tomando un nuevo sorbo a mi café, observándolo una vez más, como bebía su café y hacía muecas al haberse quemado la lengua.
— Pensé que era un poco psicópata, ya sabes. Pero realmente tienes un aire…
— ¿A universitario? —interrumpí, él asintió.
— Y por la distancia que hay de aquí a la prestigiosa universidad de Cornell —dijo lo último con algo de molestia en su voz, alcé una ceja y él río— Lo siento, es que Anthony entró porque su promedio siempre fue fantástico, el niño genio, ya sabes —revoloteó los ojos y se apuntó con la cuchara— yo al contrario… terminé la secundaria y entonces me mudé a vivir solo, lo mío es la música. Pero no he tenido suerte, trabajo de once a cuatro en el centro cultural.
— Woah, ¿En serio? —pregunté con verdadero entusiasmo en la voz, parecía ser el modelo perfecto de chico rebelde que quería ser.
— Me va bien, vivo con lo justo, pero soy feliz —sonrío y supe que su sonrisa era verdadera. Volvió tomar su café y me quedé observando sus ojos, realmente había algo en él que me contagiaba, más yo no era tan arriesgado ni valiente.
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60 segundos ・ frerard
FanfictionUn minuto consiste en 60 segundos, un solo segundo es decisivo... este es uno de ellos.