Blanca como la nieve.
Llegó rápidamente al hospital, esquivando hábilmente a todo el que pasara frente a ella, quería llegar pronto hacia donde estuviese Luka, no se perdonaría llegar tarde y ser su soporte emocional.
Estuvo a punto de entrar a quirófano, pero fue detenida por varias enfermeras, quienes le alegaban que esa zona era restringida, y que nadie que no fuera médico podía entrar.
Resignada y con pesadas lágrimas brotando de sus ojos tuvo que sentarse a esperar, las horas pasaron rápidamente empeorando su tristeza y dejando que la ansiedad la consumiera por completo.
Sus ojos no soportaban más llanto, estaban rojos e hinchados, ignoraba a todo el que pasaba y le mirase con lástima, no se imaginaba que Luka tuviese de nuevo un ataque cardiaco, hacía varios años que no tuvo una crisis tan grave.
Finalmente una de las enfermeras se acercó a decirle que todo estaba bajo control, ahora todo iba por parte de Luka, sólo este podía ahora mejorarse o simplemente morir, aún así ella no se fue a casa, al contrario, se fue hacia unas sillas que estaba por fuera del cuarto donde yacía un anestesiado peli azul.
Las manecillas del solitario reloj de pared indicaba que ya eran las seis de la mañana... había estado llorando allí casi cuatro horas y no planeaba irse a bañar y a dormir como lo haría alguien normal.
-Lena- murmuró Adela, sentándose a su derecha-Si gustas puedes retirarte, yo te avisaré como sigue Luka-
-Lo siento Adela, pero no pienso moverme de acá- contestó tajante la muchacha sin despegar los ojos de la sala donde estaba descansando Luka-No hasta verlo salir de allí-
La castañita asintió y se unió a la moción de su amiga, ambas esperaron a que las enfermeras, quienes no dejaban de entrar y salir, pudieran finalmente dejarlas pasar.
Cuando el momento de tensión pasó, una de las enfermeras permitió el paso de las chicas, donde estaba recostado un inconsciente y anestesiado Luka.
El chico que parecía un roble fuerte y que a veces molestaba a Rachel yacía sobre esa cama, tan indefenso y débil como un recién nacido, algo que costaba trabajo digerir, por lo menos para Rachel, quien comenzaba a sentirse mal, debido al cargo de conciencia que estaba teniendo de momento.
-Tranquilízate Rachel, no es tu culpa que él esté así-animaba la castaña a su mejor amiga, sin mucho éxito, la pequeña seguía culpándose por ser insensible y por dejar a ese chico en ese estado deplorable.
Las horas transcurrían vertiginosamente, sin dar tregua a la ansiedad del trío de jovencitas, necesitaban saber si él estaba bien, sí podría salir pronto de ese lugar al que pocos quieren entrar.
Una de las enfermeras del lugar, indicó que el paciente se encontraba bien y que podrían entrar a visitarlo, así lo hicieron las tres. Apenas pusieron un pie dentro de la habitación observaron a un Luka, sonriendo con tristeza y mirándolas con ojos vidriosos, amenazantes con estallar en llanto en cualquier momento.
-Lamento lo que pasó- se disculpó Rachel sintiéndose apenada y al borde del llanto-No sabía que...-
-No necesitas pedir disculpas-murmuró el ojiazul, con algo de pesar-No tenía la idea que sufrías de "bullying", así que no debes culparte por esto-
Rachel estalló en llanto, lágrimas bajaban de su rostro como cascadas miniatura, que se perdían en su mentón, más que un llanto de tristeza era de alegría. Luka no estaba enojado con ella y eso la hacía feliz.
Al ver a la frágil chica el jovencito sonrío con dulzura, para luego posar la mirada en sus amigas, Adela y Lena, las dos amenazaban hacerle compañía a Rachel, porque varias lágrimas se asomaban por sus mejillas.
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Niebla y Lluvia
RomanceLluvia, compañera de las dolencias de las personas, amiga inseparable de alegrías de niños y de aquellos que cargan con melancolía en sus corazones… Niebla: campo neutro, aislado de vida, lianza en blanco para cualquier pintor, compañera inseparable...