¿Enemiga de mi enemiga es mi novia?

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¿Enemiga de mi enemiga es mi novia?

Adela no entendía muy bien el porqué de la reacción de ambos chicos, su cara tenía una expresión de susto infantil, que fue seguido de una extraña incomodidad, debido a que todos los que pasaban por la fuente volvieron a ver la escena dejando todo en completo silencio.

Pero, la incomodidad crecía cada vez más, debido a que Luka, se volteaba enojado hacia ella, mientras que Rachel la miraba casi a punto de llorar, para terminar preguntándole a modo de crítica.

— ¿Por qué esta eso acá?—ambos se volvieron a ver, y se preguntaron de nuevo » ¿Cómo que eso? Ten más respeto por Dios, ¿Cómo que te irrespeto? Si tú empezaste primero, ¡Ya déjame en paz!

Rachel se abalanzó sobre su amiga, para llorar, mientras que un Luka, algo histérico, salió de allí, dejando a una Adela completamente confundida.

Luka se fue por la sección de videojuegos, luego dobló por la tienda de ropa de marca alemana, para finalmente chocar con gracia, frente a una chica que lo trató de bobo y de torpe.

Él no estaba de buen humor, así que se puso a pensar en cómo insultar a la chica con la que colisionó, pero al levantar la vista se encontró oh, gran sorpresa, con una chica de hermosos ojos violetas y ese cabello teñido de color ciruela… lo dejó como embobado.

—Oye tarado, ¿Acaso no piensas ser un caballero y levantarme de acá?—

Un ligero rubor se hizo presente en su faz, pero el joven, intentó ponerse de pie, para evitar que alguien percibiera su rubor, sin mucho éxito, ya que su cuerpo no le reaccionó como él quisiera.

Adriana veía los fallidos intentos de Luka con una ligera sonrisa burlona, hasta que el chico, en un intento por levantarse cayó frente a la chica, quedando a pocos centímetros del rostro de ella.

Un ligero sonrojo apareció por el rostro de la jovencita, fue un segundo eterno, en el cual Luka reaccionó haciéndose hacia atrás, para darle espacio a la chica.

—Mil perdones, es sólo que, venía huyendo de alguien—se disculpó ofreciendo la mano a la joven de cabellos violetas,  provocando que otra vez el ligero rubor se hizo presente en las mejillas de la jovencita, quien se puso a buscar la ropa y los zapatos que compró.

—Esto no me puede pasar a mí—clamó Adriana con tedio, debido a que todas las prendas se había dispersado en el suelo, como si hubiesen explotado las bolsas que las contenían…

Rápidamente se inclinó a buscar todo lo comprado, para ver si no le faltaba nada, las blusas de diseñador, las faldas, los pantalones, los abrigos, la joyería; parecía que todo estaba bien, de no ser porque faltaba un zapato.

Antes que la chica perdiera la cordura y comenzara a gritar histéricamente, el joven le entregó el zapato con una leve sonrisa.

—Al parecer, este pequeño fue a dar en la tienda de videojuegos—su sonrisa se volvió más cálida, mientras proseguía »Supongo que nadie compraría algo así en ese lugar, además, le falta el zapato izquierdo—

La jovencita soltó una risita, a la vez que extendía su mano, para tomarlo. Una vez tomado, se disponía a ir a la limusina de su padre, quien seguramente estaba esperándole algo irritado.

—Bueno, señorita, debo regresar a casa—irrumpió el chico el trance que tenía de sólo pensar que su padre estaría como un miura »Hoy parece no ser mi día, además ya no quiero estar acá…

—Espera, no te irás—gruñó la jovencita, provocando que el pelinegro se detuviera y voltease a verla »Ni se te ocurra que permitiré que te vayas. Nadie me hace pasar estas idioteces y se queda como si nada.

Niebla y  LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora