El comienzo de la Tormenta

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El comienzo de la Tormenta

—Luka— gritó Adela, luego de ver que el chico interpuso su mejilla, para evitar que Adela Fuera abofeteada.

—Pero… ¿Qué haces?— preguntó desconcertada la joven peli teñida al ver quien recibió el bofetón, el chico con quien apenas hoy salía con ella, él mismo se había interpuesto en la trayectoria de la mano de Adriana.

El sitió quedó silencioso después del brusco bofetón importara a un blanco incorrecto, ahora esas tres chicas y el jovencito que las acompañaba, eran el centro de atención de todo aquel que se formaba para ver sus respectivas películas.

El joven frunció el seño, observó a su compañera con severidad, y con una voz audible para las tres chicas que tenía presentes, articuló que Adriana tenía permitido hacer lo que sea con Rachel, pero que con su compañera de apartamento.

La peli violeta se disculpó sin más con su compañero, y Adela, pero con la pobre ojiazul, aquella a quien asechaba todo el tiempo le envió una mirada fulminante, pero al mismo tiempo, de envidia.

Entraron a ver la película, de una vez las chicas esperaron a que Luka y su odiosa cita se sentaran, para así poder ubicarse lejos de ellos y de cualquier accidente, que alguno podría traer a la frágil Rachel.

Por un lado las amigas se apoyaban mutuamente, ya que, la película tenía sus partes de suspenso, y cualquier sonido las hacía gritar y saltar del miedo.

Por el otro lado, Adriana y Luka se sumergieron en la trama de la película, tanto que parecían estar viviendo  lo que pasaban los personajes que participaban en la película.

Adriana pareció salirse del trance en el que se encontraba, debido a que la mano de su cita estaba posada en la suya, un leve sonrojo apareció por el rostro de la jovencita, mientras se dedicó a revisar con sus ojos, cada leve detalle de su acompañante, la escasa iluminación de la sala lograba apenas iluminar el rostro del joven.

Muy en sus adentros ella sabía que era el chico más lindo con el que había salido, muchos tenían buen cuerpo, pero nada de cerebro, otros eran algo estúpidos, claro, Luka no era perfecto, no tenía un cuerpo tan atlético como los del club de natación, o los de football americano, tenía lo suyo y sus defectos eran pocos, incluso era caballeroso; era el mejor prospecto que había pasado en su vida y estaba segura que cómo el no encontraría otro…

—Luka— murmuró dulce mente obteniendo un sí por repuesta, sin embargo el chico seguía en trance—Voltea— entonó con preocupación, para que el cabeza hueca la mirase.

Al captar el tono de miedo, el joven se volteó, recibiendo de lleno un enorme beso, que lo dejó en neutro por unos minutos, el sabor de los labios que tenía esa jovencita, eran dulces y aunque intentaba resistirse a la tentación de ese beso, poco a poco se dejó llevar por sus hormonas.

Aquel beso fue contemplado por la joven Adela, cada caricia, como lo disfrutaban con esa pasión indescriptible para algún ser humano, no pudo evitar su reacción, sintió celos de la peli violeta, ¿celos? Que estúpido de su parte, Luka sólo era un compañero de apartamento, era ridículo sentir eso.

Cada expresión de romance, provocó que al pobre Luka se ruborizara, era la primera vez que permitía que alguien se acercase a él de esa manera, siempre pasó alejado de cualquier indicio de romance, sabía que su enfermedad no le permitiría tener una relación estable,

La película terminó pocas horas después de que el par de jovencitos separasen sus labios,  disfrutaron mucho ese momento privado, tanto así que se olvidaron del filme que fueron a ver.

A la salir de la sala, un nuevo encuentro iba a dar comienzo, debido al ahora doble acoso dirigido a Rachel, la pobre niña miraba con ojos acuosos todas y cada una de las burlas de los “noviecitos” los cuales se encargaron de arruinar su almuerzo, para variar.

Niebla y  LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora