Violencia y amor

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Sentís la violencia. Sentís la violencia en sus palabras, en sus actos. En la manera en la que te trata y en la que no. Sentís ese vacío cuando se va y ese sentimiento de angustia cada vez que no hay tiempo para vos, porque vos tenés que hacer tiempo, pero si él no quiere pasar el rato con vos o no quiere tenerte en sus brazos o estar con vos, tenés hacer lo que él quiere. Y no te importa, porque no pensás en un futuro, no pensás en un mañana porque no existe. En tu vida no existen mañanas o algo que te sostenga a la vida, pensabas que era él, pero él no te quiere de la misma manera en la que vos lo querés y eso lo sabés, pero no lo aceptás del todo, no conscientemente. Cuando querés seguir adelante, ahí está él, recordándote que no podés, que debés quedarte atascada, llorando en tu cama porque él no va a seguir en tu vida, pero que por ahora, se va a quedar, lo suficiente para que sea inolvidable y deje una herida en tu alma, tan grande que nada pueda cerrarla. Una herida tan grande que todo la haga sangrar, que nada la haga cicatrizar. Cuando querés seguir adelante, él es la piedra que te aferra al suelo. La cual querés dejar ir, pero duele tanto estar sola en el mundo que había construido, que prefería aguantar todo lo que venía con él.

Uno hace cosas inesperadas por amor, pero yo no estaba enamorada. Yo necesitaba alguien con quien hablar y que sostuviera mi cabeza cuando yo la bajaba. Necesitaba ser comprendida después de tanto tiempo. Yo creo que el amor no duele, duele la persona.

Y cuando los golpes vienen, no importa, tenés que aguantarlos, porque estás adormecida, no sabés si es por el dolor, por la vida, por la situación, el alcohol, por las pastillas o por todo lo anterior junto. Pero estás aguantando. Aguantando algo que en cualquier momento va a explotar. Porque todos tenemos un punto de quiebre.

Y cuando necesites a alguien que te sostenga, él ya no va a estar ahí. Y él sabía muy bien lo que estaba haciendo. Sabía que estaba manipulando a alguien que estaba muy enferma, y no le importó. Sabía que estaba manipulando a alguien que necesitaba cariño, y no violencia, y no le importó. Sólo le importó lo suyo.

A veces no nos damos cuenta cuando nos perdemos, hasta cuando queremos retomar el camino de vuelta. Y yo estaba muy perdida. Creo que la manera de encontrar el camino, es encontrarse a uno mismo. 

Mi vida antes de la recuperaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora