San Luis Potosí, México
26 de Julio del 2013
Extraños sonidos agonizan a un pobre muchacho, corriendo sin dirección alguna. Sudando y gimiendo del cansancio.
-¡Déjame en paz, joder! -Decía a gritos ahogados.
-Nunca podrás escapar. Te encontrare y te matare junto a tus seres queridos. -Exclamó una voz sombría omnipresente. -¡Ese poder que tu tienes, me pertenece!
-¿Pero de que poder hablas? Soy un simple inútil...
De repente, el camino comenzó a desaparecer en el profundo abismo, obligando al muchacho a soltar un grito desesperado, cayó al vacío. Observando un rostro borroso que se ocultaba en una niebla negra. Sonreía maleficamente como un ladrón al obtener su botín. Cuando despertó, estaba tendido a un lado de su cama en ropa interior y enredado en sus propias cobijas.
-Fiu... solo fue un mal sueño. Menos mal. -se reincorporó y se sentó a un costado de la cama. Pensando que podría significar ese sueño que hace días pasados lo atormentan con el mismo rostro diabólico. Hasta que algo lo saco de su profundo pensar.
-¡Alexis, hijo! -grito una dulce voz femenina. -ven a desayunar, te estamos esperando tu tío, tu prima y yo. Recuerda que día es hoy.
-¡¡es verdad!! -se sorprendió Alexis. -¡Bajo enseguida!
Aexis es un chico de 18 años de edad. Aunque aparenta un cuerpo de 20, es un joven animado, tímido y muy sociable con sus amigos. Le cuesta hablar con algunas mujeres por su misma timidez pero es un hombre fiel y muy lindo.
Su color de piel refleja un café claro. Parecido a una taza de café con leche. Y su cabello es de castaño obscuro, a excepción de un mechón blanco que cuelga de su cabellera no tan larga, pero lo suficiente para taparle la frente.
Una sombra se proyectaba por las escaleras de la casa. Cada vez se hacia mas grande hasta que se materializo una silueta muy peculiar para el. Era su tía que había entrado a su cuarto.
-Alexis... ¿Que pasa? ¿Ocurre algo malo? -Pregunto la mujer en un tomo de preocupación.
-N-nada tía. Solo pensaba un poco acerca del pasado, es todo.
-Hijo mio... -de pronto Alexis se sintió rodeado por los brazos de su tia, sintiendo una paz contagiante y pura. -Se por todo lo que has pasado, tu madre me lo dijo antes de irse hacia Japón por cuestiones de su trabajo. Ella te quiere mucho y por eso te dejo con nosotros.
-Tía Victoria... -Respondió Alexis un poco lloroso. -Enserio, gracias por aceptarme en su hogar y bueno, gracias por ser mis tíos. Tu y mi tío Miguel.
Los tíos Victoria y Miguel, Eran personas que Vivían en México hace mucho tiempo. La hermana de Victoria, Marlene, era la madre de Alexis. Junto a su padre de origen japones: Yamamoto. Un reconocido empresario y un samurái de vocación.
El Padre de Alexis había muerto de un ataque al corazón cuanto el infante solo tenia años de edad. Así que su madre tuvo que tomar su puesto de líder de una compañía famosa en todo el mundo y ella le encargo a su hijo a su hermana y a su esposo, para que lo cuidaran y lo protegieran de todo mal.
-No tienes nada que agradecer. -Replico su tía. -Yo te agradezco a ti por llegar a nuestra vida. De eso estoy segura. -Entonces victoria abrazo mas fuerte al joven Alexis, haciendo que este derramara pocas lágrimas de felicidad.
-Gracias tía. Me haces sentir mucho mejor. -secándose sus lágrimas, se levando y ayudo a su tía a incorporarse de pie frente a la cama de edredón.
-No hay de que, hijo. -Respondiéndole con una sonrisa tierna. -Ahora debemos bajar, tengo una sorpresa para ti.
-¿Enserio? -Se sorprendió el chico -Muero de ansias por verlo.
-Pues baja y descúbrelo. -Rió su Tía. -Cámbiate y te espero en la sala principal.
-oki doki tía, pero... podrías dejarme solo por ahora? -Se ruborizó Alexis. -Necesito cambiarme de ropa.
Su tía asintió y salio del cuarto con un caminar elegante. Desapareciendo conforme avanzaba hacia las escaleras bajando paso a paso. Hasta que por fin, nada se vio de ella ni su larga cabellera de color castaño claro.
[¡Debo apresurarme y ver que me prepararon!] Pensó Alexis mientras buscaba ropa que usar, hasta que encontró un par de jeans obscuros de mezclilla y una camisa con un estampado de un dragón chino, que el considerada su favorita por la razón de que su abuela se lo había regalado en navidad. [Gracias abuela, por este gran regalo] suspiro de felicidad mientras se cambiaba de ropa.
Cuando termino de cambiarse su ropa, miro por su ventana, admirando el cielo azul adornado de blancas nubes. Le dedico una ultima mirada a la foto de su fallecido abuelo que murió el día en que nació, dio media vuelta y salio de su habitación. Bajo las escaleras con mucha prisa hasta llegar a los últimos escalones.
-Ya llegue tía... lamento la demo... -Su impresión denotaba que la sorpresa que le había prometido su tía, estaba mas aya de sus expectativas.