-Espera, dijiste…¿mi hermano?
-Justo lo que escuchaste, hermanito –Asintió Iker con una sonrisa tétrica-. Ahora, si no quieres morir de una manera fácil, enfréntate a mí.
Iker tenía un tono de piel Blanquecino como la nieve, el cabello peinado hacia atrás de color gris plateado y sus ojos de color rubí reflejaban el deseo desangre. Era alto y musculoso, de extremidades largas y bien formadas. Sus atuendos eran todo de negro, a excepción de un collar con un dije del símbolo ying, blanco [-¿Él tiene la mitad blanca? –Pensó Alexis al ver también su propio collar con el dije del yang, negro-, Pensé que lo había perdido o algo así.] Pero cuando reaccionó, Iker corrió hacia Alexis blandiendo su Katana a una velocidad sorprendente atravesándolo por un costado lejos de su corazón el cual, la herida brotaba sangre que desfilaba por el filo de aquella arma de color negro.
-¡¡Que cara…!! -Gritó Alexis con un dolor insoportable por la herida- ¡Me tomaste desprevenido!
-Perdón hermano –se disculpó Iker en un tono de burla-, solo quería que se sintieras mejor. ¡Ahora libera tu poder y pelea de verdad!
Esas palabras resonaron en la mente de Alexis como una campana al recordar lo que había dicho la voz en sus sueños.
– ¿Tu eres el que me persigue en mis sueños?
-Ese no soy yo –Reclamó Iker-. El que lo hace es Nobunaga Eda, mi maestro y tutor que me enseñó el verdadero camino samurái.
Alexis se quedó en shock [-¿Su maestro es el que me acosa en mis sueños?, eso no puede ser verdad.] Pensó Alexis gruñendo aun con la espada en su costado.– Dime hermano, ¿Cómo es que me conoces tú a mí y yo no a ti? Además, ¿Quién demonios es ese tal Nobunaga Eda?
-Pequeño e ingenuo hermanito –dijo Iker entre carcajadas, después, tomo una actitud seria extrayendo la katana de su costado-, te contare lo que me pides.
Entonces Iker se sentó a un lado de Alexis cuidando de que este realice un paso en falso, se acomodó apoyándose a una pared y comenzó a relatar.
-Nobunaga Eda me había contado que mis verdaderos padres son los causantes de un mal que acecha a la humanidad, en ese entonces, tú y yo éramos muy pequeños cuando nuestro propio padre nos lanzó una maldición en cual, en mi caso es que no puedo pisar tierra sagrada y además de ser un demonio –Bajó la mirada y de pronto se iluminaron alrededor de él un par de alas parecidas a las de un ángel, pero de negro-. Y tú tienes una extraña maldición que ni yo conozco ni mi maestro. Eso explica por qué tienes un mechón en tu cabello de color blanco –Miraba con desprecio a Alexis-. Siguiendo con mi historia, un día cuando teníamos un año de edad, Nobunaga me rescató de las garras de nuestros padres, pero no tuvo tiempo para rescatarte a ti, porque ese hombre había llegado antes de poder rescatarte. Ahora, como ese sujeto que se hacía llamar mi padre está muerto porque pasados los años él rompió un juramento tan importante que el maestro enfureció de ira y mando a matarlo.
Iker se levantó del suelo frío y apuntó su espada en la frente de Alexis. –Y tu ayudaste a ese tipo a romper ese juramento, ahora pagaras con tu vida –Se río más y más fuerte como loco preparándose para el ataque final-. Mi tonto e ingenuo hermano, fue un placer el conocerte.
-¡Espera Iker! –Gritó sin aliento Alexis como si corriera 20 km sin descansar, gimiendo y tapándose la herida con su mano izquierda- ¿Pero de que juramento hablas?
-Idiota –Escupió Iker hacia un lado empuñando su katana con más fuerza-, el juramento debes conocerlo bien. Se llama el código “Bushido”.
Después de eso, se escuchó un estruendo en el aire, después, nada.