VI. Conversaciones en la oscuridad.

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Título: Ánima

Sumary: Cuando Yui era pequeña fue encontrada y criada por Cordelia, jurando así lealtad eterna a la mujer que le había salvado la vida. Cordelia era su mundo y su muerte, a manos de sus hijos, fue devastadora. Con una última promesa y el corazón de su señora debe volver a aquél lugar dónde todo comenzó para devolverla a la vida, junto a a sus asesinos.

Pareja: [YuixHarem/Todos]

Disclaimer: Diabolik Lovers no me pertenece. Todos sus derechos son del diabólico Reject que no me quiere ceder a Yui. Pero la nena si es dueña de mi corazón :D

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V.

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Mansión Sakamaki. Año 18XX

Los días en la mansión Sakamaki solían ser grises y aburridos, hundidos en la rutina. Cordelia sobrellevaba el aburrimiento del peor modo, pues no estaba acostumbrada a que nunca sucediera nada interesante que ver. Lo usual en su antiguo hogar era la tensión diaria de los llamados aristócratas, sucediéndose unos a otros para hablar con su padre en busca de mantenerse de su lado y evitar una guerra con el clan. Uno de sus pasatiempos favoritos era esperar tranquilamente a que salieran, temerosos de su presencia, poder que incluso se extendía a ella, tan altiva y hermosa al pie de las escaleras, ordenando a diestra y siniestra con la placentera sensación de ser superior a todos.

El recelo que infundía su nombre provocaba agradables y divertidas situaciones diarias que la sacaban del tedio de su inmortalidad, mas sin embargo desde que su amado Karl había pisado las tierras de sus dominios y la había desposado aquellos entretenimientos habían menguado, pues su palabra ahora se reducía a la sombra de ser la señora del rey de los vampiros, que aunque venerado y respetado, su servidumbre no conocía aquella terrorífica vida llena de tormentos que provocaba mirar a sus dueños como dioses rencorosos a los que temer y adorar por igual.

El pequeño incidente del día anterior era como un recordatorio de ello, pues se habían atrevido incluso a vigilar sus pasos desde las sombras. Podía ser algo ingenua en ocasiones pero no era idiota, sabía que la lealtad de la servidumbre estaba con el rey vampiro, cuidando de sus tres esposas y reportando cada movimiento que hicieran ellas o sus hijos.

Los vampiros, aun de la más baja categoría poseían un orgullo innato que la irritaba demasiado, aunque no lo decían, recelaban su origen demoniaco.

Suspiró para despejar aquellos pensamientos. Con calma se dejó llevar por el suave meneo de su cabello entre las manos de Hilde, quién hacía hasta lo imposible por no tirar con fuerza al lavarlo. Dejó que el agua caliente corriera libre por su cuerpo desnudo sin protestas mientras una de las criadas vaciaba el bote, después de meses sin encontrar higiene adecuada en aquellos inmundos lugares humanos de mala muerte por primera vez en mucho tiempo no tenía quejas en contra.

Estiró las piernas sin mucho cuidado por sobre la tina blanca, largas y torneadas como su excelsa figura, resplandeciendo con la tenue luz de las velas, creando una tonalidad casi irreal. Le encantaba tomar baños a la luz de la luna, creaba un ambiente romántico. Algunas de las jóvenes la observaron maravilladas, otras más admiradas o envidiosas, realzando su propio ego. Su belleza siempre había llamado la atención de hombres y mujeres por igual, pero más allá de su sinuosa figura, poseía un gran atractivo sexual que le facilitaba encontrar presas dispuestas a divertirse con los placeres de la carne y sacarla de su aburrimiento.

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