VII. Cierra los ojos.

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Título: Ánima

Sumary: Cuando Yui era pequeña fue encontrada y criada por Cordelia, jurando así lealtad eterna a la mujer que le había salvado la vida. Cordelia era su mundo y su muerte, a manos de sus hijos, fue devastadora. Con una última promesa y el corazón de su señora debe volver a aquél lugar dónde todo comenzó para devolverla a la vida, junto a a sus asesinos.

Pareja: [YuixHarem/Todos]

Disclaimer: Diabolik Lovers no me pertenece. Todos sus derechos son del diabólico Reject que reinician rutas a loco para vender más juegos.

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VII. Cierra los ojos.

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Mansión Sakamaki. Año 18XX.

Las pequeñas manos de la infante acariciaron con cierta rudeza el rostro del castaño, causando que sus mejillas se tiñeran de un adorable carmesí por los constante palmoteos, a pesar de su torpeza, para Laito era demasiado agradable el calor de la pequeña sobre su rostro como para querer detenerla.

Los ojos de ella, tan sinceros y expresivos se enfocaban con diversión en sus mechones cada tanto y tiraba de ellos, halando su cabello pero extrañamente no era capaz de molestarse. Él siempre había sido quién cuidaba de sus hermanos, aunque por tradición Ayato fuera el mayor, Laito era quién había nacido primero y su deber era proteger a los más pequeños, como Kanato, como Ayato... como ella.

Yui balbuceó algo ininteligible y sonrió de nuevo, dejando escurrir algo de saliva por la comisura de su boca, asqueando a su trillizo de cabello morado y provocando la burla del pelirrojo. Estaba demasiado acostumbrado a los berrinches del llamado canario, por lo que mirarla llena de fluidos mientras la rubia sonreía feliz era incluso divertido.

Hilde permanecía cerca de ellos, pero procuraba a la vez darles su espacio, permitiéndoles disfrutar de ese pequeño momento sin la presencia de su madre. Personalmente ella esperaba que su ama tardara mucho, pero cuando salía con el señor Richter el tiempo que demoraba podía variar desde una hora a ser de varios días sin regresar.

Peor aún, desde que tenían a Yui pocas veces se despegaba de ella, imposibilitándoles a los vampiros el acercarse a la rubia.

Los hermanos se ubicaban en la cama de su madre, lugar donde dormía la bebé por órdenes de Cordelia a la que le gustaba demasiado su calor corporal con Yui en medio. Los tres peleaban por acercarse a ella, pero Ayato era demasiado descuidado para cargarla y Kanato demasiado inestable, temía que si se molestaba o se pusiera a llorar soltaría a la pequeña sin pensarlo demasiado, su única opción había sido que el castaño la sostuviera.

-Hey, hey... ¡Mascota, ore-sama te está hablando! -exclamó con fuerza el pelirrojo, al girarle el rostro sin ningún cuidado para que lo viera y siendo reprendido por Laito. La rubia lo miró unos segundos con sus enormes ojos rosados, tan curiosos que por un instante Ayato se sintió perdido y no supo que hacer, provocando las risas de los otros dos.

-Si te vas a quedar como idiota no deberías molestarla en primer lugar -reclamó el de cabello morado. Avanzó con sus rodillas para estar más cerca, consiguiendo la atención de la humana. -Oye, quiero hacerte una pregunta y tienes que responder, ¿de acuerdo?

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