La primera rosa.

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Genial. Alex se fue y no tengo forma de llegar a mi casa. Melissa tiene suerte, porque al menos, ella si vive en la ciudad. Genial. Porque tenía que vivir tan lejos, en las afueras de la ciudad?! Tengo algo de dinero, pero no creo que alcanze para tomar un taxi hasta mi casa... ya veremos.

Caminé un rato, hasta que pude parar un taxi. Me subí, y me encontré con un tipo de unos... 50 años, con una barriga enorme y olor a alcohol, que me miró decaradamente.

—Y bien, linda?–Me dijo el hombre.

Lo miré con desconfianza. Podría tranquilamente ser un violador serial que asesina a chicas de mi edad, las mete en una máquina de cortar papel, hasta que queden reducidas a tiritas de carne y hueso, hace makumbas y luego se las daba de cena a su perro, el cual entrenaba para buscar las cosas de oro en las casas de las mujeres viejas que va a robar. También me dio la impresión de que estaba demasiado borracho como para manejar, lo que me hizo temer por mi vida, pero después pense que estaba un poco paranoica y me dejé llevar. Creo que soy un poco exagerada con estas cosas.

—Tengo $25. Lleveme lo mas lejos que pueda con eso, en dirección al campo, por favor.–El hombre se dio vuelta, y empezó a manejar.

Yo vivo en una casa, en el campo, con mis abuelos. A dos kilómetros de mi casa, hay un bosque. Suelo ir ahí cuando tengo mucho que pensar, a un lugar con un arrollo pequeño, que se encuentra entre unas rocas gigantes y rodeadas de árboles. Es un lugar que encontramos hace unos años, con mi hermano menor. El tiene 6 años, y es la persona más importante de mi vida. El y mis abuelos son la única familia que me queda.

En algun momento que no me di cuenta, empezó a llover, y después de unos minutos, el taxista me dijo que no podía llevarme más allá. Lo miré como si estubiera loco. Digo, que quería?? Que me baje y camine por el campo, en medio de la lluvia?! Traté de negociar con el, pero me terminó echando del auto. No tube más remedio que caminar bajo la lluvia, ya que estaba en medio del campo, junto a la ruta no muy transitada que llevaba a mi casa, y yo no tenía más ropa que una musculosa negra y un jean.

Después de haber caminado un kilómetro, una camioneta negra se estacionó a mi lado. Mi instinto anticerdos-sádicosvioladores-asesinos (QUE?!?) me hizo seguir caminando, ignorando la camioneta.

Realmente intenté caminar hacia adelante, con la cabeza en alto, haciendo como si no me hubiera dado cuenta de nada, pero la maldita camioneta andaba lo más lento posible, a mi lado. Cuando empezé a asustarme, me paré en seco, y la camioneta estacionó a mi lado. Me quedé mirando la ventanilla, con vidrios polarizados, que comenzaba a bajarse, rebelando la cara de un chico que parecía de mi edad, tal vez uno o dos años más.

Tenía el pelo de un color rubio oscuro, parecido al mío, pero con unos ojos de un extraño color azul. Muy atractivo. Pensé en cómo debería estar yo en este momento: totalmente empapada, despeinada y con mi maquillaje totalmente corrido en mi carra. Me sonrojé.

—Pensabas seguir caminando debajo de la lluvia, en medio del campo mucho tiempo, preciosa?–Me dijo el chico. Yo lo miré mal. Quien se piensa que es?!

—Claro, me encanta esperar a tener un ataque de hipotermia en medio del campo, a casi tres kilómetros de mi casa, en medio de la lluvia, qué pensabas?. Ahora, por favor, cierra tu maldita ventana y seguí tu camino, gracias–Le espeté. Me giré y seguí caminando. La camioneta volvió a arrancar y siguió andando a mi lado.

—Pero que bruta–Resoplé. Cuántas veces me habrán dicho 'bruta, hoy? Por Dios–Tal vez yo solo quería ser un buen vecino y acompañarte a tu casa en mi auto, para empezar bien, no?–Pero, QUE?! VECINO? No, por favor, qué hice para merecer esto??

No te ilusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora