Capítulo 1: Hielo

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CAPÍTULO 1

Hielo

Tres años más tarde ...



LOIS

El aire frío le cortaba la cara, pero lejos de molestarle, le resultaba reconfortante.

Después de todo, no había sido tan mala idea hacerle caso a su hermana Lucy y salir de Metrópolis para disfrutar de un poco de aire fresco, rodeada de aquellas inmensas montañas nevadas.

Cerró los ojos, embriagándose con aquel viento gélido que contrastaba con el tenue calor que proporcionaba el Sol en un día despejado como aquel.

El contraste de la nieve y el cielo azul era sobrecogedor.

Aquel azul tan turquesa, tan brillante que casi era cegador.

Como sus ojos ... los ojos de ...

- ¿Preparada? – Preguntó Lucy.

- Siempre – Se puso bien las gafas agradeciendo salir de su ensoñación - ¿Podrás seguirme el ritmo?

- ¿Crees que eres la única que sabe esquiar? – Se molestó su hermana lanzándose sin dilación a la pista negra llamada Silver Queen.

La reportera sonreía mientras se deslizaba hábilmente sobre la nieve. Hacía años que no esquiaba, pero suponía que había cosas que nunca se olvidan. Realmente lo estaba disfrutando, dejándose llevar. Escuchaba tan solo el crujido de la nieve bajo sus pies y algún que otro improperio de su hermana, que no tenía el nivel suficiente para bajar esa pendiente.

- ¡Te lo dije! – Le reprendió la reportera a su hermana menor, ya en el hotel Aspen Resort.

- Sí, tú siempre llevas razón, eres igual que papá – Se quejó la rubia tocándose su dolorido trasero. Había tenido una caída bastante aparatosa que dañó su orgullo casi tanto como sus posaderas.

- No metas al general en esto – Bufó - No nos parecemos en nada – Sacó su carnet de identidad y se lo enseñó al recepcionista del lujoso hotel que se encontraba a pie de pistas – La llave de la trescientos ocho. Mucha gracias – Le agradeció al joven que no paraba de sonreír a las dos mujeres.

De repente la recepción del hotel que parecía un pequeño hervidero de esquiadores quedó en silencio, tan solo roto por algún cuchicheo de oreja a oreja entre los recepcionistas.

- Al final, ha venido – Dijo uno de ellos en voz un poco más alta, dándole un codazo a uno de sus compañeros.

Lois cogió la llave rápidamente y agarró a su hermana por el brazo obligándola a caminar todo lo rápido que puedes hacerlo cuando llevas unas botas de esquiar puestas y pisas suelo resbaladizo de mármol del caro.

- ¡Vámonos, Lucy! – Le recriminó la lentitud de ésta.

- ¿A qué tanta prisa?

- Nada, quiero llegar a la habitación, darme una ducha caliente y ...

- Señorita Lane – Escuchó a su espalda con la voz más seductora que jamás habían utilizado para decir su nombre.

- Bruce Wayne – Pronunció como si le costara encontrar las palabras, mientras sentía que el corazón se le iba a salir por la boca – Qué sorpresa ... tan agradable – Miró a su hermana que parecía estar en estado de shock – Ésta es mi hermana Lucy – Pero la rubia permaneció paralizada hasta que la reportera le dio un pequeño golpe en el hombro para obligarla a reaccionar.

El Dios y el Mortal. Parte II  (Superman y Batman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora