I A N
Las personas teníamos prioridades. Para algunos las principales son lo más básico: comer, dormir, trabajar y estudiar. Pero yo contaba con otras prioridades: Fiestas, alcohol y sexo. Me valía mierda lo demás.
Cada fin de semana era lo mismo para mi.
Decir que las fiestas, el alcohol y el sexo no me gustaban sería como intentar tapar el Sol con la mano. De alguna u otra forma era una vida que venía llevando desde antes de entrar a la Universidad, desde antes de volverme un Pike y líder de una fraternidad llena de hombres con las hormonas descontroladas.
Aún así era un fiestero medianamente responsable. Trataba de no manejar borracho, y de no acostarme con nadie sin protección; no quería mocosos indeseados ni multas igual de indeseadas.
Mis compañeros de fraternidad piensan medianamente como yo. Aunque como siempre, existían personas que eran la escepción a la regla.
Nathan no era un fiestero empedernido. Se estaba formando como doctor y aunque era un poco más serio que nosotros, no lo excluía de todos los pecados que había cometido. Quizás no bebía hasta perder la razón o no se acostaba con el primer par de piernas que se le cruce, pero aún así tenía sus pequeños detalles que nadie más que nosotros sabíamos.
Lo mismo sucedía con Ben, quien intentaba bobamente esconderse tras una fachada de falsa responsabilidad que tarde o temprano se le terminaría cayendo a pedazos.
–Oigan, ya no hay cerveza –se quejó Axel, saliendo de la cocina y parándose frente a nosotros.
–¿Y qué hago? ¿Te aplaudo? –se burló Aiden, su gemelo Aaron le rió el chiste y ambos chocaron los puños aún con la vista clavada en la pantalla, concentrados en sus videojuegos.
Axel soltó un suspiro cargado de frustración para luego lanzarme una mirada que entendí a la perfección.
–¿Y por qué yo? ¿Qué acaso no puede ir nadie más? ¿Qué hay de ti, Ben? ¿O tú Axel? ¿Y dónde mierda está Nathan? –gruñí.
–Nathan está estudiando en su habitación –respondió Aaron, pausó el juego y volteó a mirarme. Los ojos brillandole con maldad –A diferencia de ti, él si planea tener un futuro decente ¿Sabes? Deberías tomarlo de ejemplo, quizá y se te pega un poco de su inteligencia –dijo con una sonrisa maliciosa.
Y ahí estaba Aarón con sus comentarios cargados de mierda. Siempre era lo mismo, ya estaba acostumbrado a sus comentarios hirientes, eso era lo que lo diferenciaba de Aiden. Ambos tenían el mismo rostro, con la diferencia de que Aiden te respondía con indiferencia y Aarón con maldad. En conclusión: tenían un carácter de mierda.
Ignoré los comentarios de los gemelos malvados y miré a Ben en una súplica silenciosa, este alzó una ceja para luego volver a pegar la vista a su libro.
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¡Adoptemos a la Rubia!| Resubiendo y Pausada
Teen Fiction*PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA: ADOPTEMOS «El mundo nos rompe a todos, más después, algunos se vuelven fuertes en los lugares rotos.» Alisa poseía un don para esconder los fantasmas que la perseguían cada vez que cerraba los ojos, e Ian buscaba algo c...