Decir que no me emocionaba el saber que harían una fiesta de bienvenida en la fraternidad, era una mentira, porque solo Dios sabía cuánto necesitaba beber hasta perderme a mí misma.
Me removí sobre la silla como si tuviera pulgas en el culo, enfrente mío Peter me observaba con diversión, seguramente le causaba gracia que anduviera inquieta ¿Pero qué más podía hacer? Era inevitable para mi, las fiestas y el alcohol eran mi mayor debilidad, como la kriptonita lo era para Superman.
Estábamos sentados en la cafetería, todos en una misma mesa y debía admitir que se sentía extraño estar rodeada de chicos, en especial por las miradas rabiosas que me mandaban varias chicas, casi sentía que podían traspasarme el alma todas esas féminas. Por otro lado varios chicos ajenos a la fraternidad, me lanzaban miradas lascivas que hicieron que se me pusieran los pelos de punta.
No sabía en lo que estaba metida cuando Frank decidió lanzarme a los tiburones sin salvavidas. Pero aquí estaba, tratando de nadar sobre la marea e intentando sobrevivir a la universidad.
-¿Qué rayos te pasa? -la voz de Aarón irrumpió en mi oído en un susurro frío.
Giré la cabeza, viéndolo, sólo para asegurarme de que no estaba alucinando al ver a Aarón con el rostro a centímetros del mío, observándome con las cejas fruncidas. Lucía enfadado y confundido.
-¿Ah? ¿De qué hablas? -le devolví el susurro, volviendo la vista al frente y asegurandome de que ninguno nos prestara atención.
-Que hace quince minutos te estás moviendo en la silla como si tuvieras pulgas en el culo -masculló -Y si las tienes de verdad, agradecería que te alejaras de mi para no contagiarme.
-Oh no te preocupes, ni que fuera mi sueño dorado compartir asiento contigo y tú amargada presencia -respondí en un resoplido, recostando la mejilla en mi puño.
-Eres una hija de...
-¡Aarón!
Ambos nos sobresaltamos al oír la voz de Nathan y nos enderezamos como si hubiéramos sido pillados haciendo algo indebido. El amargado a mi lado alzó una ceja, invitando al tercero al mando a hablar y este esbozó una sonrisa tensa.
-Justo estábamos hablando de que podrías ir con Aiden, Alisa e Ian a comprar las bebidas y comida para la fiesta ¿Qué les parece? -tanto Aarón, como Ian y yo abrimos la boca al mismo tiempo para protestar, pero Nathan se nos adelantó -¿Dijeron que si? ¡Fantástico!
Si Nathan, fantástico será viajar en un auto con esos tres demonios y no hacer que me dejen tirada a medio camino.
Apreté los puños y respiré profundo, tratando de conservar la paciencia para cuando la necesite de verdad. El almuerzo siguió durante unos minutos más, donde arreglaban detalles a los que no les presté atención, ya que me encontraba más concentrada en tratar de idear un plan para no oír con ellos.
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¡Adoptemos a la Rubia!| Resubiendo y Pausada
Teen Fiction*PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA: ADOPTEMOS «El mundo nos rompe a todos, más después, algunos se vuelven fuertes en los lugares rotos.» Alisa poseía un don para esconder los fantasmas que la perseguían cada vez que cerraba los ojos, e Ian buscaba algo c...