No me hizo falta ser adivina para saber quién perseguía mis pasos por los pasillos de la casa, podría reconocerlo incluso con los ojos cerrados.-Deja de seguirme Travis -farfullé apretando el paso para poder llegar más rápido a mi nueva habitación.
-Alisa, espera -suplicó tomándome del codo y dándome vuelta sobre mi eje, encarándolo.
Dios, incluso de cerca seguía luciendo igual de atractivo que cuando lo conocí.
-Tú dejaste claro todo hace años, no entiendo qué demonios quieres hablar conmigo -gruñí alejándome de su toque como si este fuera radioactivo y seguí avanzando hasta que llegué a la puerta de mi habitación, la abrí y antes de que pudiera cerrarla, su cuerpo se entrometió, por lo que me vi obligada abrir la puerta para no aplastarlo.
-Por favor... ¿Podemos hablar?
Normalmente le hubiera cerrado la puerta en la cara si fuera cualquier otra persona. Pero estaba hablando de Travis, aquel chico dulce que amó a mi mejor amiga como si ella fuese lo único bueno en el mundo, aquel mejor amigo que siempre estuvo ahí cada vez que me rompía. Era Travis quién sabía más de mi que yo misma.
Y quizás por eso me fue incapaz de negarle una simple conversación. Con un suspiro me hice a un lado, dejándolo entrar.
Cerré la puerta a mis espaldas y me recosté contra esta, siendo perfectamente consciente de como mi compañero miraba el lugar con cierta añoranza, seguramente recordando cuando me dedicaba a pintar graffitis en las calles en mi adolescencia.
Me aclaré la garganta, llamando su atención y obligándolo a mirarme.
-¿Qué tienes para decirme? -pregunté cambiando el peso de mi cuerpo de un pie a otro, algo que hacía cada vez que estaba nerviosa.
Y tener a Travis en un mismo espacio eran suficientes razones para ponerme nerviosa.
Tomó asiento en el borde de mi cama y bajó la cabeza, jugó con sus manos unos segundos y luego alzó la cabeza, mirándome.
-Me gustaría que ahora que vamos a vivir en la misma casa pudiéramos llevarnos bien... O al menos mejor de lo que te llevas con Ian -hizo una mueca y se levantó, dió un par de pasos en mi dirección y tomó mis manos entre las suyas -No quiero que me perdones por haberte dejado a tú suerte porque sé que nunca lo harías, pero sí me gustaría que tengamos un nuevo comienzo -murmuró ladeando el rostro con tristeza -Quisiera que empecemos de cero ¿Qué te parece?
Negarle algo a Travis era como nergárselo a un niño, porque al igual que los niños, él podía ser impulsivo y buscar mil maneras más para poder acercarse. Una vez se le metía una idea en la cabeza era muy difícil sacarsela, incluso aunque siempre fuera el más racional de nuestro grupo.
Además necesitaba un poco de compañía conocida en este asqueroso purgatorio.
-Ven aquí, idiota -susurré tirando de sus manos y envolviendo los brazos alrededor de su cintura, me correspondió al abrazo mientras recostaba la barbilla en mi cabeza, ya que mi amigo siempre había sido más alto que yo.
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¡Adoptemos a la Rubia!| Resubiendo y Pausada
Fiksi Remaja*PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA: ADOPTEMOS «El mundo nos rompe a todos, más después, algunos se vuelven fuertes en los lugares rotos.» Alisa poseía un don para esconder los fantasmas que la perseguían cada vez que cerraba los ojos, e Ian buscaba algo c...