Sinopsis

27K 1.1K 485
                                    

-¡Aprenderás a respetarme mocosa! -grita papi y me da una cachetada que hace que caiga al suelo y llore.

¿Por qué me pega? ¿Por qué es tan malo conmigo?

Narrador omnisciente

Mientras la niña llora sin consuelo alguno, su padre se saca el cinturón listo para golpear a la niña.

-¡NO! -aparece la madre de la niña agarrandole la muñeca al hombre mientras la niña llora a mares observando la escena.

5 meses después...

Alisa

-Te llevaremos a un lugar en donde habrán muchos niños y estarás bien ¿Si Alisa? -habla la señora con traje de policía que no conozco.

-¿Y mi mami? -le pregunto y ella me da una mirada que sería de... ¿Lástima?

-Tú mami ya no está cariño, ella está en un lugar mejor. Junto con tú padre. Ven linda -dice la señora y me levanta del suelo.

Baja las escaleras y veo a muchos oficiales con guantes, libretas y otras cosas. Volteo hacia un lado y mi mami esta en un charco de sangre con lo que parece es... ¿Un cuchillo?

-¿Mami? -pregunto y me safo del agarre de la señora que me carga -¡Mami! -corro hacia ella y caigo de rodillas a su lado.

-¡Saquenla de aquí! -grita una voz masculina. La ignoro y lloriqueo al ver a mi mami así.

-¡Mami no me dejes por favor! -le grito entre sollozos.

Siento unos brazos tirar de mi pero me niego a dejarla ir. Grito y pataleo con todas mis fuerzas para volver con ella, pero es inútil. Solo me arrastran, alejándome de ella.

-¡MAMI! -le grito mientras sigo llorando y esos brazos me levantan.

Veo mis manos cubiertas con un líquido rojo y tibio que me escurre entre los dedos.

Sangre.

Murió.

Me dejó.

Mi mami me dejó.

-Ssshh, tranquila pequeña -me dice la señora que me carga y escondo mi cara en su cuello, triste.

4 años después, en el orfanato...

Suéltame! -le grito pero él solo se ríe y sigue quitándome la ropa sin importarle mis gritos y súplicas.

¿Cómo es que nadie me escucha? ¿Dónde están todos?

-Ahora serás mía Alisa -murmura Ashton y estampa los labios contra los míos en un beso feroz que no me molesto en corresponder.

Toma mis piernas desnudas y las separa metiéndose entre ellas. Me quita la última prenda que le impide su propósito y pataleo, tratando de liberarme, pero es imposible.

Finalmente me resigné. Era pequeña, no estúpida. Nadie vendría y me salvaría de mi inminente final.

Ahogo un grito de dolor al sentir como su miembro se abre paso en mi interior mientras hunde la cara en mi cuello, gimiendo contra mi piel.

–Estás tan apretada muñequita –gruñe introduciéndose hasta el fondo y quebrando todos mis sentimientos hacia él.

Duele, duele creer que el chico que creías tú príncipe no era más que un pervertido.

¡Adoptemos a la Rubia!| Resubiendo y PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora