7: Visitando Nueva York.

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-Lo lamento mucho -dijo levantándose y limpiándome con su servilleta.

Era obvio que la poca gente que se encontraba ahí volteara. Se nos quedaron viendo y comenzaban a murmurar y a reír por la escena.

-No te preocupes -reí.

-¿De qué te ríes? -pregunto.

-Todos nos miran... recordé la vez que caímos de las escaleras y yo grite que era una obra, ¿recuerdas? -dije entre risas.

-Sí, no podría olvidarlo -rio.

-En fin... eso fue gracioso.

-Eso creo -comento no muy convencido y seguía limpiándome.

-Oye, tranquilo -dije avergonzada ante su reacción.

-Lo siento de nuevo.

-No te preocupes -se sentó y reí-. Lamento habértelo dicho así, tan de prisa.

-Yo lamento esa reacción -respondió apenado.

-Era lógico... supongo -reí-. Descuida -sonreí.

-Amm... ¿y a dónde irás? -inquirió.

-Con mamá a Nueva York.

-¿Cuánto tiempo?

-Una semana quizá.

-No es mucho tiempo... de igual modo te extrañaré.

-Sí, lo sé. Supongo que yo también.

-¿Supones? -cuestionó un poco molesto.

-Era broma. ¡Claro que te extrañaré!

-Comenzaba a molestarme -dijo divertido.

-¡Eres un gruñón! -me carcajeé.

-Sólo espero que te vaya bien y que diviertas.

-Gracias -respondí.

Nos quedamos un tiempo más ahí. Terminamos de comer y cada quien regreso a su respectiva casa. Termine de empacar lo que necesitaba.

Al día siguiente salió el vuelo muy temprano, apenas alcanzamos a llegar al aeropuerto para abordar el avión.

Llegamos luego de unas cuantas horas ya estábamos en Nueva York. Más tarde ya nos encontrabamos en la casa de la tía Mary y no desempaque, eran muy pocos días como para hacerlo. Sólo fui a dejar mis maletas en la habitación donde me quedaría por estos días y descanse un poco.

Me recosté en la cama y no sé exactamente por qué razón pero comencé a recordar todo lo que había pasado años antes, cuando conocí a Drake y la manera en que lo conocí. Estaba aburrida, así que baje a la cocina por algo de beber, la tía Mary y mamá estaban ahí.

-¿Qué tienes hija? ¿No te agrada la casa? -cuestiono mamá.

-No, nada de eso.

-¿Entonces?

-Sólo estoy un poco aburrida.

-¿Y por qué no sales a conocer un poco? -comentó mi tía.

-Pero, ¿no sará peligroso? -murmuró mamá.

-¡Para nada! -dijo mi tía-. Es un barrio un tranquilo.

Nos quedamos calladas un momento, mamá no se veía muy convencida.

-Está bien, ¡ve! -acepto mamá.

Yo sólo sonreí, me acerque a darles un beso en la mejilla y salí casi corriendo de allí. Me encontraba caminando por ahí y de repente en un cruce de calle, esperando a que el semáforo cambiara, alguien me llamo.

-¿Mo? ¿Eres tú?

No sabía si voltear o no, tenía miedo... pero algo me decía que no era nada malo y de hecho esa pequeña voz se me había hecho un tanto conocida, y entonces me decidí y volteé.

-Amm... sí.

No lo había visualizado bien, tenía un pantalón de mezclilla azul marino, y una playera blanca con cuello tipo "v". Lo vi y pensé que era Drake, claro sólo por la forma de vestir, portaba unos lentes obscuros que cuando se deshizo de ellos, descubrí de quién se trataba realmente.

-¿No me recuerdas? Soy Frank -sonrió.

-Sí, ¡claro! Frank... ¿cómo has estado? -pregunte.

Está vez me sería difícil huir de él. Ya no cruzamos la calle y decidimos caminar hasta una plaza que estaba cercana, ahí me di cuenta que ya no era lo que solía ser... él había cambiado demasiado.

-Bien, aunque no tanto como a ti. ¡Mírate!

-Gracias. Pues no me quejo -respondí sonriendo.

-¿Y qué has hecho?

-Sí, de hecho sólo vine de "vacaciones". ¿Tú te mudaste, no?

-Sí me mudé -aseguró.

-¿Y dónde vives ahora? -cuestione.

-En Italia.

-¿De verdad? -me sorprendí.

-Sí.

-Debe ser una ciudad, ¡bellísima! -de hecho era una de mis ciudades favoritas.

-Por supuesto -aseguró.

-¿Y vienes de vacaciones, también? -pregunte.

-No, sólo vine por unos asuntos de trabajo.

-¡Ah, qué bien!

-Y... ¿quieres tomar algo?

-Claro.

Llegamos a la plaza y nos fuimos a una cafetería que estaba dentro de ella, entramos y nos sentamos en una mesa cerca a la ventana que daba a la plaza. Ordenamos dos cafés y continuamos platicando.

-¿Y qué has hecho de tú vida? -me cuestiono.

-Pues trabajar, ir a fiestas... no sé, una "vida" normal -respondí.

-Eso es bueno. Recuerdo que no te gustaba salir mucho.

-Sí -reí-. Pero conocí a un amigo que sale mucho y pues me invita sus fiestas.

-¡Eso es genial! -comentó.

-Así es.

Continuamos charlando, aunque yo realmente no sabía que más decir o hacer. Tanto tiempo que había pasado que ya ni siquiera podría decir que es un amigo. De repente, sonó mi celular.

-¿Hola? -pregunte, pues el número marcaba como desconocido.

-¿Mo? Soy Drake -escuche del otro lado.

-Oh, Drake... ¿cómo estás? -pregunte confundida, era raro que él llamara.

-Bien.

-¿Ocurre algo? -cuestione de nuevo.

-No, no... toda está bien. Sólo quería saber si habías llegado bien.

-Eres un tipo muy raro, ¡eh Bell! -reí- Pero sí, llegue bien, gracias por preguntar.

-¡Qué bueno! ¿Sabes?

-Dime.

-Estoy aburrido, hoy habrá una fiesta y no quiero ir solo. No estás aquí -reí-. No te rías, hablo enserio -dijo con voz firme.

-Está bien. Pero pienso que deberías ir, te hará bien distraerte.

-No sé... tal vez sí, aunque no habrá nadie que me moleste.

Y entonces recordé aquel día donde todos nos burlamos de él, fue divertido. Aunque el punto aquí era que seguía siendo raro que llamara.

You're The One. | Drake BellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora