5. Tras una batalla.

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NARRA ATHENEA:

Hoy no he visto a ese guerrero griego, aunque tampoco he tenido mucho tiempo para pensar en ello pues ganamos está batalla y mi padre ya había pensado en las celebraciones. Yo no lo veo aún como una victoria, aún así me vestio con joyas y seda.

Bajo a cenar y me siento a la derecha de mi padre ya que mis hermanos están a la izquierda

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Bajo a cenar y me siento a la derecha de mi padre ya que mis hermanos están a la izquierda. Aunque estoy bebiendo y comiendo no puedo quitarme de la cabeza a ese guerrero. Eso es extraño pues jamás me ha interesado ningún hombre no desde que estuve en Ítaca. Al verme abstraída mi padre me pregunto a ver si estaba bien a lo que yo le dije que si

-Hermana si no te conociera diría que estas enamorada- dijo París riéndose junto con mi padre mi hermano y sus mujeres

-Sólo estoy preocupada por la guerra. Deberíamos negociar.

- mi niña vamos ganando no hay nada por lo que negociar.

- padre solo lo digo por si acaso.

- no te preocupes.

Al terminar de comer y empezar los bailes, decidí salir a tomar el aire al balcón. Lo mío no eran los bailes.

- estas bien? Hermosa- me pregunto Glauco, el es uno de los oficiales de mi ejercito, siempre me ha perseguido intentando que me enamorase y nos casaramos.

- perfectamente Glauco gracias por preguntar.

- yo podría animarte, si te dejaras- me dijo mientras se acercaba a mí y me rozaba con sus labios el hombro aunque Glauco era un hombre hermoso con fuertes brazos y piel bronceada,  con mentón fuerte y ojos marrones claro y labios carnosos pero no se asemejaba a los de mi guerrero ítaco y aunque yo jamás hablaba de él seguía presente en mi mente, aún notaba sus manos recorer mi cuerpo y sus labios besando me de arriba a abajo, recordar aquello solo me hacía sentirme febril y sonrojarme. Glauco lo vio y penso que era por él por lo que empezó a besar el cuello, a lo que yo me aparte.

- Glauco, no te he dicho un montón de veces que no- dicho esto me apretó contra la barandilla, hasta hacerme daño.

- no puedes ser siempre así, algún día bajarás la guardia y ese día, te haré mía y gritaras mi nombre mientras me hundo en ti, porque lo quieras o no tú y yo acabaremos juntos. Sabes creo que si te gusto lo que pasa es que no te atrebes a decirlo- dicho esto me soltó de manera brusca y se marchó. Yo jamás acabaré con el antes me tiro al mar. Dicho esto decidí volver a entrar a la sala de la cena, sin darme cuenta de que una sombra me observaba.

NARRA AQUILES:

Escale el muro que rodeaba Troya y sin que los guardias me vieran me colgué de la fachada de palacio y la vi salir de palacio al balcón, aunque me he acostado con montones de mujeres aún no podía olvidarla esa vez pareció mi primera. Vi salir un hombre tras ella, no me lo puedo creer la esta besado y ella se ha puesto roja ,"no le puede gustar", pese. Al ver como lo rechaza me dieron ganas de aplaudir. Jamás he deseado tanto a una mujer y hecho de menos estar entre sus piernas y oírla gritar mi nombre. Tras eso ella volvió a entrar y a lo que yo me marché a las tropas de Grecia e hice llamar a el jefe de mis mirmidones.

- mañana pelearemos pero necesito que hagáis algo por mi...

Aquiles, el guerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora