14.MUERTE

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NARRA ATHENEA:

Mi padre había convocado un consejo de guerra para decidir el futuro de Grecia y Troya.

- Mi señora- dijeron todos inclinandose cuando entre. Me senté al lado de mi padre justo cuando Aquiles entraba dando así la reunión como comenzada.

- Buenos días señores. Hemos sabida que un joven príncipe griego ha fallecido por lo que se ha establecido el luto entre Troya y Grecia. Como sabéis durante este periodo la guerra se estancará. El nombre de ese príncipe era Patroclo.

Nada más oir ese nombre mire a Aquiles, Patroclo era su sobrino, su cara era de la más pura decepción y tristeza.

- Agamenon está dispuesto a firmar la tregua y volver a como antes ya que su hermano ha fallecido con gloria en la arena- prosiguió mi padre- deseo que tu pequeña redactes está tregua siempre se te dio bien negociar.

- claro padre.

- Bien brindemos- a partir de ahí comenzó una gran celebración con vino comida y música.

Vi que Aqueron se marchaba y le seguí hasta su habitación donde este nada mas llegar había empezado a beber vasos de licor.

- Lamentó lo de tu...

- No lo digas!! Esto es culpa mía si yo no hubiera venido aquí el estaría vivo era mi única familia.- grito mientras de desploman en el suelo.

- No es tu culpa.

- No es culpa tuya. Tu me seduciste para que apoyase a Troya. Así lo haces con todos por eso negocios tan bien.

- Aquiles se que estas cabreado y que nada de lo que estas diciendo lo piensas pero para- dije intentando tragarme mis lágrimas.

- Dime- dijo acorralandome contra la pared y sujetandome del brazo- también dejaras que Agamenon te monté y le digas que lo amas. Lo engatusaras para que haga lo que quieres. Te arrodillarse delante de él. Dime de verdad te salve de Glauco o es que a ti te gusta así. También jugaba con el. Lo deducirse y luego...- no pude aguantarme y le di una bofetada mientras lágrimas caían de mis ojos y como pude hui de él.

Me encerre en mi habitación y me pase todo el dia llorando. No puedo creer que no confíe en mi y que me haya dicho eso yo solo quería ayudarle.

NARRA AQUILES:

Estaba borracho pensando en todo lo que le había dicho a Athenea. Me dirigí a su habitación para hablar con ella.

- oye mujer abre!!

- que quieres?- tenía los ojos rojos e hinchados la tez pálida y ojeras.- has venido a decharme más cosas en cara?

- así que la fierecilla está cabreada. Sabes que venía a pedirte perdon pero con ese vestido sólo quiero tomarte hasta que supliques- dije riendome.

- estas borracho.

- No me digas preciosa no me había dado cuenta jajaja dime porque no abres esa boca para mi.- intenté cargar la para llevarla a la cama pero en cuanto la cogí me maree y nos tiré al suelo

- Quita imbecil deberías dormir la mona. Y si quieres que alguien caliente tu lecho busca a una prostituta a mi no me vas a tocar.- dicho eso empecé a verlo todo borroso- joder, Aquiles no te duermas, joder ayuda me a llevarte a la cama.

- Eres la mujer más hermosa valiente y fuerte que he conocido, lamentó todo lo que te he dicho.

- Aquiles no me voy a acostar contigo.

- No quiero que te...- una dulce oscuridad me rodeo y lo último que oí fue.

- Aquiles joder..

NARRA ATHENEA:

No me puedo creer que el muy imbecil se haya desmayado en mi cuarto. Lo acosté como pude en la cama y yo me tumbe en uno de los sofás tal vez mañana me lo aclarará todo pero esto no se me iba a pasar con un par de carantoñas.

NARRA AQUILES:

Las camas huelen tan dulce, me desperté sin reconocer donde estaba y sin saber cómo había acabado aquí. Oí otra respiración que provenía de uno de los sofás y ahí estaba Athenea. No recuerdo como llegue aquí pero sus ojos estaban hinchados y rojizos por lo que supongo que fui un bruto.

Me levanté intentando no hacer ruido pero Athenea era una buena general y con lo más mínimo se despertaba.

- Buenos días Athe.

-Hola.- dijo con un claro resentimiento en la voz.

-Como llegue...??

- borracho diciendo que me querías hacer tuya.

-lo lamento- intenté acercarme a ella pero se apartó y entonces lo vi las marcas moradas de su brazo- yo te hice eso? Por los dioses lo siento yo soy una miseria de hombre no deberías dejar ni que te tocará. No merezco ni mirarte- dije llorando y de rodillas en el suelo- perdóname no te merezco te trate fatal todo lo que dije no era cierto jamás quise... se que no es tu culpa pero yo- Athenea se puso frente a mi y me abrazo yo roce mis piernas con su regazo acogiendo todo el consuelo que ella me daba mientras yo lloraba.

- te perdono se que lo que dijiste no era verdad pero me sacaste me acusaste de cosas horribles.

- te compensare- dije mientras separaba la cabeza de su regazo y la miraba desde el suelo- eres una diosa Athenea hare lo que me pida mi señora lo que sea- pude ver como el calor surgía de sus mejillas e imagine lo que estaba pensando- lo que vos digáis mi señora- levanté la falda de su vestido y metí la cabeza por debajo le separe las piernas y comencé a lamer su intimidad cada uno de sus gemidos era música para mi y su sabor era adictivo y afrodisíaco. Hice que se corriera 5 veces cuando noté sus piernas flaquea. Me levanté y la lleve en brazos hasta la cama- mi señora deseáis que os haga el amor- sus ojos se abrieron de par en par y yo no pude evitar sonreir. Athenea podia ser dura pero amaba que la tocase y yo adoraba tocar su piel suplicaria por poder hacerlo- así que si deseáis que entre en vuestro interior -dije mientras sacaba mi pene de los pantalones y lo centraba en su entrada- decidme queréis que sea lento o brusco- vi en su cara que ya no podía aguantar más asi que introducir todo mi pene en su interior, lo que no esperaba es que ella me diera la vuelta quedando encima de mi. Hicimos el amor a gritos jamás ninguna mujer me había montado así con tanta fuerza y pasividad.

- Dioses Athenea si que eres una diosa. Amo tu cuerpo, tu piel y tu personalidad- dije besando desde su hombro hasta su cuello.

- te amo Aquiles olvidemos lo de ayer por favor. Te amo- dijo mientras se quedaba dormida sobre mi pecho.

Aquiles, el guerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora