Aquiles, el guerrero

3. Quién eres?

NARRA ATHENEA:

Llegamos a Troya y nuestro padre nos esperaba en la puerta del Palacio, al ver a Helena junto a París me miró reprochado que la hubiera dejado venir.

Se que París es diferente con Helena que con el resto de mujeres, el siempre ha recibido el amor que las mujeres le ofrecían, pero con Helena había amor en sus ojos.

Me acerque a mi hermano mayor
- Por qué has dejado que París se trajera a Helena?

- Has visto como la mira?

-si me he dado cuenta pero valía la pena?

-si. Hermana puede que tu no sepas lo que es el amor pero si llego a dejar a Helena París se habría ido con ella.- eso me dolió pues me trajo recuerdos de Aquiles.
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Al alba las campanas empezaron a retumbar por toda Troya indicando la llegada de los griego, al asomarme al balcón de mi habitación vi una gran flota que llegaba desde la orilla hasta mas allá del horizonte.

Mi padre me esperaba en el pasillo.

-Padre, pasa algo, me marchaba a la armería?

- te quiero dar algo- lo vi desenvainar su espada aquella con la que habia ganado todas las batallas de si vida- esta espada me ha ayudado a ganar todas mis batallas y en ninguna he luchado, por lo que tú lo haces cada día, por tu familia . Tus hermanos están muy orgullosos.

Prepare mis armas, como las dominaba todas llevaba arco, espada, daga y lanza todo cargado en mi caballo Apolo, mientras avisaba a los arqueros que se prepararan, empezaron a disparar mientras montaba junto al pequeño grupo que pudimos reunir en 15 minutos y partimos hacia la orilla donde solo un barco había llegado a atracar. Uno con velas negras y el escudo de Ítaca.

NARRA AQUILES:

Llegue a la playa de Troya antes que los demás barcos y ordene a mis mirmidones que se adelantaran, Aurio el jefe de mis mirmirdones definiria la estrategia.  Al llegar a la orilla saltamos todos a una, matamos a los arqueros más cercanos y nos dirigimos al templo.

-Mi señor no deberíamos profanar un templo- dijo Aurio.

- no me asusta la ira de los dioses- contesté. Mientras veía como un pequeño grupo de troyanos se acercaban. Le lancé una lanza al cabecilla pero lo esquivo con un movimiento muy flexible para ser un hombre. Decidí entrar en el templo y decirle a mis mirmidones que se escondieran para atacar por sorpresa.

NARRA ATHENEA:

Uno de los guerreros, el que parecía el amo, me lanzo una lanza y la esquivé de suerte pero le dio a mi mejor estratega Marte, juro que lo mataré, era como de la familia.

- desmontar, entraremos en silencio, nos estarán esperando así que tener los ojo muy abiertos- le dije a mis hombres y así lo hicimos  mientras el resto de barco Griegos
llegaban a la orilla.

Entramos totalmente tensos mis hombres fueron atacados en el pasadizo. El amo se encontraba en el altar y yo arremeti contra él directamente pero me esquivó.

- pelea- dije con la voz más varonil que pude.

- no, hoy no morirás no sin testigos- me contestó y salió a la terraza que daba a la playa.

Este griego tenía algo que me era familiar, su manera de caminar, sus manos y sus ojos de un verde familiar.
Aunque no podía verle el rostro por el casco.

- tan pretencioso eres que no puedes pelear sin testigos- en ese momento sus mirmidones me empezaron a rodear.

NARRA AQUILES:

Este guerrero era diferente su voz era suave y poco varonil para ser un hombre, era bajo y con poca musculatura no tenía brazos de guerrero pero lo más sorprendente era su flexibilidad la manera de saltar para atacar y de posicionarse y sus ojos azules como el mar que me analizaban con furia.
Le dije a mis hombres que no atacaran con un gesto.

- vete, mañana empezará la guerra- le dije.

- y a los hombres que has matado hoy, sus muertes han sido en vano - me contestó y me pareció oír un pequeño golpe agudo en su voz. Al fijarme más vi que sus piernas eran muy largas y que su pechera era muy abombada.

- se rezará por sus almas- entonces vi ese toque de intriga en su vista antes de que se marchara.

Al llegar al asentamiento de los griegos fui llamado por Agamenón, ese hombre me sacaba de mis casillas jamás aguantaría a la realeza, al menos ya no . En cuanto llegue a la sala vi que todos los reyes estaba arrodillados​ frente a Agamenón.

- Aquiles hoy has peleado bien- me dijo Agamenón al marcharse los otros repuestos.

- ya sabes se recuerda el nombre de los valientes.

- pues el tuyo no se recordara borraré tu nombre de todos los libro sólo se recordará el mío el del gran rey!!

-Pues pelea tú por mi!!- contesté enfadado.

Me marché a mi tienda donde Aurio me esperaba.

- Has visto a ese guerrero? Era muy bueno y muy ágil - dijo

-si lo he visto pregunta a los hombres que te digan todo lo que sepan sobre él?- me había dejado intrigado jamás había visto esa manera de pelear, tanta fuerza y pasión.- Aurio mañana no iremos a la guerra Díselo al resto de mirmidones.

NARRA ATHENEA:

Volvi a Troya tras haber curado a varios soldados y haber enviado a los heridos griegos. Me di un baño, pensando en ese guerrero griego. No podia parar de pensar en esos ojos y esas manos grandes y fuetes, sus brazos musculados y  bronceado. Sin darme cuenta gemi al pensar en su voz. Esto no puede ser- me reprendí mentalmente- nunca me ha pasado esto ahh!!.

Más tarde tuve que acudir al consejo de guerra donde se decidió nuestra estrategia de guerra.
Mi padre me pregunto cómo había ido la pelea en la playa y yo les conté que había visto a varios guerreros muy fuerte aunque  omití mi conversación con el griego.
Antes de  terminar la reunión Paris habló:

- mañana me batire con Menelao por la mano de Helena .

Héctor y yo nos levantamos mirando a mi hermano menor. Yo ante su estúpida idea dije:

- Agamenón no ha venido solo por su hermano sino por Troya si nos conquista poseerá todo el Egeo. Debemos tener cuidado y aunque Troya nunca haya sido conquistada no nos hemos de confiar.

- mi niña por eso eres mi mejor general pero París ha de ser un hombre y cargar con las consecuencias - dijo mi padre. Tras eso nos despedimos.Yo me fui directamente a dormir mañana será un día largo.