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Querido diario.

Una de las cosas que me resultan extrañas en la vida, es la amistad, pero no cualquier amistad, sino el tipo de amistad en él que se crea una conexión medio rara. Esa en la que con sólo una mirada pareces leer lo que te intenta decir la otra persona.

Sí, sé que en algún momento mencione que había abandonado todo lazo fraternal que hubiera tenido con cualquier individuo, pero debido a mí posición ahora me es inevitable hablar de ello.

Y ahora que lo pienso, tengo una tendencia de generar un vínculo de camarería con cierto tipo de personas.

Por ejemplo:

Haciendo un recuento de mis amistades, diría que la mayoría se han tratado de hombres. Tenía más afinidad con ellos que con las mujeres, debido a que así no tenía que comportarme con tanta delicadeza ya que de pequeña no sabia medir mi fuerza con las demás personas. Aunque pensándolo bien, intuyo que los niños que con los que me juntaba en ese entonces, puede que ahora sean chicos gay. Ellos no se juntaban con otros niños porque resultaban ser un poco más violentos, y yo no me juntaba con otras niñas porqué mayormente eran más delicadas que yo. Así que mi nivel de violencia infantil no lo era tanto para ellos y así tampoco yo no sentía culpa de descargar esa energía en alguien más débil.

Lo mismo sucedió en la secundaria, preparatoria y universidad.

Ellos se vuelven una especie de secta. En un club. En una droga. Se vuelve una fraternidad. Una familia.

Tuve un amigo en la universidad. Él se llama Reito K. Él era el chico más guapo de la escuela o eso decían la gran mayoría de las mujeres. Por alguna razón nos hicimos buenos amigos, cosa que no les agradó a muchas chicas debido a que morían de celos por estar en mi lugar. Con el tiempo el rumor de que eramos novios se empezó a propagar por todos lados y yo, que siempre me ha gustado mantener un perfil bajo y alejada de la multitud, ahora resultaba que era el foco de atención de la universidad.

Empecé a obtener mayor notoriedad, cosa que me desagradaba en cierto grado, y más cuando llegaban otros chicos y me entregaban cartas de amor. No supe si era porqué habían descubierto mi belleza o por el simple hecho de que ellos creían que andaba con el chico más guapo y eso a ellos les sumaría puntos de popularidad.

Fue engorroso en aquella época.

El chiste que con el tiempo empecé a prestar más atención en mi relación con Reito, y me di cuenta de que en realidad sí parecíamos una linda pareja feliz. Andábamos siempre juntos de la mano, él me abrazaba y yo lo abrazaba, comíamos juntos, nos gustaban las mismas cosa, podíamos hablar ya sea de música, libros, películas, series, política, psicología. Eramos un buen complemento, tanto así que hasta llegó un momento en él que me empecé a cuestionar si no había cierta atracción física entre nosotros, porqué hacíamos todos lo que los novios hacen, todo menos tener sexo, eso claro está. Y sí, lo admito, llegué a tener ciertos sentimientos románticos hacia su persona... hasta el día que fue atropellado.

En aquella ocasión yo estaba en casa haciendo un ensayo cuando me entra una llamada al celular. Era él. Reito me decía que había sufrido un accidente, y con toda la adrenalina acumulada en mi cabeza por el susto, lo único que alcance a preguntar, fue por la dirección del hospital. Al llegar allí, resultaba que no estaba tan grave como supuse en un principio. El niño estaba muy consciente, con la pierna rota, pero consciente. El chiste que lo primero que me dijo cuando me vio, fue:

-"Natsuki, necesito un favor"

No fue una declaración de amor como había imaginado en un principio. No, claro que no, sino que con los ojos llorosos, Reito, me sostenía la mano con tanta firmeza y cariño mientras me pedía ayuda.

Noir Désir (ShizNat) EDITADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora