Entrada VII

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Entrada VII.

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¡Querido Diario!

Han pasado cinco días desde que perdí mi trabajo, han pasado cinco días desde que me convertí en un parásito para la sociedad, y son cinco días en los que me convertí en una nueva muerta de hambre. Es aquí cuando entiendo aquel dicho de: 'nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde'.

Sí, odiaba a mi jefe. Sí, odiaba mi trabajo. Y sí, odiaba el mísero sueldo. Pero demonios, eso era lo único que me daba de tragar y ahora ni eso tengo.

Ese era el consuelo más grande que tenía en mi vida, y es que podía ver por encima del hombro y saber que por lo menos había alguien más jodido que yo, pero ahora resulta que no, porque cuando se tiene 25 años aún no se tiene idea de que tan bajo se puede caer... Así que ten cuidado querido diario de que te entre esos aires de grandeza, porque puede que el próximo en caer seas tú.

También fue hace cinco días en los que vi por última vez a Shizuru. Ella me dio el número de su celular por cualquier cosa y aunque ella prometió venir al día siguiente... no lo hizo. Y como diría Jónsi:

-"Se puede encontrar dolor de nuevo, cada vez que descubres lo que ya sabías de antemano"

En pocas palabras... no es bueno ilusionarse.

Si he de ser sincera, todo ese tiempo estuve con unas ganas tremendas de hablar con ella. De marcarle a su celular para charlar un poco. Y sí, ya sé que desear no es más que otro síntoma de la esperanza, pero es que no lo puedo evitar tan fácilmente. Ella realmente parecía sentirse responsable por mi despido, por lo que antes de partir, ella me prometió una y mil veces que volvería para saber como seguía con el pequeño golpe.

Sí, me emocione, lo admito. Y es que hace tiempo no escuchaba a alguien hacerme una promesa con tanta efusividad mientras me miraba a los ojos. Así que sí, caí redondita, porqué al día siguiente fui al supermercado a comprar cualquier cosa para hacerle algo de comer. Allí en el mercado decidí hacerle un poco de ramen, no era la gran cosa, pero esperaba que lo viera como un gesto de agradecimiento por su preocupación y de paso darle algo caliente para los frío que se sueltan en la noche. ¡Qué patética! De seguro me veía como idiota esperando que llegará con la comida caliente.

Cuando anocheció fue cuando supe que no vendría...

Había pasado la tarde sentada en la mesa de aquella antigua cocina, esperando escuchar que tocarán a mi puerta, pero no sucedió. La comida ya se había enfriado y mi estomago había dejado desde hace algunos minutos atrás de hacer ruido reclamando por algo de alimento. Ya me había aburrido de esperar, así que mejor me decidí por continuar con mi vida, sin prestarle mucha atención a mi precaria desilusión.

Para pasar el mal trago, me decidí a tomar un respiro, por lo que tomé mi abrigo y salí a dar una corta caminata por el lugar. Antes de salir había visto por el reloj de pared que eran las once de la noche, razón suficiente para seguir mi camino hacia el parque Ares debido a que a estás horas ya no habría tantas personas. La noche era fría, las calles solo eran ligeramente iluminadas por las lámpara y los faros de alguno que otro coche que pasaba por el lugar, mientras caminaba la poca luz me daba la ilusión de que los árboles de sakura se alzaban tan alto como rascacielos.

Me encontraba preocupada. No dejaba de pensar en Saeko y sabía que mi despido sólo me anunciaba dolores de cabeza para buscar un nuevo empleo que se acople a mis necesidades. Tendría que nuevamente enviar mi CV por Internet o ir de puerta en puerta para ver que salia. Un verdadero fastidio si me lo preguntas. Un cansado suspiro salio desde lo más profundo dentro de mí mientras me detenía enfrente de una banca y decidía tomar asiento. Allí sentada sentía que el frío calaba mis huesos mientras veía como el cielo era surcado por aviones cada siete o diez minutos, y millares de estrellas brillaban a trillones de años luz lejos de aquí.

Me sentía un poco triste y melancólica. Era una sensación a la que ya me estaba acostumbrando. Sentía un ligero dolor en el pecho y realmente no sé muy bien como explicarlo, pero era una sensación de que tenia algo atorado dentro del pecho. No, más allá del pecho... más allá del corazón... era sentir algo atorado dentro de mi alma que me hace sentir asfixiada. No sé si has tenido esa clase de sensación... pero era tremendamente horrible.

Esté diario debe de ser una perdida de tiempo terrible, eso yo lo sé, a las personas les gusta leer sobre historias de lucha y de amor, con finales felices, pero para ser sincera... no tengo ni idea a donde me llevará seguir con esto. Creo que todos deberíamos de tener la oportunidad de expresar lo que sentimos sin tener el miedo de ser juzgados, sin necesidad de que alguien te diga cobarde.

Hace tiempo en Internet leí las opiniones de las personas de algunos de los libros que más me gustaron. El primero era "Thirteen Reasons Why" de Jay Asher. En resumen la historia trata de que una chica te cuenta las trece razones por las que decidió quitarse la vida. El segundo es "The Perks of Being a Wallflower" por Stephen Chbosk, aquí el narrador le escribe cartas a un amigo que jamás ha conocido, le cuenta sus miedos, sus locuras sus nuevas experiencia. En algunos Blogs, las personas decían que habían sido una historia increíble, pero otros tantos decían que la chica o el chico habían sido llorones, cobarde y demasiado dramáticos; que realmente sus razones para quejarse habían sido tan burdas y que sí se suicidaban o deprimían sólo lo habían hecho como una forma para llamar la atención. Yo sólo podía pensar que las cosas no eran tan así, hay veces en las que juzgamos y criticamos los comportamiento, pensamientos y acciones de las demás personas sin tomar en cuenta él porque de ello. Alguien me dijo que cada cabeza es un mundo y a veces la realidad que nosotros vemos no es la realidad que ven los demás. Y eso es cruel. Puede que le digas a alguien que lo que dice es patético y que deje de estar de marica, pero a lo mejor no sabes cuantas veces se lo han dicho, a lo mejor no tienes ni idea de cuanto se ha esforzado esa persona en decirte como se siente... y tú solamente le dijiste que dejará de ser marica.

Cuando pienso en ello me pregunto... ¿Qué pude haber hecho para matar a Tomoe? ¿Qué es lo que hice o deje de hacer? No dejo de pensar en ello.

Estaba ahí sentada en mis reflexiones cuando un pequeño perro se acercó al lugar donde yo descansaba. El animal se notaba que era un perro callejero cualquiera, con su pelaje de por si negro, era sucio y francamente no olía a rosas. El pobre se miraba tan flaco y muy seguramente no lo estaba pasando tan bien con este frío debido a que no paraba de temblar. El perro se acerco con cautela y al ver que yo no hacia ningún movimiento peligroso, se posicionó entre mis pies, ahí definitivamente sentí como buscaba obtener un poco de calor. Permanecí en el lugar más tiempo de lo que hubiera querido, sólo para que el sacó de pulgas se calentara, pero de seguir un rato más, seguramente pillaría una gripe o algo por el estilo.

Me levante tranquilamente dejando atrás a mi compañía que ahora dormitaba en mis píes y como pude me retiraba para volver por mi camino. Faltaban tres cuadras para llegar a mi casa cuando escucho un ruido tras mis espaldas, inmediatamente volteo para ver sí no se trataba de algún pervertido.

-"¿que demonios haces aquí?"

Muy inteligente le cuestione al pulgoso ¿Qué esperaba? ¿Qué me respondiera? Me sentí estúpida por hablarle al animal.

Tratando de ignorarle seguí con mi camino, pero cada de volteaba veía al perro seguirme mientras me daba de esas miraditas manipuladoras para que no lo saque a patadas. Cuando llegué a mi casa inmediatamente me metí y cerré la puerta para que no se le ocurriera al animal entrar y cuando me asomé por la ventana observe que el maldito animal se había sentado mirando hacía la puerta mientras lloriqueaba y rasguñaba la puerta pidiendo entrar.

Lo admito querido diario, fui débil, esa patética carita hizo que lo dejara pasar a mi territorio y aunque no fuera lo más saludable le extendí un plato desechable con un poco de ramen, supongo que mi adicción a la esperanza se niega a morir.

Antes de irme a dormir lo vi hecho bolita en un rincón de mi habitación y... ¿Sabes qué? Al verlo recordé mi pequeña fantasía de tener un Duran, me pregunto sí al cachorro le gustará ese nombre.

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Noir Désir (ShizNat) EDITADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora