Entrada VIII

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Entrada VIII

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Querido diario.

¿Te ha pasado que un día de la nada despiertas embriagado de una sensación de paz? Tal vez decir que es paz resulta un poco excesivo, pero por tu alrededor recorre un ambiente de genuina tranquilidad. No sé si me explico, pero se siente como cuando de pronto te miras al espejo y resulta que el individuo que está del otro lado observándote  y al que siempre viste como un mutante deformado... Ahora simplemente te parece de lo más atractivo. No sabes que fue lo que ha cambiado porque en realidad no hiciste nada fuera de lo normal. Así que... Así me siento hoy. Hoy de pronto la vida no me resultaba tan tediosa. No sabía exactamente qué sucedía, porque mis problemas seguían estando allí... esperando que despierte de mi ensoñación.

Levantándome de la cama y dejando atrás mis suaves sábanas me dispuse a aprovecha la mañana.

Hace algún rato había enviado algunas solicitudes de empleo por Internet para ver que pegaba y como ya había de tocado de puerta en puerta algunos lugares en donde trabajar, supuse que era buen momento para intentar relajarme, después de todo no podía darme el lujo de salir otra vez debido a que el dinero se me estaba acabando.

Me disponía a ducharme cuando escucho un estornudo de lo mas chistoso dentro de mi casa. Era extraño porque vivo sola y por un momento pensé que era obra de mi imaginación, pero lo volví a oír, mirando por todos lados descubri al culpable... Era la apestosa volar de pelos, mirándome con sus ojitos vidriosos a la distancia.

-"Vaya ¿Sigues aquí?"

El perro sólo movía la cola de un lado a otro sin hacer ningún ruido.

-"vamos..."

Dije mientras abría la puerta para dejarlo salir.

-"...ve con tu familia, deben de estar esperando por tu regreso"

El animal no se movía de su lugar y solo se me quedaba viendo, debe de ser algo estúpido o a lo mejor no tanto, seguramente quiere que le de algo de comer antes de irse. El muy sinvergüenza busca quedarse con mi ultimo plato de comida. ¡Mendigo perro mañoso! Ahora me encontraba en un ligero dilema moral... Comer o no comer. Podría sacarlo a patadas de una buena vez y así me aseguraría de que no se atreviera a regresar, pero resulta que después de ver película como la de Hachiko o la de Marley y yo, algo dentro de ti te recuerda que te pusiste a llorar como magdalena por sus finales, claro, solo estoy dramatizando un poco la situación y no es como si yo fuera llorado... tanto. Además, quién se atrevería a resistirse a esos ojitos y esas orejitas y a ese... No, nada más, en verdad se ve asqueroso y apesta, primero un baño.

Querido diario, esté perro no me agrada. Cuando le dí un baño fue de lo más dramático, no paraba de llorar y gimotear cuando le caía el agua fría, tentada estuve de mandar todo al diablo y dejarlo enjabonado, pero supe que eso sería cruel... hasta para mí, así que como pude lo termine de bañar.

Después de un rato cuando los dos estuvimos más presentables me dispuse a dividir el desayuno mientras silbaba la canción de Dora la exploradora. Fue en ese momento que me cayó el veinte. Hace tiempo que no silbaba... Hace tiempo que no hablaba con alguien... Hace tiempo que no comía con alguien. Definitivamente esto era obra de mi cruel adicción. Maldita sensación de esperanza que invadía mis pensamientos. El problema no era la sensación de esperanza, esto se asemejaba a inyectar sobre alguna de tus tantas venas unos cuantos milílitros de heroína, esto se sentía como un subidon, la cuestión vendría siendo... ¿En que momento caería la cruda moral? Ese pensamiento mermó mi apetito, así que es saco de pulgas gano en está ocasión.

Noir Désir (ShizNat) EDITADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora