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¿Mi teléfono? no lo he visto hace días desde que me comuniqué con Jin, y me desespera no poder encontrarlo en ninguna parte. No puedo salir de mi cuarto y las veces en las que he salido es solo para buscar alguna película que ver con la compañía de V, Todo debía a hacerlo con él y me fastidiaba; No le he dicho absolutamente nada ni siquiera le he contrariado por miedo, pero el peor miedo que he tenido con él ha sido de su tan amable actitud, sus roces tranquilos y suaves y una sonrisa inocente que relajaria a cualquiera.

Ayer me dijo que día era, 14 de abril, o sea que hoy en 15 de abril y han pasado exactamente 15 días en las que vivo encerrada bajo el cuidado de V que aún no me dice su nombre real y me mantiene con aquella duda asquerosa.

Mis esfuerzos en querer escapar son cada vez más mínimos y prácticamente me acostumbro a vivir aquí, pero si lo pienso, el trato de mi "secuestrador" que tiene conmigo es dulce y precavido, nunca ha tenido algún cambio de humor repentino donde me haya querido golpear o me haya gritado, como se supone que hacen los secuestradores en las películas.

Él era lo contrario a todo, era casi tan suave como Jin.

Jin...

¿Qué es de él? ¿Estará pensando en mí como pienso en él? Extraño estar a su lado, es una costumbre estar con él, aunque V comience poco a poco a tomar su lugar, en el sentido de ser tan cuidadoso conmigo, en protegerme de todo y en saber si estoy bien o no, con la diferencia de que cada vez que le digo que estoy mal (porque estoy encerrada) él trata de consolarme con alguna película; ¿Por qué me conoce tan bien?

—Eunjinie, ten, traje tu cena.

V interrumpió mis pensamientos e hizo que lo volteara a mirar, me senté poco a poco en la cama y recibí la bandeja que me tendió.

Odiaba que me llamara así, solo mis más cercanos lo hacían y escucharlo de su boca es como una apuñalada, comenzaba sentirme asqueada.

—Gracias...

Comencé a comer lentamente con él observándome y al notarlo algo preocupado dejé la bandeja a un lado.

—¿Por qué me miras así? ¿Qué pasa?— Le hablé como si mantuviera una increíble confianza con él, bajó la mirada y se agachó frente a mí.

—Debemos irnos...— Me dijo subiendo su mirada para verme. —Realmente quiero que recorramos lugares juntos, solos...

¿Solos? No. Tuve unos leves escalofrios en mi espalda y él me sonrió con aquella sonrisa caracteristica de él.

—Llegó el momento de que nos conozcamos y olvides que tienes otra vida. Nosotros, comenzaremos una nueva; Ahora cambiate, nos vamos esta noche.

Dijo y salió de la habitación sin mirar atrás.

Seís meses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora