Seís meses.

18.

Mi cuerpo se sentía tan pesado que me era imposible moverme. Intenté levantarme de aquella camilla en la que ne encontraba pero Jungkook notó mi esfuerzo.

—No te muevas, estás bien, estás en casa.

Mis ganas de llorar aparecieron con solo escucharlo pero solo le limité a desviar la mirada.

No sabía si queria llorar por la emoción o porque realmente no quería volver.

Sentí que él suspiró al no ver respuesta positiva de mi parte. Volvió a sentarse en la silla en la que estaba antes.

—Realmente te extrañamos mucho. Ha pasado tanto desde que... Desapareciste.

Las ganas de quererle decir que queria volver a "desaparecer" eran tan enormes pero no debía ser así, no debería querer eso.

Él volvió a mirar hacia otra parte y podía ver como sentía pena por mí, como si se hubiese enterado de que yo tenía una enfermedad mortal o algo realmente grave. Noté como la enfermera entraba en mi habitación y con ella mi padre, su cara roja y ojos hinchados; Se acercó a mi e inevitablemente sonreí.

—Papá...

Él se apuró en abrazarme rodeandome con fuerza como si juntará todas nuestras piezas rotas.

—Hija, dios mío.

Su voz tembló y un escalofrío pasó por mi espalda sin previo aviso.
Sentí la mirada de Jungkook sobre nosotros, tenía una sonrisa radiante. Le sonreí de vuelta pues se había percatado de mi mirada sobre él, la desvió luego de unos segundos y carraspeo incómodo.

Mi padre se separó de mí y me miró a los ojos, noté que temblaba.

—Papá, tranquilo...

Apoyé mis manos en sus hombros y él me sonrió.

—Han sido tres meses sin verte... Todo ha sido tan difícil.

Le sonreí.

—Pero se terminó.

Por ahora.