Let Me Hear You♥[Underfell Fontcest/Sappy]

†22.

Cuando terminó el turno de trabajo de Sans, y este llegó a casa, Papyrus ya se encontraba vestido para su cita.
Solo usaba unos jeans negros, botas rojas, una camiseta negra, una chaqueta del mismo color y su querida bufanda.

—J-jefe, ya volví... — "Se ve muy bien... lástima que está vistiendo así para esa chatarra..."

El nombrado voltea y pasa caminando alado de este.
—¿Qué, quieres un premio por eso?

—Pues si usted lo dice... Quizá un poco de mostaza, o galletitas o un pequeño golpe...

—Agh, idiota, no te daré nada. Me voy a mi cita, tú limpia tu cuarto como te dije— Caminó hacia la puerta y la cerró para dirigirse a dicho lugar.

—Lo siento jefe... Pero esta vez tendré que desobedecerlo— Apago las luces de la casa y salió para seguir a Papyrus, claro, con precaución para que este no se diera cuenta.
Sabía que sería en vano, pues él sentía que su hermano apenas lo quería.

Cuando el más alto llegó, vio que el pelinegro lo esperaba en la recepción, el cual, debía admitir, que no se veía nada mal.

—¡Hello Darling!— Dijo emocionado, para luego abrazarlo fuertemente. Eso sin duda, estaba enojando a cierto esqueleto pequeño.

—H-hola Mett— Contestó Papyrus, quien apenas correspondió al abrazo.

—Te ves muy bien Papy— Tras decir eso, le dio un pequeño beso en la mejilla, lo que sonrojó, pero de forma muy poco visible, al alto.

—G-gracias... También me gusta tu ropa.

—¡Bueno, vayamos a sentarnos!— Lo tomó de la mano para jalarlo y se dirigieron a una mesa del restaurante.

—......— "No quiero que se haga ilusiones..." Pensó Papyrus.

—Grr...— "¡Deja de tocar a mi Papyrus!.... Digo... a mi jefe..."
Pensaba Sans aún escondido.
"Tsk, esto es estúpido, no debí de venir..."

Papyrus y Mettaton tomaron asiento en una mesa del centro del restaurante, el cual tenía varios clientes.

—Tsk....— "Perezco un jodido stalker de mierda..."— Se quejaba, mientras los observaba desde fuera de una ventana.

Luego de eso, BurguerPants llegó de mala gana a tomarles la orden, ya que ese día no había ido el mesero. Cuando lo hizo, volvió a dejar a ese par solos.