Todos tenemos secretos en nuestras vidas. Los guardamos o nos los guardan, los controlamos o escapan de nuestro control. Secretos y cucarachas; eso es lo único que sobrevivirá cuando todo termine.
Maggie Stiefvater,
The Raven Boys II: Los Saqueadores de Sueños.
Las cosas entre Magnus y Alec seguían igual. Alec continuaba buscando a Magnus al trabajo y se quedaban juntos en el departamento del menor, hasta que Magnus tuviese que irse.
Seguían enamorados (aunque no lo supiesen todavía) y aún se daban besos mientras escuchaban el disco francés. O seguían dándose besos aunque no estuviesen bailando o sólo escuchando música.Pero sabían que no todo estaba perfecto. Habían cosas que eran cómo pequeñas fisuras entre los dos.
Alec temía por Magnus, aunque no supiera lo que el escondía. Le había dicho que sus secretos eran peligrosos y temía.
Mientras, Magnus contrató a un guardaespaldas para que cuidara a Alec sin que este lo supiera. Ambos sabían que habían algunas fisuras, pero estás pasaban desapercibidas a su alcance.Todo cambió el día en el que un par de tacones pisó Nueva York.
***
La estación estaba abarrotado de personas que subían y bajaban de los trenes. Una chica joven bajó de un tren que había acabado de llegar.
Miró la estación y a las personas que corrían de un lugar a otro. Se enganchó al hombro la correa del bolso y empezó a caminar, buscando a su hermano.
Isabelle nunca había visto a tantas personas en un sólo lugar, sonrió divertida. Nueva York iba a ser cómo esperaba: toda una aventura.
Mientras caminaba, ignoraba las miradas de quienes la observaban con admiración.
Al final, llegó a encontrar un par de ojos azules que la buscaban de lejos. Isabelle llamó a su hermano y corrió hacia él.
Alec la atrapó y luego la rodeo en un abrazo.
-Estás aquí- dijo Alec, con alegría.
-Hermano mayor, no sabes como son las cosas en casa- le contestó su hermana- Todo es aburrido desde que te fuiste.
-Que raro- río Alec- creí que sería al revés.
-Molestar a Jace no es lo mismo como molestarte a ti.
Isabelle besó la mejilla de su hermano y se tomaron un taxi.***
Alec le sirvió a su hermana una taza de té. Ella la tomó mientras se sentaba en el sillón de la estancia.
Ambos habían acordado, a través de cartas, que Isabelle viniese a visitarlo a la ciudad.
-Y dime, cómo va la búsqueda de trabajo?- preguntó Isabelle mientras se llevaba la taza de té a los labios.
-Bueno,- dijo Alec- Raphael me dio un poco de dinero por la publicación del libro y creo que logrará alcanzarme para lo que quede del mes. Aún sigo buscando un trabajo temporal, pero no he encontrado nada.
-Que me dices de Magnus? Cómo van?
-Estamos bien, nunca me había sentido de esta manera antes.
-Awww, mi hermano está enamorado. Ya te ha ayudado a descifrar la ciudad?La sonrisa que Alec había tenido cuando empezó a hablar de Magnus, desapareció. Isabelle hizo una mueca al ver esto, sabía que algo estaba pasando.
-Que te hizo?- preguntó seria.
-Quién?
-Magnus. Hay algo que está pasando y no me estás contando.
Alec no podía esconderle secretos a su hermana. Para Isabelle, Alec era un libro abierto que había aprendido a leer desde muy joven.
Le contó a su hermana la charla de hace unas semanas que había tenido con Magnus. Isabelle se quedaba callada y atenta, escuchando.
Al terminar el relato, Isabelle cerró los ojos cómo si estuviera convocando un bloqueo del mundo. Sólo para pensar que hacer.
Estuvo de ese modo por medio minuto. Se levantó del sillón y fue a buscar su abrigo que colgaba del perchero cerca de la puerta.
-Quiero conocer a Magnus- dijo Isabelle- Ahora.
-Isabelle, está trabajando. No quiero molestarlo...
-Alec, eres muy dulce, pero no es dulzura lo que necesitamos ahora. Además, iremos cómo clientes.
-Pero...
-Alexander, dije que quiero conocer a Magnus. Voy a conocerlo aunque no vallas.
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La Canción Sigue Igual (Caigo Cautivo #3. Malec AU)
FanfictionTercera parte de Caigo Cautivo Nueva York, década de los '20. Alec Lightwood siempre pensó que le faltaba algo y pensó que lo encontraría al viajar a Nueva York para poder publicar su primera novela y cumplir su sueño de convertirse en escritor. De...