someone to play; frerard ♡

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Let Him Down

Después de un rato comencé a preparar la comida,cuando me encontraba preparando las verduras al vapor recibí una llamada por parte de mi tía, que vive al otro lado del lago.

—Hola Frank soy tu tía Beatrix —se escucho al otro lado de la linea.

—Ahh tía, como ah estado —pregunte para no ser descortés.

—Ya llegaste a la casa —me pregunto amablemente.

—Si estoy preparando algo para comer —quite la olla del quemador porque se me estaba quemando y las verduras no saben ricas quemadas.

—Bueno, si quieres puedes venir en la noche para preparar algo de comer, solo si tú quieres —me reí un poco con su tono de voz, y mordí mi labio mientras le daba vueltas a las verduras.

—Claro tía, pero no quiero carne a la vista de acuerdo —le advertí en un tono burlón.

—Lo que tú digas Frankie, nos vemos en la noche —se despidió y colgó.

Termine de sazonar las verduras, y fui a buscar un poco de pan, pero alguien llamo la puerta, tal vez sería el mismo chico que me trajo la lasaña que por cierto la deje guardada hay porque tenía queso y soy intolerante a la lactosa.

—Voy —grite para que la persona de afuera me escuchará.

Al abrir la puerta me encontré con un chico de rasgos iguales al anterior, solo que un poco más llenito, cabello negro largo, ojos verdes y labios rosados y el no usaba lentes, traía puesto una camiseta de Motorhead y pantalones del mismo color, con la camisa me daba cuenta que sabía de buena música, después de terminar de examinarlo el puso una sonrisa y yo le respondí con el mismo gesto, tomo una bocanada de aire y comenzó a hablar.

—Hola, soy el hijo de los vecinos, ya sabes mi hermano Mikey vino a dejar el platillo que mi madre preparo para ti —comento recargando se en la puerta, y moviendo la cabeza para quitarse el cabello que le estorbaba.

—Ahh si, pero se te ofrece algo —pregunte desviando lo que dijo.

—Si, mi querida madre me mandó por unas papas, no quieres ayudarme con eso —puso una sonrisa amigable y me miro fijamente.

—Si creo que tengo papas en una bolsa, déjame ir a buscarlas —me dirigí a la cocina a buscar el costal, cuando lo encontré y me voltee de regreso a el, el ya estaba dentro de la cocina mirándome.

—Entonces si hay papas —pregunto con una inocente sonrisa en su palido rostro.

—Si hay, cuántas quieres —arrastre el costal y lo abrí para que me indicara la cantidad.

—Esta bien unas cuatro —jugaba con sus dedos nerviosamente.

—Me estás preguntando o me estás afirmando —pregunte yo para estar aseguro.

—Bueno, creo que es una afirmación o depende de cuántas papas me quieras dar tu —seguia jugando con sus dedos.

—Bueno te daré las cuatro —saque las papas del costal y las lave para dárselas pero algo me detuvo.