Capítulo 2

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Matenme por pasar mil ocho mil años sin actualizar.

Los personajes no me pertenecen son propiedad de Disney. La historia y demás, en cambio, son de mi pertenencia en la mayoría.

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Moana cerró los ojos con fuerza, podía sentir a los rayos del sol acariciando su rostro era el día en que arribaría la tribu Ulkui y su señor jefe.

-Moana, ya despierta hija, hoy nos espera un día muy ajetreado.- Dijo su madre hablándole desde la puerta.

-Mmmmm.... no por favor -se quejó- dame 5 minutos ¿si?

-Está bien, pero solo cinco.

-Sii, lo prometo- respondió aún somnolienta.

Pasado los cinco minutos Moana sintió algo húmedo y pegajoso recorrer la planta de su pie insistentemente, la isleña comenzó a reír involuntariamente.

-Jajajaja basta, basta Pua, detente.- El pequeño cerdito salto a sentarse en su regazo y ladeó la cabeza, Moana le rascó detrás de las orejas, Púa comenzó a golpear con su patita como un signo de placer, Moana lo miró a los ojos y sonrió enternecida ante el cariño de su fiel amigo.

-No es que me motive mucho la llegada de ese tal Kóonul, pero de igual forma es algo inevitable.- Suspirando continúo.- Ay Púa! Como echo de menos esos días navegando por el mar y como echo de menos la compañía de Maui. - Sintiendo la melancolía de su querida amiga Pua lamió su mano como consuelo. -Gracias Pua, no sé qué haría sin tí, bien, manos a la obra.

La mañana y parte de la tarde transcurrieron colmadas de tareas, Motunui preparaba la fiesta de bienvenida para sus invitados , así que fue un día pesado para todos. Llegó el ocaso y en el horizonte ya figuraba un barco acercándose, gran parte de la aldea esperaban en la costa el arribo de sus invitados. Moana se encontraba al lado de sus padres lucía un precioso conjunto rojo con detalles violetas y su cabellera suelta adornada con una corona de flores a juego con el vestido.

-Tengo un mal presentimiento de todo esto- susurró más para sí misma, pero su padre alcanzó a escuchar el murmullo.

-Todo saldrá bien.- Le respondió Tui poniendo una mano sobre el hombro de su hija, ella colocó su mano sobre la de él y le sonrió.

El bote arribó a la costa, aunque mostraba un diseño austero no dejaba de dar la impresión de majestuosidad, a Moana le recordó las balsas de los Kokomora de aquella vez en la que ella y Maui se habían enfrentado a ellos, la balsa no era tan grande, pero si guardaba cierto parecido lo que hizo que Moana se pusiera en un estado de alerta.

De la balsa descendieron seis hombres fornidos y muy bien armados con lanzas, los cuales hicieron dos filas y esperaron firmemente parados a los costados, en seguida de ellos un hombre con un penacho ostentoso y un taparrabos con detalles verdes y dorados, comenzó a bajar, su torso desnudo y marcado lucía adornado con un collar de piedras, el único lugar en el que tenía tatuajes era en su brazo izquierdo el cual se hallaba tapizado por estos. Moana arqueo una ceja era un barco demasiado grande tan solo para siete personas, aún así no quiso darle más vueltas al asunto y lo atribuyó a una extravagancia de aquel personaje.
Kóonul se dirigió con con un paso firme y seguro al encuentro de los isleños.

-Bienvenido a la isla de Motunui jefe Kóonul- dijo Moana inclinando la cabeza- nos place tenerlos como invitados.

- Es un verdadero honor para mí, haber sido invitado a su isla y estar en la presencia de la heroína del mundo y jefa de tan majestuosa isla- Respondió Kóonul con voz profunda y embriagadora inclinando levemente la cabeza.

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