Capitulo 3

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El mundo de Moana se derrumbó con estás tres simples palabras, la chica calló de rodillas mientras que el alma se le partía en pedazos.

-No, no, no es cierto, mientes, él no... No puede estar muerto.

Kóonul se inclinó y la tomo de la barbilla obligándola a ver lo a lo ojos.

- No miento querida- observó el rostro de la chica con detenimiento, después de varios segundos exclamó- Oh! Ahora lo veo, estabas enamorada de él- continuó con una sonrisa socarrona.

Moana le lanzó una mirada cargada de odio y desvío su rostro liberándose de su agarre, las palabras de Kóonul la desconcertado, era una posibilidad que jamás se había planteado, le amaba era verdad, es decir, siempre la había pasado bien a lado de Maui y siempre que estaba junto a él se sentía una conexión difícil de explicar, adoraba sus bromas, se sentía segura y protegida a su lado, pero había un sentimiento en su pecho que le era desconocido y que se incrementaba cada vez que lo veía, siempre lo confundió con amistad y ahora lo tenía claro, claro que eso era amor y amor del romántico, aunque mucho tiempo ella lo había reprimido como una forma de protección y ahora jamás podría decirle que lo amaba.

Kóonul caminó en círculos con las manos entrelazadas por la espalda alrededor de los isleños, pareciendo reflexionar la situación.

- Mmmm debo admitir que admiro su espíritu, jamás me habían puesto una resistencia así, por lo tanto en mi infinita generosidad y misericordia les permitiré conservar la vida, me servirán como esclavos y bueno al que no le parezca , se niegue o intente ponerse rebelde...
En un parpadeo Kóonul se precipitó contra un anciano que estaba en el círculo y con una daga de aspecto curioso lo atravesó convirtiéndose el pobre hombre en una estatua de sal al instante, algunas mujeres se pusieron a sollozar.

-Bueno ya era bastante viejo no iba a servir de mucho.

Moana apretó con fuerza los puños mientras que las lágrimas se arremolinaban en sus ojos, quería salir disparada y golpear a ese horrible hombre con todas sus fuerzas, quería hacerle daño, pero no lo hizo y necesito de toda su fuerza de voluntad, pero se contuvo, se contuvo por los demás , por sus padres, por sus amigos, por toda esa gente que era ¡SU GENTE! y que debía proteger, Kóonul era muy superior a ella en fuerza, sin contar aparte que poseía esa extraña arma lo único que podría lograr al golpearlo sería enfurecerlo y sabía lo que él podía llegar a hacer, así que se limitó a morderse el labio inferior con fuerza conteniendo su rabia.

-Bien es tarde y ha sido un día bastante agotador, así que creo que todos debemos ir a descansar, porque mañana inicia su nueva vida como esclavos y los quiero presentables ya que quiero obtener una buena paga, claro que conservaré a los mejores- Kóonul anunció esto con todo el cinismo del mundo, después dirigiéndose a un hombre que parecía ser su segundo al mando le dijo - encierrenlos en las cabañas y quiero dos guardias por cada una.

-Si señor- dándole una orden a sus hombres los soldados prosiguieron a tomar a los aldeanos bruscamente.

Kóonul de dirigió a Moana y la tomo del brazo haciéndole daño.

- A ti voy a conservarte, aunque no dudo que pagarían una muy, muy grande cantidad por una princesita- aproximó su rostro al de ella y le dijo con una sonrisa burlona que le causó repulsión a la isleña.

Moana lo miró con despreció, sin poder contenerse por más tiempo le escupió en la cara.
Kóonul paso su mano por la cara para limpiarla, cerró los ojos y suspiró como alguien que está muy cansado, dio media vuelta pero de improvisó volteo y le soltó un revés que tiró al suelo a la chica.
Sin inmutarse por el palpitante dolor de su mejilla y labio Moana lo miró con la dignidad de una reina.

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