Capítulo 7

558 53 9
                                    

Juro que no morí

"No mires atrás, no mires atrás" se repetía una y otra vez mientras apretaba los dientes,  la imagen de Maui rodeando con sus brazos a la diosa le  invadió como un parásito acaparador en su mente causándole un dolor que si bien, parecía intermitente se convertía en suplicio a cada oleada de pensamientos y emociones.

- Maldición Moana ¿Por qué te afecta tanto? - Masculló para sí misma con rabia  frenando finalmente su precipitada marcha en seco, el dolor físico parecía un recuerdo lejano comparado al remolino de tristeza que se agrupaba en su pecho, sin darse cuenta había llegado al abismo del precipicio y observó el vacío con desolación sin poder evitar que una sonrisa amarga se formara en su rostro.

"Bueno, su pongo que de cualquier forma ya lo sabía, después de todo somos de mundos diferentes, él... él es el gran Maui semidiós del viento y el océano, héroe de todos... Es una leyenda y yo... bueno, solo soy, una simple humana, una mortal y .... ¡Argg, no debería pensar  en esas cosas, basta yo misma! Maui y yo somos amigos, los mejores y eso nunca va a cambiar... nunca va a cambiar".  Se repitió mientras se dejaba caer en la tierra arenisca y dibujaba algunos contornos con su mano en ella para despejar su mente. "¿ A quién engaño? ¿des de hace cuánto tiempo fue que deje de verlo solo como un amigo?"

Tal letanía de designios revoloteando en su cabeza se vieron interrumpidos cuando la tierra se estremeció, enseguida se puso de pie y notó que pequeñas nubes de polvo comenzaban a levantarse,,  plasmando grietas amenazadoras que se expandían con rapidez entre sus crujidos angustiosos que surgían de las rocas al quebrarse. Un segundo temblor azotó la tierra con mayor intensidad y casi le hizo perder el equilibrio, Moana se encontraba desconcertada. 

Como si los temblores de la tierra no fueran lo suficientemente extraños a lo lejos en aquel cielo opaco surgieron luces de un brillante color rojizo, suspendidas e inertes pero solo duraron alguno segundos ya que con una velocidad abrumadora comenzaron a caer del cielo.

-¿Pero qué?

-¡Nos vamos ya!

Moana no pudo quedarse a averiguar sobre lo que eran esas cosas pues Maui la había sujetado de la mano y saltó por el acantilado llevándola con él, el viento acarició sus rostros y con el bramido del viento acaparando sus oídos Moana apenas y pudo escuchar el característico grito de júbilo de su compañero quién con su anzuelo ya había cambiado su forma a la de halcón gigante se había posicionado debajo de la isleña para tomarla del aire con delicadez.

-¡Mo, sujétate fuerte! 

Moana se apretó con sus agarrotados dedos de las plumas, mientras un proyectil  de un calor apabullante  y con un destello rojizo pasó rozando cerca de ellos, después uno más seguido de otro y otro. "¡Son ROCAS, Rocas candentes!".

La  cantidad de rocas ardientes aumentaba al punto en el que  Maui soltaba  maniobras en el límite de una velocidad imposible para esquivarlas, Moana comprendió que no iban a poder seguir así por mucho tiempo más, era notable que el semidiós no se encontraba en su mejor forma después de pasar mucho tiempo como prisionero estaba débil y aunque él trataba de aparentar que no era así Moana era consciente de que el semidiós en poco tiempo se encontraría al límite de su fuerza. Fue cuando vio el relieve de  la cordillera que gritó:

-¡Maui, ahí!- El semidiós captó la intención de la chica y se dirigió velozmente para resguardarse de los proyectiles, en cuanto estuvieron a salvo el semidiós recuperó su forma humana.

- ¡Maldita sea!- había golpeado con un puño la lisa pared de piedra, se sentía frustrado y por ende vulnerable pero sabía que tenía que recuperar la compostura en cuanto antes, desdé que había conocido a Moana había encontrado una razón más que la de él mismo para luchar, no entendía la razón pero sabía que el hecho de haberla conocido le había otorgado a su vida un giro de 360 grados, y quería, no,... Necesitaba, protegerla, cuidarla hacer todo lo que estuviera en sus manos para que Moana estuviera bien. En cualquier otra situación salir de ese lugar había representado para él, "el gran semidiós Maui, héroe invencible"  solo un juego de niños, no obstante, las circunstancias eran otras y debilitado como se encontraba la situación era complicada, teniendo a alguien a quien cuidar y proteger no podía darse el lujo de revivir ese estilo despreocupado reinante de imprudencias.

Pídele tu deseo a una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora