|9. E l s a.|

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Aviso: Si no se han dado cuenta, esta historia está basada en la Bella y la Bestia. ¿Por qué?
Basta con ver en la actitud de Jack y Elsa.
Sólo está BASADA, me inspiré cuando vi la película animada con mi sobrina. Aún recuerdo esa tarde...
En fin, espero que esto no influya en que si lean o dejen de leer la historia.

Soundtrack 9: Abrazame - Camila

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Miro y miro a mi alrededor, no puedo creer que Jackson ha hecho esto. Una biblioteca acogedora, cálida y cómoda se hayaba frente a mis ojos. Nunca había visto tantos libros, en mi antigua casa nadie leía, y tan sólo mi abuela tenía tres libros que me los ha dado.
Pero esto es demasiado...

—¿T-Te gusta? —lo oí preguntar con cierto nerviosismo

—¡Me encanta! —sonreí antes de ver sus bonitos ojos azules—, es muy hermoso. Acogedor.

—Acogedor... —repitió, y asintió— Yo quería eso, que te sientas acogedora, en casa. Porque esto es tuyo, tu lugar.

—¿E-Enserio? —pregunté sorprendida—, ¿todo esto?

—Así es, esto es tuyo, Elsa.

Sin evitarlo lo abracé, no quería mostrarme débil o emocionarme mucho, pero esto significaba mucho para mi. No me importaba lo material, sino lo que demuestran. Nunca recibí ni una felicitación de cumpleaños o algún regalo para navidad, tan sólo regaños, castigos y golpes.
Me di cuenta que con Jackson no sería así, sabía que había alguien bueno bajo esa capa de hielo que no mostraba ningún sentimiento.
Quizá, después de todo el sufrimiento, podría ser feliz.

—Gracias, Jackson —susurré tras separarme.

—Sólo Jack —por un momento vi la cálidez en sus ojos.

Sonreí dulcemente.

—Disculpen —la voz de Robert se hizo presente—, Señor Frost, lo buscan.

—¿Quién?

El hombre no respondió, sólo se miraron un momento antes de que Jack se disculpara conmigo para retirarse junto a Robert. Me dediqué a leer los títulos de diferentes libros hasta encontrar uno que me llamara la atención: Cumbres Borrascosas.
¿Y si lo leo junto a él? ¿no le molestará o sí?

Dejé el libro sobre un sillón ya que decidí mejor ir a preguntarle, quería pasar tiempo con mi esposo. No tenía nada de malo después de todo.
Entré por la salida al patio, no había nadie y sólo oía voces femeninas junto a las de Jack.
¿Quién será?
Al cruzar el pasillo llegué a la sala, el corazón se me paralizó al ver como aquella pelinegra le besaba en los labios. No debería de importarme, él la había alejado, pero aún así había dolido.

—No —pronunció el peliblanco, sin expresión y su ceño fruncido—. Ni se te ocurra volver a hacerlo.

La mujer no hizo nada, su mirada topó con la mía y la sonrisa que mostró me hizo sentir miedo. Aquella sonrisa no era como la de Sarah o como la que Jackson me mostró por primera vez anoche al bailar, la sonrisa de esta mujer era como la de mi madre o Anna. Tan cínica y burlesca...
Ella no es buena, aléjate. ¿Pero quién es?

—¿Así que tu eres la Sra. Frost? —me miró de pies a cabeza, y bufó—, no eres tan bonita como pensé que lo eras.

—Basta, Tooth —Jackson la intentaba callar, sin embargo, ella se acercó a mi. Retrocedí por instinto.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó, apenas podía hablar, ella me daba miedo—. ¿Qué pasa? ¿no hablas?

—¡Dije ya basta! —mi esposo la tomó bruscamente del brazo para alejarla de mi antes de verme—. Vete, yo iré en un momento, ¿okey? —no me movía, mis ojos estaban lágrimosos—. ¡Elsa, hazme caso de una vez!

Oírlo me hizo sobresaltar. Que no se enoje...
Salí de inmediato, no sin antes escuchar la carcajada escándalosa de esa mujer seguido de un comentario que me hirió: «¿Elsa? Que nombre más horrible».
Caminé con la mirada baja hasta el final del jardín, sin mirar a nadie. Me senté entre un árbol y un gigantesco arbusto que marcaba el final del terreno. Sólo entonces me permití llorar, con dolor.
Sé que no soy lo mejor en mujer, pero tengo sentimientos. Me dolía cada vez que me trataban mal, me dolía que me rechazaran cruelmente, pero sobre todo, me dolió ver aquel beso.

(...)

Me sobresalté al sentir que me cargaban en brazos. Lo observé: mandibula tensa, mirada molesta. Talvez conmigo, no lo sé.
Me obligó a callar cuando intenté decirle que me soltara, y me llevó a la habitación. En el camino había notado que se había hecho de noche, no había comido. Solamente dormí.
Me recostó en la cama con una suavidad que me sorprendió, ¿no está enojado conmigo entonces?

—Sarah ya viene para traernos la cena al menos —dice mientras se sienta a mi lado para empezar a quitarme las zapatillas.

—No —dije, intentando apartarme—, y-yo lo hago.

No me dejó, me hizo volver a recostarme simplemente. Me quitó las zapatillas y se fue a revisar en mis cajones, noté que regresó con lo que era mi pijama. Me levanté para irme a vestir al baño, no podía creer que él no haya hecho nada por intentar hacerme sentir una basura como lo hacía en un principio.
Me miré al espejo, mis ojos estaban levemente rojos a causa del llanto. Pero estaba mejor, así me sentía.

Al salir, me quedé de piedra al ver su espalda desnuda. Vaya, vaya. Oh, dios, que vergüenza.
Intenté no verlo hasta que noté como se puso su camisa. Estaba en pijamas y la cena ya estaba en la habitación en una pequeña mesa armable.
Me senté a su lado, con hambre, y empecé a comer de inmediato. Tan sólo había desayunado, nada más.

—Te busqué por todas partes —empezó a decir, lo miré de reojo—, sólo no hagas caso a Tooth, a ella le gusta hacer sentir inferior a las demás personas —bajé la mirada, sentí como tomó mi rostro para que  nuestros ojos se encontraran—. Eres hermosa y tu nombre es muy lindo —mis ojos se abrieron más al oír sus palabras—, que no se te olvide.

Sonreí mientras me separaba. Mis mejillas ardían, nadie me había dicho que era hermosa...
Cuando volvió a tomar mi rostro me di cuenta que la había vuelto a bajar. No entendía que quería, con sus pulgares me acariciaba las mejillas suavemente. Estaba nerviosa.

—Odio encariñarme contigo —susurró, juntando su frente con la mia—, es decir, siempre he odiado encariñarme con la gente porque pueden ir se de mi lado.

—P-Pero yo no me voy, Jack —fruncí levemente el ceño, viendo sus ojos cerrados y sintiendo su aliento. Mi corazón latía como nunca.

—Lo sé, y tengo miedo de que lo hagas —dijo.

No dije nada. Estaba demasiado nerviosa, tiritaba incluso.
Entonces lo sentí. Sus labios se unieron con los míos suavemente, con ternura.
Mi primer beso...
Había escuchado en Anna una noche, hace tres años, que su primer beso fue un asco, no era lo que se había imaginado. Yo no lo sentí así.
Jack estaba siendo dulce conmigo, correspondí a su beso torpemente, cerrando mis ojos. Aquel beso no era asqueroso ni horroroso como pensé que sería, me alegraba.

Cuando acabó, abrí mis ojos, él hizo lo mismo sin despegar su frente de la mía. Sonrió, correspondí.
Me besó nuevamente, más ligero, antes de dejarme cenar tranquilamente.
De seguro estaba más roja que de costumbre.

—¿Estás bien? —me preguntó y asentí, sacó una ligera risa—. Pareces un tomate.

Me cubrí las mejillas apenada. Su risa aumentó, me ponía feliz escucharlo reír por primera vez. Era un sonido muy lindo que me hizo sonreír.
Seguimos comiendo ya en silencio, sentía su mirada de vez en cuando, pero me hacía la que no me daba cuenta. Entonces, su pregunta me sorprendió:

—¿Puedo dormir contigo?

Sí, era cierto que él no dormía aquí, si no en otra habitación que no sea la principal. Y me sorprendía que quisiera dormir conmigo después de dejarme en claro que deseaba alejarse de mi.
Aunque es mi esposo, y debo dejarlo, ¿no?.

—C-Claro —susurré ruborizada.

Y Jackson sonrió.

Flechazo de amor |Jelsa| |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora