|26. E l s a.|

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Soundtrack 26: October - Evanescence

Ortografía será corregida... algún día...

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Desde que llegamos a este infierno, he tenido que cumplir órdenes para que no me hagan nada y con ello, dañar a mi hijo.
Cada día, Anna y yo nos dedicamos a las labores de esta casa mientras los insultos de mi madre se oyen a cada rato. Papá se reía al notar la crueldad..., no podía entender porqué hacían eso.

¿Por qué dañar a sus hijas?

Yo seré madre, y a pesar de tener miedo, quiero luchar para poder proteger a mi bebé.

Sin embargo, eso no es lo peor.
Cada vez que nuestra madre va al lago del bosque en el que estamos, y Anna está terminando de limpiar otro cuarto, aparecía mi padre... y no era bueno...

-Hola -su voz susurrando en mi oído me hizo pegar un salto y alejarme de inmediato. Casi dejo caer un plato. Él sonrió malicioso, me encogí en mi lugar, con el corazón latiendo rapidamente por el miedo-. ¿Qué pasa? ¿no te alegras de verme, mocosa?

No respondí. Estaba tan tensa por recordar lo que ha sucedido en estos días que tengo miedo porque esta vez, me haga daño de una forma que antes jamás hubiera pensado que lo haría.

-¿Quién diría que te convertirías en... -sus ojos me recorrieron pies a cabeza, mordiéndose el labio. Sentí como el asco aparecía nuevamente- una mujer demasiado sexy?; y mira que yo no halago a las que vienen con un parásito.

Anna, ¿dónde estás?

Sentí como se acercó para acariciarme la mejilla. Cerré los ojos mientras unas lágrimas se me escapaban sin poder evitarlas. Tengo miedo. ¿Por qué comenzó a hacer esto?.

—Shh... —dijo en mi oído, sin embargo no podía parar de llorar y desear que venga Anna para que papá me deje en paz— Dije que te calles —me apretó las mejillas provocándome dolor. Él sonrió, intentado acercarse a mis labios. Abrí los ojos de golpe, empujándolo con mis manos para resistirme—. Quédate quieta... —gruñó. No hice caso— ¡Quieta, perra!

Casi caigo al suelo de la bofetada que recibí por su parte. Sólo en ese momento escuché como alguien llegaba corriendo y gritaba enfadada cuando papá me agarró nuevamente para intentar besarme. Suspiré de alivio, pero ese alivio fue reemplazado nuevamente por temor cuando vi como Anna se enfrentaba a ese hombre.

—¡ESTÁS ENFERMO! —Anna le gritaba mientras se paraba frente a mi, papá la miraba con furia—. ¡ES TU HIJA, MALDITA SEA!

—No lo es —gruñó mientras apretaba los puños.

—A-Ann... A-Anna —intenté llamarla, pero mis tartamudeos salían en voz baja.

—¡SI LO ES, IMBÉCIL! —mi hermana gritaba como jamás lo había hecho. Estaba roja de la rabia, y yo sabía que todo iba a terminar mal— ¡¿PERO QUÉ MIERDA TIENES EN LA CABEZA?!

—A-Anna...

—¡NO LO ES, MALDICIÓN! —el grito de papá me hizo pegar un grito. Anna iba a enfrentarse nuevamente cuando él la golpeó antes de señalarme mientras ella se a acariciaba la mejilla herida—. ¡ESA ZORRA NO ES MI HIJA!

Me quedé congelada ante aquella afirmación. Anna me miró de reojo, frunciendo el ceño al escuchar el grito de Edward.

—Esa mocosa es de un maldito violador —sonrió con maldad al comprobar mi reacción en shock.

Flechazo de amor |Jelsa| |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora