Un amigo nuestro iba caminando al atardecer por una playa mejicana desértica. Mientras caminaba, divisó a otro hombre a lo lejos. Al acercarse, notó que el lugareño se agachaba constantemente, recogía algo y lo arrojaba al agua. Una y otra vez lanzaba cosas al océano.
Cuando nuestro amigo se acercó más todavía, vio que el hombre recogía estrellas de mar que se habían lavado en la playa y, una por vez, las iba devolviendo al agua.
Nuestro amigo se sintió confundido. Se acercó y dijo:
—Buenas noches, amigo. Me pregunto qué está haciendo.
—Devuelvo estas estrellas de mar al océano. Ve, en este momento, la marea está baja y todas estas estrellas quedaron en la costa. Si no las echo nuevamente al mar, se mueren aquí por falta de oxígeno.
—Ya entiendo —respondió mi amigo—, pero ha de haber miles de estrellas de mar en esta playa. Es imposible agarrarlas a todas. Son demasiadas. Además, seguramente esto pasa en cientos de playas a lo largo de toda esta costa. ¿No se da cuenta de que no cambia nada?
El lugareño sonrió, se agachó, levantó otra estrella de mar para arrojarla de nuevo al mar y respondió:
—¡Para ésta sí cambió algo!
Relato de Jack Canfield y Mark V. Dickens
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CITAS
Avaro es el hombre que inmoviliza cien soles para ganar doscientos y que desconoce las cosas maravillosas que se pueden hacer con cincuenta. —Equis X (Perú)
Sueño con una época en que la fraternidad no necesite publicidad; en que el premio a la fraternidad sea tan ridículo como el premio por levantarse de la cama cada mañana. —Daniel Mich
Si los padres tienen derecho de tener hijos, los hijos tienen derecho de tener padres.
No existe la mujer vieja. Cualquier mujer, de cualquier edad, si ama, si es buena, da al hombre el instante de la infinitud. —Michelet
Nunca cierres los labios a quienes has abierto el corazón. — Dickens
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De todo, para todos.
RandomUn poco de cada cosa que ya existe, y merece ser compartida.