Cierto extranjero hacía alarde ante unos campesinos de que en su país las frutas tenían dimensiones gigantescas.
—Nuestras naranjas parecen pelotas de fútbol, y los plátanos ni hablar, ¡parecen bastones!
De pronto tropezó con una pila de sandías, hecho que aprovechó uno de los lugareños para decirle:
—Tenga cuidado con nuestras uvas.
—Julio Iván Pisúa Gonzáles
—¿Cuál es su apellido?
—Zchernotsiki-Srymbawchauk.
—Pero... ¿cómo se escribe eso?
—Con un guión en medio.
—Augusto Cuartas
Dos hermanos se disponían a hervir unos huevos.
—Te daré una moneda si dejas que te rompa tres huevos en la cabeza —dijo el mayor.
—¿Palabra de honor?
—Sí; palabra de honor.
—A continuación, el muchacho mayor, regocijado, rompió dos huevos sobre la cabeza del menor. Este se quedó muy quieto, para que las claras y las yemas no le ensuciaran la ropa. Luego preguntó:
—¿Qué esperas para romper el tercer huevo?
—No lo romperé. Eso me costaría la moneda.
—E. H.
En una discusión, mi padre dijo a mi madre:
—Soy hombre de pocas palabras.
—Sí, lo sé, pero las repites todo el tiempo.
—S. K.
Dos avezados fotógrafos cumplían una comisión periodística en Alaska, captando con la cámara la fauna silvestre de las últimas tierras vírgenes que quedan en el territorio norteamericano. Cierto día se toparon con un gran oso gris. La enorme bestia los vio e irguiéndose sobre sus patas traseras para identificar mejor a los intrusos, asumió una magnífica actitud según los emocionados periodistas.
De pronto, el plantígrado se lanzó hacia ellos. Para aprovechar aquella extraordinaria oportunidad, ambos continuaron fotografiando al furioso animal, que se les acercaba rápidamente. Por fin, uno de los fotógrafos se inquietó.
—Oye —exclamó—, aquí no hay árboles lo bastante altos para refugiarnos. ¿Qué vamos a hacer?
—No estoy seguro —le replicó su compañero nerviosamente—. ¡Pero uno de los dos podrá tomar una foto sensacional!
—R. F.

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De todo, para todos.
RandomUn poco de cada cosa que ya existe, y merece ser compartida.