Discusiones, poemas y... besos.

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Domingo. Bueno, técnicamente ya es lunes y sigue sola en casa y seguirá durante un par de días más. Ayer Eric tuvo que irse (bueno hoy) Sam llamó a Ruth para quedar y no iba a negarse, aunque no le faltaran ganas. Ha sido un fin de semana fantástico Eric ha sido muy dulce y parecía molesto cuando le dije que debía irse, se resistió un poco pero al final salió por la ventana y saltó la valla para irse a su piso. El sueño se apodera de la chica, que acaba durmiéndose plácidamente y pensando en ese maravilloso fin de semana.

Lunes por la mañana, no hay nada que Ruth odie más. Sale de la casa y cierra con llave dirigiéndose andando al instituto. Pasa por el piso de Eric, gira a la izquierda, luego a la derecha, sigue recto un trocito y ahí está la cárcel. Primera hora: Lengua. Por lo menos su profesor de este año es alguien majo. Se dirige al edificio principal y sube las escaleras hasta el segundo piso, abre su taquilla, coge sus libros y entra en clase, el profesor ya está allí pero aún quedan unos minutos para suene el timbre. Allí están Oli, Eric, Elisabeth y Lucía, esta última corre hacía ella y la abraza efusivamente.

-         ¡Hola cielo!

-         Hola Lucs. – Dice mientras se acercan a la pandilla.

-         ¿Qué ha hecho este finde? – Eric y ella se miran cómplices, ambos con una sonrisa tímida.

-         No mucho. El viernes y el sábado me los pasé viendo pelis y series y ayer salí con Sam.

-         Pues mi querido hermano no volvió hasta el domingo, y no estaba con Savannah, no sé qué andaría haciendo. – dice pícara Effy. Al escucharla Ruth se sonroja levemente.

-         No diré nada. – ríe el aludido.

-         Oye Lucs, ¿Y Sam? – En ese momento la puerta de clase se abre y Sam entra. Pero no solo, le acompaña una chica morena, bajita y lo está abrazando por detrás. Es un año menor que ella. Ruth se acerca enfadada a Sam y lo empuja fuera del aula.

-         ¿Qué coño haces?

-         ¡No, qué haces tú imbécil! – el timbre suena interrumpiendo los gritos de Ruth.

-         Suena el timbre, ya hablaremos.

Entran al aula y se sientan en sus respectivos sitios. Lucía con Ruth, Oliver con Eric y Sam con Amanda, la ex de Eric. Una de las muchas.

-         Buenos días clase. Hoy empezaremos con un gran poeta de la lengua española. Bécquer.

-         ¡Rollazo! – Exclama Eric haciendo a toda la clase reír, incluida a Ruth.

-         Lo sé señorito Durán, para usted todo lo es.

La clase transcurre como siempre, aunque Marco, el profesor, lo hace todo más divertido, y es mucho más moderno y enrollado que la mayoría de los profesores del instituto. Acaba de explicar a Bécquer y Eric interviene:

-         ¿Por qué tenemos que estudiar a poetas viejos? Vale si, el pavo este estaba muy enamorado y todo lo que quieras, pero para descifrar alguno de sus poemas telita eh…

-         ¿conoces a algún poeta actual que te guste, Eric?

-         Pues no.

-         ¿Entonces? Yo no digo que no haya poetas muy buenos actuales, de hecho los hay, pero está en el programa del instituto y debo acatarlo.

-         A veces está bien saltarse los programas, Raquel de informática lo hace siempre. – interviene Lucía.

-         Está bien. ¿Queréis saltaros el programa del instituto? Así será. Para el lunes de dentro de dos semanas quiero que me traigáis un poema que os haya gustado, que sea de este siglo y que os haga sentir algo. Por ejemplo Lucía, tú estás con Oliver, puedes traernos un poema que te recuerda a vuestro primer beso o a como os conocisteis. – La chica asiente satisfecha. - ¿alguna duda? Bien. Podéis recoger.

The Outsider. (El rebelde)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora