—¡Ya! Cálmate hijo, te dará un infarto —apunta, no sin cierta diversión Singer—. Me voy a buscar un café —informa, a la vez que sale por la puerta, dejándole solo en la pequeña antesala en que los han ubicado.
Ha habido un retraso en la hora del juicio, algo relacionado con una avería en el autobús que debía trasladar al jurado. La sesión ha sido aplazada para dentro de tres horas. Jura por Dios que ha sentido ganas de llorar, solo un segundo antes de que su mente se haya puesto a despotricar, maldiciendo en arameo y mentando a la madre de..., bueno, es que estaba nervioso.
Se dejó caer sobre una de las dos sillas que amueblaban aquel pequeño espacio, y tamborileó con los dedos la superficie lacada de la mesa que completaba el conjunto de mobiliario. Lo hizo hasta que agotó la paciencia de Singer que acabó huyendo antes de que le contagiara su desazón. No podía echárselo en cara.
Decidió que era mejor mantenerse ocupado, por lo que tomó su cartera y sacó el expediente del caso para repasarlo, una vez más. Como cada vez que lo abría, lo primero que se encontró, fueron aquellas fotografías. Con cierto recelo, las tomó en su mano, pasándolas una a una.
Las primeras son la escena del crimen. El cuerpo de un hombre, desmadejado sobre una alfombra teñida de rojo. Viste una camisa azul que está abierta, dejando a la vista dos heridas de bala en su pecho. El pantalón también está desabrochado y una de sus piernas se dobla en un ángulo extraño. En uno de sus puños, aún agarra la esquina de un cobertor, como si hubiera intentado frenar su caída sujetándolo.
El cobertor pertenece a una cama desecha, contigua a otra que está sin tocar. Hay más fotos del cuerpo y de la habitación. Una silla volcada y cosas por el suelo, algunas rotas, tales como una de esas bolas del mundo que tenían luz y que eran tan populares hace años.
Deja atrás esas fotos y ahora contempla el rostro del hombre en una foto de archivo. Es moreno, con una barba entrecana por la barbilla, mandíbula fuerte y cejas anchas. Sus ojos son marrones, brillan vivaces, enmarcados por pequeñas arrugas de expresión. El blanco de sus dientes contrasta con el bronceado de su piel y resalta en una sonrisa resplandeciente. Es el rostro de un hombre de apariencia afable, que transmite seguridad y confianza.
Sabe perfectamente quien es, pero no reconoce a esa persona, él nunca tuvo oportunidad de verla y si lo hizo, no puede recordarla.
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Recuerda un día gris, nubes de tonalidades oscuras opacando el sol y amenazando lluvia. Una ligera brisa, aparentemente suave, pero tan fría que le hace arrebujarse dentro de su trenca azul marino. No entiende muy bien porque están ahí y porque todo el mundo parece triste. Él está preocupado porque no ha podido hablar con su padre para preguntarle cuando van a ir a ver a mamá. Anoche su hermano le dijo que ya no la iban a ver más. Está enfadado con su hermano, él es tonto y le dice esas cosas para hacerle rabiar.
Levanta la vista y mira de nuevo esa caja colocada frente a sus sillas y al hombre de negro que habla al pie de la misma, no entiende lo que dice, es demasiado pequeño para hacerlo. Todos se ponen en pie y él los imita, mira a su hermano a su lado y recuerda sus lágrimas, lágrimas que también caen por el rostro de su padre. Y ahora, él también tiene ganas de llorar, tiene miedo por si su hermano no le ha mentido y también tiene frío.
Tironea nervioso del abrigo de su hermano, con los ojos cargados de incomprensión. Él le mira y sonríe chiquito, a pesar de que el verde de sus ojos esta empañado en tristeza y humedad. Lo toma de la mano y siente el calor de la misma apretándole con fuerza.
—Todo va a estar bien —le dice en voz baja. Y él le cree.
Su hermano no le mentía, no le mintió cuando le dijo que no volverían a ver a mamá. Ella se fue y la casa se llenó de silencio, un silencio impuesto a base de gritos cargados de dolor y resentimiento que dos pequeños no podían entender pero que rápidamente aprendieron a acatar.
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The brother keeper
Fiksi PenggemarCuidarlo siempre ha sido su trabajo y lo llevó a cabo hasta el último extremo, aunque eso le haya costado perderlo todo, incluso a él. Wincest AU Esta historia participa en el SlashFest de la página de Facebook https://www.facebook.com/groups/Sl...