Para volver a casa

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Todo había salido mejor de lo que esperaban, un deseado día sin preocupaciones, una noche llena de paz... Todo perfecto.

Hide pensó que se encaminaban por el camino correcto, donde reforzaban sus lazos, donde reforzaban aquella gran confianza que tenían, quizás ahora se puedan dar paso a los inicio de una verdad, quizás con un poco de tiempo piedad convertir su sueño en realidad. La paciencia era una virtud, y él estaba dispuesto a esperar... ¿Pero cuanto tenía que hacerlo?, ¿cuanto tiempo más?; preguntas fáciles de decir, pero difíciles de responder.

Después de ese día perfecto, Kaneki se despidió para iniciar su rutina, con la esperanza de seguir viéndolo más seguido, con una esperanza puesta en que en algún momento, lograría decirle eso que ocultaba...

Valor, era lo que le faltaba, el temor de que esa verdad consiga alejar completamente, y para siempre, a su amigo de él, no le dejaba decir lo que tanto Hide quiere escuchar.

Para Hide, éste era un momento decisivo, esa noche, Kaneki le había dicho, que tenía miedo, miedo de lo que podría pasar, éste no hizo más que comprenderlo, debía, y entendía muy bien ese sentimiento de su parte, pero no hay nada que unas sinceras palabras y un reconfortante abrazo; que te hacía sentir protegido. No puedan hacer, para desaparecer ese sentimiento.

Hide veía sonriendo como su amigo se alejaba; ambos despidiéndose con los movimientos de sus manos. Mezclándose entre la multitud, desapareciendo entre la desconocidas personas del día a día.

«"–Nos vemos mañana, Hide."»

Fueron las últimas palabras que le dijo antes de irse. Y ese mañana que Hide pensó se cumpliría... Nunca llegó, porqué Kaneki... Nunca llegó.

–Kaneki... ¿Donde estás...? –decía muy bajo, con una voz quebrada y muy dolida, mirando la foto del portarretrato; sentado en el suelo, recostado de la pared de su cuarto –, ¿por qué, por... Qué... Volviste a alejarte de mí...? –Varías lágrimas recorrían sus mejillas, mientras apretaba con más fuerza; sus manos contra el pecho. La foto de un día perfecto en la feria.

[...]

Los desgarradores gritos, de dolor y desesperación, no eran suficientes para la conformidad de ese monstruo, él quería más, lo quería todo. El carmesí que brotaba de su cuerpo, pareciera nunca agotarse; manchando el piso de sangre. Las peores torturas vividas, el peor sufrimiento, la perdida de la esperanza, la perdida de su humanidad... Pero eso no era nada, comparado con el verdadero dolor, con esa tristeza que lo rodeaba... Todo lo que sufre no es nada, comparado a perderlo.

–¡AAAH!, ¡ARGH! –Ahogados gritos llenan la habitación –. N-Novecientos, n-noventa... Y, tres... N-Novecientos, ochenta... Y, cinco... –Continuó su cuenta, hasta que el monstruo salió de la habitación, con una satisfacción solo momentánea; regresaría por más. Sus lágrimas no tardaron en salir, ¿por qué tenía que ser él?, ¿que lo hacía tan especial?. Poco a poco se daba cuenta, en el monstruo en el que se había convertido; su cuerpo se reponía una y otra vez, curando las heridas... Externas. Había caído en la realidad.

¿Vas a seguir soportando eso, ~ Kaneki-Kun ~?, no tienes porque hacerlo Se recostó junto a la silla, tocando sus negros cabellos; manchados de sudor y sangre. Kaneki no respondió, no dijo nada, pero Rize no paró, sabía muy bien donde le dolía... En verdad –. ¿No has pensado en que les pasará a los que amas? Rize levanto la mirada de Kaneki con sus manos; acunando su rostro en ellas. Este prestó atención a lo que decía –. ¿No has pensado en lo que le pasará a Hide? –Unas lágrimas no tardaron en brotaron de sus ojos al escuchar su nombre; todo frente a los ojos de Rize –. Si continúas así, Hide, morirá...

Lo Que Debí Decir | Tokyo Ghoul | Shōnen-ai | Hide x Kaneki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora