RENACIENDO EN MIS MEMORIAS

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¿Estoy soñando? ¿Es real? ¿Lo que siento es real? ¿La paz que me invade, realmente la estoy viviendo?
Se me cierran los ojos, siento un ahogamiento en el pecho, mis piernas se tensan, parece un grado de excitación muy fuerte, como si me golpearan y besaran a la vez, ¿me estoy muriendo? Abro los ojos y en mi último sentir y pensar veo una luz amarilla muy fuerte invadiéndome y ya mi respuesta está hecha, me he muerto. Y de repente algo me levanta, todo se levanta por el aire.
El agua a mi alrededor se disipa por el aire como si la estuvieran aspirando, pero con demasiada fuerza que yo con el auto destrozado también acompañamos esto. Y en un instante el auto se parte por lo aires, me encuentro flotando extendida con mi cuerpo alrededor, y con una estela alrededor mío de agua girando formando de a poco una burbuja que me protege. Me desespero, no entiendo que sucede, pienso ¿será así la muerte?, intento moverme pero no puedo, me siento muy cansada. Intento ver a mi alrededor donde estoy pero está todo muy borroso debe ser por el agotamiento, y me rindo a esto último. Me puede más, cuelgo mi cabeza hacia abajo, cierro los ojos y me duermo.
Parpadeo muchas veces y no llego a abrir bien los ojos. Hay mucha luz en mi cara, me doy vuelta, me siento abrigada y demasiada cómoda. Intento levantarme mientras me tapo la cara con mis manos, y al finalizar de despejarme, me doy cuenta y pego un grito muy angustioso. —¡ESTOY EN MI CASA! ¡ESTOY VIVA! ¡TODO FUE UN SUEÑO! —grito de asombro y alegría y a su vez desesperación, pero hasta donde habrá sido todo sueño me preguntaba dentro mío, mientras guardaba todo rápido para el colegio y me vestía a las apuradas.
—¡¡Chau má, chau pa!! —les grito, y sin esperar respuesta, salgo rápido de casa.
Voy caminando rápido, pienso en todo lo sucedido. La muerte de Chris, esa tarde con Pet que fue más allá de lo esperado, el vuelco, mi muerte y… pienso mientras me detengo. En una esquina donde estoy, si doblo a mi derecha a media cuadra de la casa de Chris y mientras miro noto algo raro. El padre sale caminando hacia su auto alegre, mientras se detiene reflexiono algo que pensé si fue un sueño hasta donde lo fue. Me pongo muy nerviosa mientras busco mi celular para ver la fecha, tanteo todos los bolsillos hasta encontrarlo y está bien ocho de marzo. Segundo día de clases, ¿entonces lo de ayer fue un sueño? voy corriendo hacia el auto del señor Rivera.
—¡Brian! ¡Brian! —le grito, agitando una mano, quería saber por qué después del fallecimiento he ido a su casa al día siguiente y nunca me atendió. Lo llamé y solo conseguí que me diga nunca tuve un hijo. Nunca hubo funeral, no llegue a saber que paso con su cuerpo y su madre con alzhéimer no podía ayudarme mucho. Cayó en una gran depresión por lo cual no me atreví a molestarlo más y de repente verlo sonriente me sorprendía quizá se pudo recuperar como yo lo hice o eso creo.
—Si ¿en qué puedo ayudarla? Señorita… —me preguntaba sonriente desde la ventanilla de su auto, mientras ponía una cara pensativa como intentando recordar mi nombre.
—Sara, soy Sara, ¿no me recuerda?, ¿se encuentra bien? —le preguntaba con un tono un poco molesta porque sentía que me burlaba y no podía entender como un hombre tan agradable podía cambiar tanto a pesar de lo sucedido.
—Perdone no sé quién es, quizá se confunda con otra persona. —Mientras intenta arrancar su auto.
—¿¡Porque hace eso!? Ya sé que su hijo falleció y a mí también me duele mucho pero porque reacciona así. ¡¡No es la manera de tratar a la gente que intenta ayúdalo!! —Mientras pateo su auto, en ese momento escucho que alguien grita de atrás.
—¡¡Eyyy!! ¿Que está haciendo? Aléjese de mi padre ¡loca! —Me doy vuelta, me quedo helada, estaba tan lindo, una camisa manga corta de a cuadros negra y roja que dejaba ver sus músculos medianamente formados que a mí me gustaban, con su melena mediana suelta como le gustaba y una bermuda de jeans, sonrió y a su vez se me hace lágrimas los ojos.
—Christian —digo melosamente en voz baja.
—¿¡Quién es usted!? Y deje a mi padre en paz —me grita.
—Se lo dije, se está confundiendo. —Escucho a su padre decir desde su auto, no puedo más. Me dan ganas de vomitar, me siento mareada, me tomo la panza, no entiendo que sucede y caigo al suelo desmayada

El lago de los recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora