IMITANDOME

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—¿Sabías que la marca Bulldog de la mochila que llevas puesta al principio hacían mochilas para justamente esa raza de perros? pero tuvieron mala fama en un desfile canino en donde uno de esos perros se la arrancó de encima mordiéndola absolutamente en pedazos, eso arruinó a la compañía muchos decían que el perro fue dopado por una empresa contra. —Me contó acompañando cada palabra con gestos de su mano.
—¿Y a que va todo eso? —Mientras lo observo entrecerrando los ojos y con la boca abierta.
—¿A qué… —hace una pausa—, luego se dedicaron a hacer mochilas para personas? —me pregunta con tono de afirmación.
—Te levantaste gracioso. —Me rio.
—Hay que empezar el día con una sonrisa o eso dicen —dice sonriente—, por cierto hoy comienza el entrenamiento. —Con mirada desafiante.
—¿Ya? ¿Ahora? Pero. —Me abraza fuerte no me deja terminar de hablar que me dice.
—Cierra los ojos. —Le hago caso sentí una sensación alrededor mío, igual a las otras transportaciones y de repente un aire fresco y viento leve—. Ya puedes abrirlos. —Al abrirlos, me veo en la terraza de un edificio de cálculo unos cincuenta pisos acercándome a ver sobre el borde.
—¿Que se supone que haremos acá? —pregunto asustada.
—Acá ingenua Sara te enseñare a flotar. —Me mira sonriendo pícaramente.
—¿Puedes volar? —le pregunto sorprendida.
—No, volar no. dije flotar, no podemos volar —me dice.
—¿Qué diferencia ahí? —Mientras se sienta en el borde de la cornisa y yo me alejo porque empezaba a haber viento y me daba miedo.
—Ayy Sara. —Suspira—. La diferencia es que flotar es elevarse o mantenerse en el aire en una caída en una misma dirección de arriba hacia abajo y solo te puedes desplazar a los costados si caminas en el aire como si caminaras en la tierra. —Mientras juega con una moneda.
—No entiendo, pero supongo que ahora sabré cuando me enseñes —pregunto mientras me cruzo de brazos por el viento.
—Acércate a la cornisa —me dice mientras hace el gesto con la mano de que vaya, yo me acerco lentamente—, sin miedo vamos. —Insiste y me ubico a su lado—. Párate en la cornisa. —Me indica.
—¿Estás seguro? Ahí mucho viento. —Moría de pánico.
—Oooohh ¡vamos! —Me extiende la mano sentado se la tomo y subo a la cornisa miro hacia abajo y mi respiración comenzaba a acelerarse—. Mira hacia el frente no hacia abajo. —Me suelta la mano, me paro firme y le hago caso—. Muy bien —me dice.
—¿Y ahora? —Seguía mirando hacia el frente inhalando y exhalando para mantener la calma.
—Y ahora aprenderás porque es importante. —Lo miro y veo la palma de su mano dirigirse hacia mi espalda rápidamente en el momento que quise reaccionar me encontraba de panza hacia abajo en caída libre.
—¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!! —grité con mucha fuerza durante toda la caída sintiendo como mi cuerpo sin control se ponía de cabeza al suelo. Sentía el aire hacia mí alrededor dejando todo inmóvil salvo mis brazos que se agitaban y viendo caer piso tras piso. Me preguntaba si sería mi muerte en verdad o había un truco al final de todo esto hasta que siento como me atrapa en el aire Loren y se detiene en la trayectoria a unos veinte pisos del suelo.
—Y por eso es importante si te caes, caerás pero tarde o temprano si sabes flotar podrás detener tu caída —me dice mirándome fijamente mientras yo agitada y totalmente asustada pero tranquila de saber que era un truco.
—Bien, bien entendí. —Exhalo e inhalo, nos transportamos nuevamente al techo en donde yo quedo un poco exhausta—. ¿Y como se supone que yo aprenda eso? —Lo miro con una expresión anonadada.
—Solo con tiempo Sara, primero debes subirte a la cornisa.
—¿¡Me tengo que tirar otra vez!? —lo interrumpo antes que termine.
—No voy a tirarme a salvarte una y otra vez —me dice con tono irónico—, solo súbete ahí y salta hacia a la terraza. —Mientras lo expresa con sus manos—. Debes respirar profundo y cerrar los ojos para tener una mayor concentración, lo llevas dentro tuyo el don, no te habrán elegido por nada, solo déjalo fluir imagina que no hay ciencia y leyes que lo prohíban solo vive en tu sueño. —Mientras me dirijo a la cornisa—. Pero antes debo preguntarte algo. —Se acerca hacia mí y yo lo miro esperando la pregunta—. ¿Estás bien? —Yo miro hacia abajo y luego levanto la mirada pero sin mirarlo a él sino a su costado donde se veía el cielo.
—No estoy bien —le respondo sincera.
—¿Por? —pregunta mientras pone sus manos en los bolsillos.
—Tú ya lo sabes puedes saber lo que me pasa —le respondo con obviedad mirándolo a los ojos.
—Se podría decir que si, se lo que haces pero no como te hace sentir, así que no sé qué de todo lo que te pasó te hace sentir mal. Solo me preocupé, si no quieres contarme no me haré problema —me responde mientras se acomoda su flequillo que se despeinaba con el viento.
—Está bien, te cuento. —Bajo la guardia a mis sentimientos—. No me pone mal la separación de mis padres, quizá ya lo venia venir y yo solo estaba ciega de los hechos, mi pelea con Pet.  —Me trabo un poco al pensar en él no sé por qué, quizá sea que me cuesta abrirme contando cosas mías a los demás—. Sé que estaremos bien, nos tenemos mucho afecto. Por lo menos con este Pet sentí por momentos y aun lo sigo sintiendo que lo quiero. —Me doy vuelta de espaldas mirando hacia otro lado para poder seguir contando más abiertamente sin trabarme y sentir que hablo sola—. Y a Chris lo amo, siento eso y aun lo siento cada vez que lo veo pero no sé si el sienta lo mismo que yo, esta con otra y creo que la historia se cerró o por lo menos me doy cuenta de eso cada vez que estoy lejos de él. —Miro hacia abajo melancólicamente.
—¿A quien amas Sara? —me pregunta poniendo su mano en mi hombro.
—Amo a Chris, a mi Chris, el no ama a Luci a pesar del tiempo juntos que llevan eso lo sé por su mirada —le respondo mientras me siento en la cornisa manteniendo mi mirada hacia abajo y apoyando mis manos sobre el borde.
—El tampoco te dijo que te amaba, con el tiempo que llevaban juntos —me dice secamente aunque realista.
—¿Porque me dices eso? —le respondo molesta  mirándolo a los ojos—, el me ama y solo lo sabré cuando se lo diga  pero ahora no puedo con ella en el medio.
—Ya se solucionará, ahora vamos debes practicar. —Se aleja y aplaude para que comience.
Me voy acercando a la cornisa respirando profundamente, intento despejar mis problemas de la cabeza y el hecho de contarle como me sentía mínimamente a Loren me había ayudado a estar más libre y despejada en mi cabeza. Cuando logro subir no miro hacia abajo, solo al frente, doy vuelta observo a Loren y luego al frente de nuevo.
—No olvides concéntrate y despejar tu mente. No existe el mundo, solo lo que vos creas en él. —Asiento con la cabeza, respiro nuevamente, exhalo, cierro los ojos, siento como mis pensamientos se van y fluyen en los aires, como el ruido de la ciudad se disipa y queda todo en silencio para mis oídos. Eso significaba que mi mente ya estaba en blanco, para dar el paso siento como si hubiera pisado parte de la cornisa así que doy un segundo paso con los ojos cerrados y me digo que no puede ser tan grande la cornisa, abro los ojos y grito con euforia.
—¡Estoy flotando, estoy volando! —Caigo al suelo y voy corriendo hacia Loren lo abrazo y le señalo donde flote—. ¿Lo viste? ¿lo viste? —Me sentía emocionada y eufórica mientras Loren solo reía.
—Sabía que podrías —me dice.
—Debemos festejar ¿no? tú haces la torta —respondo contenta.
—Aún falta bastante —responde.
—¿No me tienes fe? —digo sorprendida empujándolo un poco.
—Obvio que te tengo fe sino no estarías acá. —Ríe bromeando.
—Te quiero hacer una pregunta sobre lo que dijiste el otro día. —Me pongo un poco nerviosa, se lo quería consultar en ese momento esta duda, pero me gano un poco el miedo.
—¿Qué pregunta? —me dice sin drama.
—Me pusiste una trampa al principio para que rechace tu propuesta de ser guardiana y así me matarían, ¿a los demás que habían sido seleccionados también les hiciste lo mismo? —pregunto seria.
—Ya sabes por qué —responde cortante.
—No confiabas en ellos. —Asumo, no me sorprende viniendo de alguien que debe decidir quién muere y quien no para cambiar el destino de las personas—. ¿Por qué hacemos esto?
—Tú aun no has hecho nada. —Me mira fijo—. Hay personas que merecen más por talento o suerte que otras, no te puedo decir porque lo hacen, eso solo lo saben ellos, pero así se manejan y solo sigo ordenes, aquellas quienes no tienen una meta no se la pondrán fácil. —Confiesa mientras se apoya sobre la cornisa.
—Eso debe cambiar —le digo mientras le apoyo mi mano sobre el hombro.
—Si me ayudas yo lo haré. —Me mira sonriendo.
—¿Cuál será tu decisión inicial?  —le pregunto.
—Supongo que todos obtengan lo que anhelan —me dice.
Yo sonrío porque detrás de una persona que hizo daño por una causa que se vio justa a eso, veo alguien que intentará enmendarlo a pesar de tantos años, el cree que su hija aún sigue viva, quiero preguntarles más cosas pero se vio listo a irse. —Y eso es todo, debo irme. —Me sacude el pelo como saludando un adiós.
—Hey me dejas acá. —Lo detengo.
—¿Vuélvete en autobús? —Sonríe y antes que pudiese decir algo se teletransporta y desaparece.
—Me estas jodiendo —digo sin creerlo—, mejor la próxima sea aprender a teletransportarme.
Baje del autobús a unas pocas cuadras de casa, debía costear por la de Chris para llegar. Al pasar por su casa lo veo en la ventana del living con el celular en una llamada con aspecto de preocupado, el parece que me ve y cuelga de inmediato y se dirige hacia mí a verme.
—Hola Sara, debo preguntarte algo —me dice apresurado y con tono preocupado.
—Si pregúntame —le respondo extrañada por su reacción.
—¿Has visto por casualidad a Lucí? Es que dijo iría a estacionar su auto en el garaje y vendría pero aún no volvió, ya llame a su familia y no saben nada y se preocuparon lo más raro es que el auto está en el garaje. Temo que le haya pasado algo camino acá. —Se notaba angustiado y miraba a todos lados, con la esperanza de que aparezca me hacía recordar lo sucedido a mí. Podía entenderlo.
—No la he visto en ningún momento. —Quisiera haber sido amiga de ella, aun así poder haberlo ayudado —. ¿Hace cuánto no sabes de ella? —Le pongo una mano en el brazo acariciándolo para que se tranquilice, mientras apretaba su celular con ambas manos, como pidiendo recibir un llamado de ella.
—Hace un par de horas que se fue. —Mira la hora en el celular—. Volveré a llamar a sus padres.
—Cualquier cosa avísame —le digo mientras le doy un abrazo—, seguro se retrasó por algo.
—Espero… el tema es que tampoco atiende. Nos vemos. —Se va a su casa marcando en el celular a llamada a sus padres.
Al llegar a casa me encuentro sentada en mi cama sin nada que hacer, mi papa aun no llegaba del trabajo y me puse a ordenar mi escritorio, ropero y demás. De hecho no había revisado mis pertenencias de esta vida, quizá encontraba algo novedoso que me sorprenda de mi nueva personalidad.
No había nada en mi ropero solo la misma ropa que usaba, sin novedades las mismas aburridas y simples prendas, tal como escojo yo sacando un par de vestidos llamativos para alguna fiesta. En mi escritorio solo encontré la famosa foto con Pet que había sacado al verla tan juntos y sonrientes, me quede congelada, me latía fuerte el corazón, lo extrañaba, la acaricié por unos segundos y la volví a colocar en su marco. Revisé algunos cajones más hasta encontrar una hoja en el fondo de uno, doblada en seis partes, la desarmo y la leo:
“Hola Pet, mi querido amigo, qué más puedo decir de vos. La luz de mis sonrisas de cada día, tantas aventuras vivimos juntos.
¿Recuerdas el día que fuimos a pescar en el lago? Pero tú como eres protector de los animales, decidiste que lo hagamos sin carnada y no pescamos nada. Solo tu un resfrío porque te caíste al agua (o quizá te tiré yo sin que te dieras cuenta).
Hacia demasiado frio el agua estaba helada jajaja es uno de mis días favoritos, te escribo en tu día, en tu cumpleaños, para decirte lo que me cuesta decirte cara a cara que te extraño, cada noche, cada mañana, en cada sueño, extraño tus abrazos, tus bromas, que te preocupes por mí. Fui ciega todo estos tiempos, estuve cegada por alguien que no me conoce, puedo ver el mundo ahora, abrí mis ojos esta vez y te vi a vos, siempre fuiste vos Pet.
Cambiare el principio y diré que ya no eres mi querido amigo, eres mi amado amigo. Te amo, te amo, quiero que lo sepas y cuando leas esta carta te estaré esperando al final, estaré esperando tu llegada para que vivamos nuestra historia, comencemos un mundo que se llame tu y yo. Te ves hermoso leyendo esta carta, búscame.”
Lo amaba, me dijo a mí misma pero nunca se lo he dicho, debo llamarlo, guardo la carta donde estaba, agarro mi celular de inmediato y marco su número ilusionada de que se arreglara todo.
—Hola Pet, soy yo. —Me atiende rápido.
—Qué raro llamándome  —responde un poco seco.
—Extrañaba escucharte —le digo sonriendo feliz de que mis sentimientos se hayan encontrado otro amor aunque siga confundida.
—A pesar de que aun siga un poco molesto, pienso lo mismo —responde un poco melancólico.
—Perdón Pet. —Me pongo triste recordando nuestra pelea.
—No hace falta que pidas perdón —responde.
—Pero quiero hacerlo —le digo.
—Solo no quiero que veas a ese hombre, no es buena persona. —Refiriéndose a Loren.
—¿Que pruebas tienes para decir eso? —respondo con tono serio.
—No hace falta pruebas y si las hay de seguro saldrán pronto —dice muy seguro.
—No sé a qué te réferis, pero no puedo prometer el que no lo vea más  —le respondo dolida de que no pueda decirle el por qué.
—No sé en qué te has metido pero ojala algún día puedas confiar en mí. —Se nota molesto y triste a la vez.
—Confío en vos —le digo con lágrimas en los ojos, me dolió lo que dijo.
—Te extraño y quiero estar con vos, pero debo descansar para aclarar mis pensamientos —me dice sincero.
—Bueno —le respondo triste.
—Hasta mañana amiga. —Se despide.
—Hasta mañana. —Cuelga—. Mi amado amigo.
Uno de mis consuelos usuales era ver hacia el techo imaginar las nubes y el sol entre medio y observarlo sin necesidad de entrecerrar los ojos, como si fuese algo común, tan común que no daña. Lo común no daña me preguntaba, ¿el amor es algo común?
Desearía ser un ángel, los ángeles no tienen esa necesidad porque solo deben proteger ¿proteger es amar? se debe amar a alguien para proteger… ¿Cuál es la diferencia entre estar enamorado y amar? ¿Se puede amar a cualquier cosa o persona pero no estar enamorado de ella? ¿Yo amo a Pet? ¿Yo amo a Chris? ¿Pero qué diferencia hay entre esos dos amores? ¿Porque ya no siento la necesidad de ir corriendo a buscar a Chris como antes? ¿Por qué supere tan fácilmente este cambio? ¿Porque me hago estas preguntas ahora y no antes? ¿Será por no dañarme a mí misma de que me enamoré de Pet?
Suena el celular. Es Brian, el papa de Chris, me dijo con voz quebrada que era para darme la mala noticia de que encontraron a Luci muerta en un callejón cerca del garaje donde debía ir a dejar el auto. No sabía que responder, ni cómo debía sentirme ya que en realidad nunca la conocí.
Solo me ponía mal por Chris, así que fue lo único que respondí en ese momento como estaba el, a lo que dijo que estaba encerrado en su habitación. Yo sabía que hacer, sabia como se sentía en ese momento, ese dolor profundo, la ausencia de alguien que compartía tu tiempo, simplemente los días se vuelven más lentos, pierdes una parte de lo que te hace sonreír.
Fui a su casa sin esperar una llamada para eso, su padre me dejó pasar aunque tenía poca fe en que lograra estar mucho tiempo allí, me encontraba nerviosa no debo negarlo. Cuando llegué a la puerta de su habitación no sabía si tocar o abrir directamente y no sabía que decir después. Llegué a entender a mis padres en ese instante, después de amagar con tocar o abrir opte por la opción de abrir la puerta.
—Hola. —Saludo entrando y cerrando la puerta, él se encontraba sentado en el piso contra el margen de la cama acariciando su guitarra, me quedo parada un instante con las manos en los bolsillos—. ¿Me puedo sentar junto a vos? —sigue sin responder así que simplemente lo hago.
—Muchos me preguntaban que había visto en ella, yo siempre decía que me hacía sentir importante. —Deja de acariciar la guitarra y se queda mirando hacia delante—. Pero no esa clase de importante con ego, sino importante como persona que tengo mucho para dar hacia la gente.
—Creo que es algo que nunca debes olvidar —le respondo, era lindo que hable así de ella porque sentía como si estuviese refiriendo a mí.
—Le encantaba pasar horas escuchándome cantar, decía que alguien que ama el arte nunca se sentirá tan libre cuando hace lo que siente y que yo era así, en mi rostro se veía la libertad en el momento que canto y toco y ella se sentía libre junto a mí en esos instantes. —Se le suelta una lagrima que no se seca solo la deja fluir.
—Es muy hermoso lo que decís. —Lo abrazo.
—Gracias por venir conmigo, me harás falta estos días —dice mientras me mira a los ojos.
—Fuiste amable conmigo cuando lo necesite, obvio que estaré apoyándote —respondo sonriendo.
El crimen de Luci se encontraría bajo investigación policial sin dar resultado alguno, no había pista alguna para dar pie con un indicio, los padres se encontraban devastados pero firmes en su justicia, algo que admiraba.
Por otra parte pasaría un tiempo para volver tener noticias de mis dos amores, no porque no haya querido saber de ellos. Solo intente comunicarme con Pet pero no respondía mis llamados y también he ido a su casa pero su abuela con cara de lamento decía que no se encontraba, así que con cierta tristeza deje de insistir saber de él. En tanto Chris nunca me animé a llamarlo quizá por pudor o miedo de interrumpirlo en su duelo así que me resigne a que él se comunique conmigo, a su vez he dejado de ir a la escuela, con qué fin hacerlo si sería una guardiana del destino, ¿Qué cómo hice para que mi padre no sospeche de eso? Tenía otras clases a que asistir.

El lago de los recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora