A CONTRA SANGRE

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Estamos llegando al final del pasillo donde se encuentra el calabozo de Loren, mientras nos acercamos Pet extiende su mano sin detener la marcha y aun tomándome de la mano. Comenzando a agitar la puerta telepáticamente hasta sacarla de sí y revolearla hacia nosotros con demasiada fuerza que se nos venía encima a golpear gritándome agáchate y viendo como pasaba volando por encima nuestro y terminaba golpeando contra el piso a unos metros de nosotros.
—¿Qué haces tú acá? —dice Loren refiriéndose a Pet mostrando una mirada de desconfianza, se veía golpeado en varias partes del rostro con un ojo hinchado y tomándose de la panza agachado, se encontraba débil.
—Calma solo vengo por ella que me pidió ayuda para sacarte de aquí —dice Pet mostrándose solidario a lo que se levantaba del piso e iba a ayudarlo para caminar.
—Sal de aquí, no quiero tu ayuda —decía Loren molesto alejándolo cuando avanzaba lentamente y yo me acercaba a ayudarlo.
—Vamos necesitamos salir de aquí rápido no es momento de ponerse descortés —le decía mientras colocaba su brazo sobre mi cuello y yo con una mano lo abrazaba por la espalda para ayudarlo a caminar.
—Antes de irnos te quiero mostrar algo Sara —me dice Pet.
—¿Qué cosa me querés mostrar? Debemos irnos, nos pueden atrapar —le pregunto curiosa y apurada.
—Te aseguro que te va a gustar —dice ansioso.
—Espero no sea una trampa tuya —dice Loren aun desconfiando de él.
—Vamos Pet. —Comenzamos a caminar—. Pero intenta que no nos atrapen en el trayecto.
—No lo harán. —En tanto caminamos despacio por Loren que se encontraba débil pero atentos a que no haya nadie esperándonos. Pasamos por a través de los dos guardias caídos que aún no despertaban del desmayo producido por el golpe. Loren lo observa a Pet asintiendo como un cumplido y comenzamos a subir las escaleras donde Loren lo hacía con calma y descansando cada algunos escalones. Al parecer se encontraba con una fractura por el dolor que aguantaba en su pierna derecha, la cual se tomaba cuando nos deteníamos apretando fuerte los dientes. Yo moría de nervios de que alguien bajase y nos encontrara con Loren, por esa causa me saque la caperuza y se la puse a él.
—Espero sea bueno de verdad —le dijo nerviosa a Pet mientras le coloco la caperuza a Loren.
—Sera mejor les cuente antes de desconfíen —dice Pet un poco quejoso.
—Entonces comienza —le respondo.
Y comenzó a contar todo a medida que íbamos camino a tal destino
—En estas pocas semanas que estuve aquí, donde me traían por obligación intente aprender todo por medio de observación y escuchar. Por ejemplo, los rangos están divididos en guardias del destino como ustedes obligados a hacer cualquier acción dada con tal de cambiar la vida de las personas afectando solo acciones de ellas. Guardias del anillo, como yo asignados a estar aquí a vigilar y a reclutar si es necesario. Luego ladridos del norte quienes son una especie de perro grande diría de un metro de altura.
—Espera. —Le interrumpo—. ¿Esos perros eran personas?
—Sí, eran personas —me responde—, tienen una velocidad y poder de fuerza magnifica, por lo cual son mandados a las guerras en caso de que se decida cambiar el curso de una. Se dice que Alejandro Magno no conquisto la India porque ellos lo impidieron, pero entre toda destrucción ahí un sanador y solo uno, el hijo del rey — dice sonriendo como si hubiese descubierto la salvación.
—¿Un hijo? —pregunto sorprendida.
—Nunca escuche de un hijo. —Agrega Loren confundido con su voz que mostraba lo dolorido que estaba.
—Estaba apoyado contra la pared de un pasillo un día, y en el camino que lo cruzaba dicho pasillo venia caminando Cáliz hablando en voz baja. Yo intento esconderme de ella y escuchar lo que dice y llegue a oír que decía refuercen la seguridad contra mi estúpido hermano, necesitamos de sanación si se llega a rehusar, amenázalo con un tajo en su cuello, si es necesario.
—No me digas más nada, estás pensando en ir a rescatarlo con toda la seguridad impenetrable que debe tener —le interrumpo adivinando sus intenciones locas.
—No creo que tenga un hijo, como es que no sabía de él. —Agrega Loren confundido y desconfiado—. De seguro debe ser una mentira tuya para meternos en una trampa.
—Oye si quisiera meterte en una trampa, no me hubiera tomado el trabajo de sacarte del calabozo, hubiera hecho lo necesario para que te mataran ahí —responde molesto Pet apuntándole con el dedo en su pecho.
—Ya quisieras verme muerto ¿no? —Amenaza Loren.
—¡Basta! —grito desesperada mientras los separo—, dejen de pelear estamos juntos en esto, y aun así sería imposible entrar allí Pet. —Le advierto.
—No es imposible si no me dejan terminar, nunca sabrán que tengo planeado. Estuve hablando con un ex guardia de su habitación relevado de allí. Anteriormente eran dos guardias afuera y cuatro adentro, uno en cada esquina separado por un pasillo entre medio, cerrado por puertas en sus extremos que agrego su hermana. Solo cuatro más adentro y dos en el pasillo al lado de cada puerta, para entrar allí, uno de los guardias que está afuera debe abrir una ventanilla rectangular horizontal de la puerta hermética y decir una clave que es según pasado por este guardia inconsciente.
—¿Y los guardias de afuera te dejan decir la clave y pasar así nomás? —pregunto con rareza.
—No, esa es la parte divertida, solo los guardias pueden pasar. —Sonríe.
—Jajaja. —Se ríe con tono sarcástico Loren—. Que divertido. —Entre que Pet lo mira serio.
—Bueno yo simplemente iré, me pararé frente a ellos y con este cuchillo los mataré. —Mientras saca su cuchillo de la espalda.
—¿Desde cuándo lo tenés? —pregunto.
—Eso no importa —responde— luego tocaré la puerta tres veces que me olvidé de decirles. Es la clave para que abran la ventanilla, mientras ustedes esperan en ambos costados de la puerta y si sale todo bien me abrirán, entro saco al hermano y nos vamos.
Y allí iba a Pet sin su caperuza que aún lo cubría a Loren, se dirigía hacia la puerta que aguardaban los guardias parados quienes ya ficharon a Pet con desconfianza. A lo que nosotros nos asomábamos tímidamente desde un pasillo lateral, teníamos bastante suerte que aún no nos hayan visto llegar, y sentía una rareza de que no concurran tantos por acá. Me encontraba tranquila, segura de que le iba a salir todo según planeado, por lo menos estaba así hasta el momento en que se paró frente a ellos, y les comenzó a dar charla.
—¿De qué hablan? —me preguntaba Loren cuando yo arqueaba mis hombros sin saber que responder.
Pasaron unos minutos, donde comenzaban a mostrar risas como si estuvieran bromeándose entre ellos. No me sorprendía mucho viniendo de él que era de bromear bastante pero si no entendía a donde quería llegar con eso. En un momento me mira sonriendo simuladamente, yo le hago gesto de que se apure y él me guiña el ojo y en menos de un segundo saca el cuchillo que se encontraba colocado en sus pantalones a su espalda. A la vez toma del hombro al guardia que se encontraba a su derecha atrayéndolo a él cubriéndose del otro guardia usándolo como escudo y lo apuñala unas cinco veces en diferentes puntos de la panza y el pecho. El otro guardia intenta socorrer furioso, pero le tira encima a su compañero ya muerto que lo toma para no caerse junto a él y en una corrida rápida Pet lo ataca de la espalda con una puñalada en su hombro izquierdo mientras el soltaba el cuerpo de su compañero muerto. Lanza un ruido de dolor con dientes apretados, se da vuelta y se miran frente a frente
—Eres un maldito hijo de perra —le dice entretanto Pet jugaba con su cuchillo pasándoselo de mano a mano.
El guardia extiende su mano para atacarlo pero Pet responde corriendo hacia él sin darle tiempo de hacerle algún daño tirándose encima, cayéndose ambos al suelo
—Es demasiado veloz para uno de su clase —decía Loren sorprendido.
Ya en el suelo, arrodillado encima del guardia que se encontraba mareado, Pet eleva su cuchillo con ambas manos y se lo clava en el pecho. Luego limpia el cuchillo en la ropa del hombre muerto y se lo guarda en su espalda. Se levanta, nos mira y eleva su pulgar sonriendo. Nosotros vamos y mientras Loren se queda parado a un lado de la puerta yo con Pet desalojamos los cuerpos de ahí, llevándolos al pasillo lateral donde estaba con Loren hace un rato y les sacamos sus caperuzas para colocárnoslas nosotros y así pasar inadvertidos. Ya sacados los cuerpos de la zona, me pongo del otro extremo de la puerta tal como habíamos planeado. Pet respira profundo y yo le hago seña de puño apretado dándole fuerza. Golpea tres veces, tardan unos largos segundos en abrir la ventanilla que daba justo a la altura de los ojos, el guardia de adentro no decía nada parecía solo esperar la clave así que Pet, un poco nervioso dice—: inconsciente.
El hombre guarda silencio un rato y pregunta—: ¿quiénes son?
Loren me mira a mí intranquilo y reacciona, va hacia Pet empujándolo hacia atrás y pone la palma de su mano en la ventanilla lanzando su poder. Se escucha gritos de dolor adentro y explosiones hasta que se ve salir humo por debajo de la puerta y en los costados de la mano que dejaba ver la ventanilla.
—No sabía que podía hacer eso en un circuito cerrado —dice sorprendido Loren.
—Habrán cambiado la clave —digo yo confundida.
—O su contacto no eran tan contacto —dice frustrado Loren.
—Bueno al menos salió todo bien. —Intenta ser positivo Pet, mientras le pega una patada a la puerta lográndola abrir que se encontraba hirviendo, por el calor producido de esa clase de poder de Loren.
Cuando entramos en ese pasillo vemos todos los cuerpos incinerados en el piso junto con un olor horrible, parecía a podrido que me tapo la nariz de inmediato.
—¿Pero qué es lo que lanzan de poder exactamente ustedes? —pregunto, mientras ellos se miran cómplices sin saber que responder.
—¡Deténganse o mueren inmediatamente! —Se escucha un grito desde la otra puerta, nos quedamos inmóviles, pero Loren se pone al lado de Pet delante de mío.
—Quédate detrás nuestro y no hagas nada —me dice entre que ambos miran hacia la puerta a lo que sigue una mirada de confianza entre ellos—, yo te escudo y tú avanzas. —Pet asiente.
Se lanzan a correr, Loren iba un poco más lento ya que aún estaba un poco adolorido. El guardia que se encontraba detrás de la puerta imita nuestro ataque a través de la ventanilla pero Loren lo detiene frenándolo con su ataque.
Pet se lanza por el costado dando un salto en la pared extendiendo su mano en los aires derribando la puerta de un golpe aplastando al guardia que atacaba y liberando a Loren de la defensa. De repente aparecen otros cuatro, donde Pet saca su cuchillo y se lo lanza en la cabeza a uno matándolo de inmediato, otro ataca a Loren con su poder y él lo frena con el suyo
Yo voy corriendo a ayudarlo y lo lanzo por los aires con mi telequinesis contra un mueble que se encontraba dentro. Pet se lanza contra uno tirándolo al piso, mientras otro apunta a atacarme a mí, pero Loren va hacia él tomándolo del cuello y volteándolo al piso.
Un guardia le lanza un poder a Pet, que es detenido por Loren quien le tira encima el guardia que había tomado del cuello dándole a él. Aunque por salvarlo recibe un golpe en el rostro de otro, al que yo lo ataco con mi telequinesis lanzándolo contra la pared. Pero aun así no logro salvarlo y es rematado por otro que le lanza su poder. Mi grito de desesperación en ese momento es tan fuerte que Pet se levanta y comienza a matar a trompadas a quien lo mato, pero son demasiados para nosotros. No podemos y en mi desesperación gritando por Loren, uno me toma del cuello y me tira contra la pared quedando tendida en el piso y llamando a Pet que ni bien se da cuenta viene corriendo hacia mí a ayudarme. Pero otro guardia le da una patada en el pecho que lo tumba al piso, estábamos acabados y ahí es donde aparece él, que entra por una puerta ajena a la habitación.
—¡Esperen! —les grita deteniéndolos a sus guardias pero mucho caso no le hacen a sus órdenes y seguían con lo suyo. Pet se cubría con las pocas fuerzas que le quedaban de los golpes constantes de quien lo tiro al piso y yo con mis lágrimas esperaba la muerte de quien estaba extendiendo su brazo para acabarme—, ¡dije que esperen malditos bastardos! —En ese instante se dan vuelta mirándolo a él.
—Recibimos órdenes y no suyas, que dicen claramente que cualquier intruso que entre aquí debe morir —le responde en forma seca uno.
—¿Cuántos intrusos me han visitado eh? ¿Alguien sabe de ustedes? —pregunta a sus guardias—, al menos déjenme saber por qué razón se han tomado en su tiempo en ser los primeros visitantes. —Se acerca a Pet—. A ver tú, levántalo, levántalo. —Le indica a un guardia que lo pone contra la pared y se queda parado sosteniéndose de una pequeña biblioteca—. Por lo que veo en tus ojos eres un verdadero guardia del anillo. —Se sorprende mientras recoge su melena rubia—. ¿Qué te hizo venir a acá? —le pregunta seriamente a lo que Pet responde casi murmurando y él se acerca para oírlo y arquea sus cejas sorprendido al escucharlo—, bueno es lindo hayan venido pero bueno… ustedes tres llévenlos a los calabozos y luego hagan lo que quieran y tu quédate conmigo, ¿pueden hacer eso? —les ordena a los guardias.
—Está bien Alex —le responde al parecer el líder.
—¿¡QUE!? ¡NOOO! —grito desesperada cuando me llevan—, ¿Qué le dijiste Pet? ¡Pet! —le grito desesperada pero estaba demasiado débil para responder, de repente se escucha que alguien cae al suelo fuertemente en la habitación mientras nos conducían por el pasillo.
—¿Qué fue ese ruido? —pregunto.
—Sigue caminando pendeja. —Me empujan entre que me toman de las manos a lo que casi inmediatamente a ese ruido caen dos guardias de frente con cuchillos clavados a sus cabezas.
—¿Qué mierda? —dice el único que queda en pie y cae de golpe también con un cuchillo en su cabeza.
Me doy vuelta junto con Pet que apenas abría un ojo y estaba allí parado Alex recibiéndonos en la entrada, abierto de brazos con su campera abierta que dejaba ver su chaleco que llevaba dentro de él con tres cinturones: dos cruzados que formaban una cruz y otro en su cintura lleno de pequeños cuchillos.
—Con que destruir el cáliz, ¿eh? —Se toma de la cintura—. Me gusta.
—Tengo entendido tienes el poder de sanación —le digo mientras me acerco a él—, puedes revivir a Loren ¿no?
—Y darme una buena curada a mí, ¿no? —dice apenas murmurando Pet.
—Lleva su tiempo y no creo tengamos mucho como para que se den cuenta de todo este lio que hicimos, va a ser más rápido primero a Pet.
—Entonces dale comienza ya —le digo en instante que cierro la puerta de la habitación.
—Recuéstate acá. —Le indica el sillón—. Cierra los ojos y no te muevas.
Ya recostado, Alex se arrodilla ante él y eleva sus brazos formando una cruz cruzando sus muñecas.
—Vamos Alex apúrate —le digo apenas me asomo por la ventanilla vigilando si viene alguien.
—A  partir de ahora necesito silencio —me dice.
El punto donde se cruzan sus muñecas se comienza a iluminar intensamente y las comienza a bajar hasta dejarlo en forma horizontal. La luz comienza a expandirse por el cuerpo de Pet cubriéndolo como si fuese una manta. Al estar todo cubierto, los ojos de Alex se abren estando por completo en blanco y así quedó por unos minutos que se me hicieron eternos, donde un guardia se asomó a la puerta y salió corriendo seguramente a avisar de lo que sucedía. Al finalizar con la curación, Alex solo separa sus muñecas y despierta.
—Listo —dice un poco agitado.
—Un guardia ya fue a avisar, ¿Qué hacemos? —pregunto desesperada.
—Aaaahhhh, esto si fue como pasar un día en un spa. —Se estira Pet totalmente renovado.
—Tú ayúdame a levantar el cuerpo de Loren al sillón —le dice Alex a Pet.
—Me llamo Pet —le dice cuando lo levantan.
—Bien Pet, vigila la puerta.  Nadie puede entrar.
—Por donde salimos después —pregunta Pet mirando por todos lados.
—Por ahora nadie puede entrar, concéntrense en eso —dice Alex intentando concentrarse en la curación.
—¿Qué hacemos? —le susurro a Pet para no hacer ruido entre que Loren ya se encontraba cubierto por la manta de luz.
—Pongamos estos muebles sobre la puerta.
—¿Tú crees que un lanzamiento de poder podrá ser amortiguado por unos muebles? —le pregunto dudando bastante.
—No sé, pero algo es algo —me dice poco confiado, de repente se sienten los pasos de los guardias. Me asomo apenas por la ventanilla abriéndola un poco y se veía una fila larga de guardias.
—Oh mierda —digo aterrada.
—¿Qué? ¿Cuántos son? —me pregunta.
—¡Pongamos los muebles ya!
Comenzamos a levantar despacio y a poner en la puerta, intentando no hacer ruido. Primero una mesa de estar, arriba la biblioteca y se comienzan a sentir los primeros golpes de puerta. Luego vamos con el escritorio y un sillón de una persona que lo ponemos arriba, comienzan los segundos golpes.
—¡Vamos abran! —grita intentando abrir la puerta mientras nosotros empujamos entre todos los muebles para que no lo hagan.
—¿Cuándo termina este con la curación? —me pregunta Pet algo nervioso.
—Derríbenla — dan la orden desde afuera.
—¡Carajo! —grita Pet a lo que me agarra y me lleva hacia un costado.
Derriban de una explosión la puerta con mueble incluido y todo, en ese mismo momento Alex levanta sus brazos terminando la curación y Loren despierta como una fiera a los gritos más parecidos a rugidos. Lanzando con ambas manos hacia los guardias un lanzamiento de poder que junto con la defensa de ellos generan una explosión que envuelve de humo a toda la habitación, sin ver absolutamente nada. Solo repartida de rayos y ruidos de cuchillos arrojados a los aires mientras Pet se quedaba al lado mío a protegerme.
—Quiero irme —le digo a Pet en un sentimiento repentino de miedo y cansancio.
—Cierra los ojos y no te muevas de acá —me dice Pet mientras me obliga a agacharme en un intento de protegerme.
—No te vayas. —Le tomo del brazo.
—Debo ir a ayudar —me dice tirando para soltarse de mi—, quédate ahí.
Mantuve mis ojos cerrados y me tapé los oídos para poder pensar en otras cosas, sin que el miedo me paralice y poder lograr concentrarme en otros recuerdos. Cuales recuerdos, el de aquellos tiempos en que mi vida parecía más resuelta en compañía de Chris y mis padres. No sé si resuelta sea la palabra correcta, sino más completa. Ahora siempre sentiré que me hace falta algo. No tengo conciencia de cuánto tiempo estuve recordando aquellos tiempos, pero el tirón de mano de Loren me hizo despertar.
—Vamos, vamos, hay que irnos antes de que vengan más.
Me empuja tironeándome del brazo hacia la salida, se encontraba lastimado con tajos en el rostro. Alex limpiaba sus cuchillos ensangrentados con su chaqueta rápidamente que sacaba de los cuerpos y los guardaba. Pet con las manos llenas de sangre, parecía colgado mirando al suelo como consciente de lo sucedido de que estábamos matando personas inocentes como nosotros. Loren era el único despierto apurado de la realidad de que venían más.
—¡Vámonos ahora! —pega un grito con el cual nos hace reaccionar y corremos hacia el pasillo—, debes saber un atajo Pet, vamos reacciona —le dice empujándolo mientras nos encontramos parados en el pasillo.
—hmm, sí creo es por allá. —Señala.
—Entonces vamos dirígenos —contesta Loren.
—Espero que me saquen de aquí exitosamente sino soy hombre muerto —dice Alex desconfiando de nuestra capacidad.
—A ti no te harán nada, nosotros estaremos muertos —le digo.
Mientras Pet nos conduce rápidamente por el pasillo, seguido por detrás de Alex y detrás de todos nosotros Loren, vigilando si alguien nos sigue. Llegamos a unas escaleras, la cual esta tiene en especial una puerta en el piso de abajo que conduce a otra escalera directa que va directo hacia la planta baja donde se veía una puerta.
—¿A dónde nos conduce esta escalera Pet? —le pregunto.
—Hacia afuera a metros de la muralla —responde.
—Espero no haya nadie esperando. —Desconfía Alex.
Llegamos a metros de la puerta donde Pet lanza su clásico poder para poder derribarla y salimos hacia el exterior, al jardín, que divide la muralla de la entrada al anillo. Por suerte nadie nos esperaba pero los guardias que vigilaban la puerta serian el problema. Nos agachamos detrás de unos arbustos.
—No queda opción —dice Loren.
—Hay que enfrentarlos —agrega Alex.
—Quédate con ella Pet —ordena Loren a Pet—, yo avanzo hacia aquellos que están en la entrada del pasillo oscuro de la muralla, tú ve hacia los que vigilan la puerta del anillo.
—Con gusto —dice sonriente Alex.
Y avanzan corriendo. Loren los enfrenta a paso de gritos eufóricos tirándose  encima de uno de ellos tumbándolo al suelo, mientras el otro reacciona lanzándole su poder, pero Loren gira con aquel que tiene agarrado de modo que se protege y contraataca venciéndolo a ambos sencillamente. En cambio, Alex se cubre en una columna del extenso pasillo que divide una entrada de otra y saca un cuchillo del cual, en una media vuelta lanza a uno de los guardias que ya habían reaccionado al ataque dando aviso a adentro que comenzaban a abrir la puerta. Cuando cae el guardia muerto del cuchillazo, ve la puerta abrirse lo cual lo paraliza y comienza a correr.
—¡Vamos corran! —grita desesperado Alex.
—¿Qué sucede? —pregunto.
—No sé, pero si lo dice vayamos —dice Pet y comenzamos a seguirlo.
Cuando llegamos al pasillo oscuro y las puertas se abren por completo, vemos porque corría desesperado. Aquellos perros que hablaba Pet que los llamaban ladridos del norte, nos esperaban detrás de las puertas por si aparecíamos y juntos comenzamos a correr por nuestras vidas entre tanto aquellos animales nos comenzaban a seguir a paso rápido. No eran para nada unos perros eran unos lobos, unos lobos o puma o hiena o una mezcla de todo pero en gigante y de color violeta oscuro, con ojos bordó brillante y unas garras en los pies tan grandes que se sentía el rasguño que daban en el piso con cada paso.
—¡Vamos Loren! ¡Corre rápido por favor! así abrís la puerta cuanto antes —le gritaba desesperada.
—Eso hago mierda —responde nervioso.
—No se ve un carajo en este pasillo —decía molesto Alex mientras se escuchaba una especie de aullido o rugido de los animales que hacia tropezarlo.
—Vamos Alex levántate —le decía nerviosa.
—Ustedes sigan yo lo ayudo. —Nos apuraba Pet mientras lanzaba un poder hacia donde se encontraban esa especie de perros y por el rugido de uno de ellos pareció haberle dado pero de repente salta uno por encima de Alex.
—¡NOOO! —grito desesperada.
—Ustedes sigan. —Insiste Pet mientras apretaba sus puños.
—¡Vamos, vamos! —Me apura Loren, faltaba poco para llegar mientras se seguían escuchando rugidos de fondo, al llegar comienza su ritual de abrir la puerta.
—¡Vamos Loren!¡Vamos apúrate! —Le insisto.
Apenas comienza a abrirse, se siente venir corriendo a Pet y Alex a los gritos con una manada detrás de él y yo salgo por el pequeño espacio que se había levantado del muro, lo mismo hace Alex.
—Vamos Loren, no hay necesidad de abrir más larguémonos —Lo empuja hacia afuera.
Ya afuera, el muro comienza a bajar. Se siente llegar a los ladridos del norte a la entrada, rasguñando el muro pero sin éxito de lograr salir. Nosotros nos tiramos al pasto mirándonos y riendo.
—No puedo creer que estemos vivos —digo.
—Dímelo a mí que tuve una de esas cosas encima de mí —dice Alex.
—Vamos sigamos avanzando que solo unos metros más y ya estamos fuera de acá —dice Loren levantándose.
—Ya estamos a salvo —dice Pet relajado.
En ese instante el muro comienza a levantarse.
—¿Qué está pasando? —digo asustada, mientras se escuchan los rugidos.
—Bien no estamos a salvo —dice Pet— vámonos ya. —Me toma del brazo y comenzamos a correr todos.
—¿Cómo sabes cuando ya pasamos la medida de seguridad para teletransportarnos? —pregunta Pet a Loren en medio de la corrida.
—Es que no lo sé, solo adivino, así que corre—responde.
Se comienzan a sentirse los pasos rápidos de aquellos perros, miro hacia atrás y se acercaban rápidamente y la veo a Cáliz parada en la entrada sonriente. Sin duda fue ella quien abrió el muro, uno de los perros se acercaba rápidamente a nuestro paso, se abalanza hacia mí saltando encima mío pero me corro rápidamente a un costado logrando que no me derribe comenzaba a sentir sus dientes rozando mis piernas comenzaba a gritar de miedo. Alex me ve, toma un cuchillo y da media vuelta saltando en el aire mientras corría se lo lanza clavándolo en la cabeza. Otros dos comenzaban a amenazar en ambos costados de nosotros rodeándonos.
—¡Loren intenta ahora! —le grita Pet—, no sobreviviremos mucho así.
De repente uno de ellos salta encima de Pet yo grito desesperada a lo que Loren se tira encima del perro agarrándolo del cuello.
—Lánzale el maldito cuchillo —le grita a Alex, quien responde rápido lanzándole uno dentro de la boca  cuando aullaba—, ¡Vengan cerca mío! —grita Loren, entre que Pet se saca de encima el perro y el otro se acercaba en posición de ataque.
—¡Teletransportános ya! —le grito mientras veo que comienza a correr hacia nosotros y comienzo a gritar cuando veo que salta encima a lo que cierro los ojos.
—Ya estamos en casa. —Siento a Pet que me dice tomándome del hombro—. Ya puedes estar tranquila y abrir los ojos.

***

Llego a mi casa, después de lograr salir a salvo, dejo a Pet, Loren y Alex solos y me largo agobiada por la situación.
—¡Hola pa! —Saludo cuando entro dirigiéndome rápidamente a la escalera para ir a mi habitación tenía ganas de dormir profundamente.
—¿A dónde vas? —Me retiene con un tono serio.
—A mi habitación quiero descansar un rato —le respondo algo desconfiada en su pregunta.
—¿Dónde estuviste Sara? —me pregunta ya cruzado de brazos.
—¿Que son esas preguntas? —Comienzo a molestarme por el cansancio que me conllevaba a no tener paciencia para cuestionamientos—. Estuve en la escuela, ¿vos que crees?
—Mira tu ropa toda  mugrienta ¿¡Crees que soy idiota!? —Comenzaba a alzar la voz y yo observaba mi ropa que había olvidado que llevaba sucia conmigo.
—¡Si me caí viniendo acá y me ensucie! ¿Y? —Seguía evitando sus dudas.
—Me llamaron de la escuela Sara, no sé cuánto querés seguir mintiendo pero ya sé que no estás yendo ahora decime qué carajo estás haciendo. —Ya no sabía que responder me encontraba sin salida y me comenzaba a doler la cabeza no quería saber más nada.
—¡Basta!, me tenés cansada, tú no eres mi maldito padre, tú no eres nadie para mí lo único que sé es que gracias a vos mama se fue ¡no eres nada!
Me fui corriendo a mi habitación sin ver cómo reaccionó. Cerré la puerta de un golpe al entrar y del miedo de su reacción. Mas el sentimiento de culpa de haberle respondido mal a quien no fuese mi padre en esta vida pero lo es en sangre. Me quedé sentada en el borde de la ventana que daba al jardín si llegase a entrar supongo me iría teletransportándome o saltando al árbol, pero nunca entro ni toco la puerta. Tampoco gritó molesto haciéndose escuchar, me sentía mal y solté unas pocas lágrimas, pero el dolor de cabeza y el sueño me ganaban y no recuerdo más que quedarme dormida allí en la ventana sentada sin miedo a caer.
—Hey Sara, despierta. —Siento que alguien me pedazos de rama en la cara y abro los ojos, era Pet que se encontraba sentado sobre la rama del árbol.
—¿Qué haces acá? —preguntaba entre que le hacía un lugar para que sentara a mi lado.
—Te extrañaba supongo —responde a lo que se acomoda.
—¿Supones? —le pregunto y sonríe.
—¿Qué hacías durmiendo sentada en la ventana? ¿Acaso te estás alimentando de la luz de la luna? —Me rio.
—Solo quería tomar aire.
—Es  una buena idea —Sonríe.
—¿Cómo fue todo con Alex? —preguntaba.
—No dijo mucho, pero dio unos datos relevantes como que Cáliz no es hija legítima de su padre y que le cedió el cargo en el testamento solo porque él no quería pertenecer a ese mundo. Pero para que siga con vida y no lo matasen le dio un poder antes de su muerte que lo hacía ser intocable o necesario con vida que es obviamente el que tiene. El de curación. —Contaba quedando sorprendida.
—¿Y de quien es hija entonces? —preguntaba.
—No sabe, solo sabe que un día llego con ella cuando era pequeña en sus brazos dormida, diciendo que la encontró a las fueras del muro como si alguien la hubiese abandonado —respondía dejándome con más preguntas— ¿tú crees que podremos destruir el cáliz?
—No lo sé, pero no quiero esta vida, ¿y si al destruirlo volvamos a nuestras vidas de antes? —Me hacia un nuevo cuestionamiento con esperanzas.
—¿Tú quieres volver a tu vida de antes? —me preguntaba algo entristecido.
—No tengo a nadie acá, esta no es mi vida —respondía mirando hacia abajo.
—Me tienes a mí. —Me toma de la mano.
—La Sara de antes te ama Pet —le confieso—, y tú la amas a ella, no a mí.
—Tú eres como ella. —Intenta convencerme de que también me ama pero no lo sentía así, él no me conocía y debía entenderlo.
—Yo no soy ella Pet, te quiero mucho y por momentos te amé, pero quiero mi vida y enfrentarla con todos los problemas que hayan pasado. —Pet se sube al árbol de nuevo—. ¿A dónde vas? —le pregunto con miedo de que se haya molestado.
—A arreglar las cosas —me responde.
—¿Qué cosas?
—Amigos ¿no? —me pregunta sonriendo.
—Obvio. —Le sonrió.
—Entonces veré el modo de arruinar ese cáliz a ver si vuelves a tu vida de antes. —Me rio.
—Gracias, ¿aún no te acostumbras a teletransportarte? —Continúo riendo viendo cómo se esfuerza bajando del árbol.
—Es lindo sentirse un mono de vez en cuando. —Se ríe cuando se golpea en el pasto.
—¡Te ves hermoso siendo un mono! —le grito desde la ventana.
—¡Te ves hermosa durmiendo en la ventana! —me grita entretanto se levanta del pasto y nos despedimos mirándonos a los ojos unos segundos

El lago de los recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora