DECISIONES A TRAVES DE...

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Golpean la mesa, abro mis ojos, me encontraba durmiendo, supongo me abre dormido anoche sentada.
—Arriba princesa que ya es tarde —me dice Loren viendo su vaso con alguna bebida, con el cual golpeo la mesa para despertarme—, te deje ropa que encontré por ahí en el baño, supongo no iras con ese vestido.
—¿No es muy temprano para beber eso? —le pregunto cuando me estiro sentada.
—Es coca cola —dice defensivo.
—Eso espero —digo desconfiada y me levanto.
—Es enserio. —Agrega.
—Buen día —me dice Alex, con un tono de miedo apoyado sobre la pared, ya tenía su cinturón de cruz en el pecho lleno de cuchillos.
—Buen día. —Me detengo y le respondo.
—Lo siento —dice mirándome a los ojos pasivamente se notaba entre sus brazos cruzados sus manos que se tomaba fuerte el pecho como si rogara por dentro mi perdón.
—Gracias por llevar tus cuchillos —le digo con un tono de seria y de sarcasmo por fuera pero por dentro ya no tenía rencor, no quería se malinterpretara pero al oírme decirlo salió mal. Él solo miro hacia abajo y no respondió pero ya se notaba su reacción, seguí caminando dirigiéndome al baño.
—Hey vamos tranquilos hoy debemos estar juntos en esto. —Se escucha decir a Loren.
Entro al baño y me tomo del lavabo. Me sentía nerviosa así que mi respiración agitada se comenzaba a sentir fuera de mí, pero al verme al espejo se notaba el hecho de que los nervios en realidad eran miedo. Mis manos no se quedaban quietas, impulsivamente se movían, mis dedos rasgaban la cerámica del lavabo. Intente tranquilizarlas mojándolas en agua, refrescándome la cara y luego cambiándome.
Sentía una necesidad profunda de llorar como si las lágrimas estuviesen en mis ojos y quisieran expulsarse pero nunca llegaría el momento solo era eso necesidad pero no mía sino involuntaria. Al salir del baño, los encuentro a todos ya reunidos en la mesa esperándome, exhalo profundamente
—Entonces vamos —les dijo, viendo a Alex que se había cubierto sus cuchillos con una campera.
Nos transportamos al bosque, a esos para mí extensos kilómetros de diferencia de la entrada, donde me volvía a recorrer ese escalofrío. Me temblaban las piernas al caminar y el silencio profundo del bosque hacia que los segundos que pasaban se convirtieran en horas. De repente se oye un ruido entre arbustos que nos rodeaban, nos detenemos al instante. Los cuatro mirando hacia nuestro alrededor a lo que Pet, ya prepara su destello de poder en sus manos, se oye nuevamente el ruido como si alguien se desplazara sigilosamente escondido y sale una liebre de los arbustos a lo que me relajo de inmediato.
—Ay dios era una estúpida liebre —dice molesto Pet—, no podemos estar tan cagados por eso. —Se ríe.
—Entonces repasemos cómo será el procedimiento. —Comienza a hablar Loren, supongo para aliviar la tensión del momento. Aunque me rondaba por la cabeza la idea de que Cáliz sea Greta la hija de Loren y sentía la necesidad de decirlo, pero no sé cómo debía ser precavida con esa idea—. Entramos y nos arrodillamos rindiéndonos al estar en el corredor del pasillo. Tú Pet rompes la pared y sales corriendo con Sara. Mientras Alex con tu cuchillo rompes la unión de la luz, en ese instante deben teletransportarse Pet hacia el cáliz y como sea destrúyanlo, yo con Alex nos encargamos de el otro cáliz —dice riéndose de manera cómplice con Alex a esto último.
—Loren piensa un poco antes de pelear con Cáliz, capaz no es lo que parece. —Fue lo único que me salió decir, la única pista que pude dar, Alex me miro fijo sabiendo a que me refería. Loren quedo descifrando con la mirada lo que intente decir pero creo en el fondo ya sabía a qué iba capaz ya me escucho hablarlo.
Al llegar, nos paramos al frente del muro y antes de que Loren pueda hacer su movida para abrirlo, comienza a levantarse solo. Ya nos estaban esperando.
—Atrás, todos atrás —dice Loren empujándonos con sus brazos extendidos, detrás del muro se encontraba Cáliz, que al levantarse por completo afirmó lo que pensaba, era ella junto con dos de esos lobos gigantes y ocho guardianes del destino.
—¿Quieren pelear? —dice sonriente Cáliz, entre que miro a Loren, esperando que responda, en parte todos dábamos por sentado inconscientemente que él era nuestro líder.
— ¿Cómo supiste que veníamos? —pregunta Loren.
—Supongo no lo sabía, pero mis sabuesos olieron su carne —dice continuando con su sonrisa calmada.
—No vinimos a pelear, ¿está bien? —Levanta sus brazos—. Solo venimos a entregarnos, entendemos que no podremos estar con vida mucho tiempo allá fuera. —Baja sus brazos y se agacha al suelo, todos repetimos ese último acto.
—Que considerados de su parte ahorrarme el trabajo de ir a capturarlos o matarlos en el intento. —Comienza a acercarse a nosotros—. Sobre todo por mi hermanito, ¿A dónde querías ir? ¿Eh?, si acá tienes todo. —Se agacha y le acaricia la cabeza—. ¡Eres un idiota! —Le agarra del pelo levantándole la cabeza obligándole a que le mire los ojos, Alex aguanta su rencor hacia ella apretando fuerte sus dientes frunciendo su nariz—. ¿Crees que no sé qué llevas tus cuchillos? —Se pone de pie Cáliz—. Vengan guardias sáquenle sus tontos cuchillos y llévenselos a todos. —Se queda parada frente a nosotros mientras ve como cada uno de ellos nos levanta llevándonos nuestros brazos hacia atrás y haciéndonos caminar así. Alex les saca su cinturón de cuchillos antes que lo lleva uno de los guardias en su hombro.
—Caminen ratas inmundas. —Era lo único que hablaba y decía el líder de los guardias en todo el camino, repudios e insultos hacia nosotros quienes éramos o nos hacíamos parecer prisioneros entregados que con miradas cómplices simuladas nos observábamos entre los cuatro durante el camino.
Nosotros íbamos juntos pegados uno al otro mientras un par de guardias iban delante de nosotros el resto atrás incluyendo el líder y Cáliz con sus ladridos del norte al mando como si nada pasara guiando el camino supongo quiere disfrutar el momento de vernos entrar a las celdas y las torturas que tendrá pensadas hacernos hasta morir.
Llegamos a la puerta de entrada principal, Cáliz da un par de golpes a la puerta con su pie al grito de abran idiotas y Alex aprovecha con su cabeza agitándola a la derecha, como si le doliera el cuello para darle una señal a Loren que entiende al instante. A lo cual me mira a mí y a Pet asintiendo era el momento ni bien doblemos en el pasillo a la derecha había que actuar, se abre la puerta lentamente y comenzamos a entrar.
Cáliz se queda junto con sus ladridos al comienzo del pasillo esperando que nosotros junto con los guardias vayamos adelante lo que nos facilitaba las cosas ya que tendríamos solo dos guardias delante. Al cual uno de ellos tenía el cinturón de cuchillos de Alex.
Comencé a sentir una opresión en el pecho que no me dejaba respirar bien por la ansiedad de esperar en qué momento actuar. No dejaba de mirar hacia los costados a Alex, Loren y Pet esperando una señal una indicación, hasta que de repente se siente el grito—: ¡Ahora! —dice desaforadamente Loren avanzando unos pasos adelante y pegándole una patada en el pecho al guardia que tenía detrás suyo llevándose toda la atención generando la distracción necesaria para que pueda soltarme del mío.
Abalanzándome encima del guardia con los cuchillos tirándolo al suelo, intente sacarle un cuchillo del cinturón pero el guardia a su lado me pega una patada que me voltea al costado, mientras Loren se tiraba comenzaba a atacar a todos los guardias con sus ráfagas de poder y le gritaba a Pet que destruya la pared, pero Pet le gritaba que aun Alex no tenía las armas para detener la unión así que se concentraba en ayudar a pelear con Loren,
Cáliz miraba fija con aspecto confiado de que no íbamos a lograr nada, esperando el momento indicado para soltar a los perros, Alex se acercaba corriendo tirándose encima del guardia que me golpeó arrojándolo al piso y pegándole trompadas en el rostro. Pero el otro guardia se levanta y toma un cuchillo para clavárselo en la espalda e inmediatamente con mi telepatía lo embisto contra la pared desmayándolo.
—Ahora Alex —le digo para que vaya a tomar sus armas.
—¡Vamos Pet! —le grita Alex a Pet para que destruya la pared, cuando ya tiene su cinturón y lo ayuda a liquidar a los guardias contra quienes estaba peleando.
A lo que Cáliz reacciona liberando los perros. Pero ya era tarde y Pet destruyó la pared generando una gran humeada.
Me quedo quieta esperando que pase el humo, se sienten pasos, se sienten rasguños en las pisadas deben ser los perros y yo sigo quieta. De repente en el humo se ve unos destellos de luz sobre el ras del piso y una daga pasa por al lado mío volando y se clava contra el piso.
—¡PET! —grito comenzando a correr y dando vueltas sobre este humo que no se va. Deben ser ladrillos muy antiguos pienso, siento un gruñido muy cerca de mío, me detengo, y me salta un ladrido encima. Caigo al suelo comenzando a gritar y tomándolo del cuello deteniendo sus afilados dientes que tenía encima de mí rostro hasta que de repente un destello de luz le golpea al costado de su pecho y sale volando hacia el costado era Pet que se acerca corriendo. Se tira encima de mí rápidamente tomándome de las manos.
—Ahora —me dice desesperado y nos teletransportamos a la cueva del cáliz.
Nos encontrábamos dentro, Pet se levanta de inmediato recorriendo todo el lugar, observando que no haya nadie a su alrededor manteniendo sus manos firmes por si debía atacar. Luego se acerca a mí al asegurarse de que no había nadie rondando y me ayuda a levantarme. Nos miramos ambos a los ojos por un momento en silencio escuchando la segunda explosión del cortocircuito de la unión, y luego giramos nuestra mirada hacia el cáliz.
—Es hermoso —me dice Loren con la respiración agitada—, ¿Y cómo lo destruimos?
—Eso no lo sé —le respondo preocupada acercándome al cáliz pero con miedo de tocarlo.
— ¿¡Cómo no sabes!? —responde enfadado—, ¿¡Que se supone que haremos ahora!? ¿Solo mirarlo y pensar? ¡No tenemos tiempo! —Se pone cerca de mi cara gritándome pero no le doy importancia.
—Podrías tirarle uno de tus ataques —le propongo.
—Ojala resulte —me dice.
Comienza a tomar distancia indicándome que me aparte y me paro detrás de él, se frota las manos y luego comienza  a generar esa energía de rayos de petróleo pero de mucho más nivel de poder que las anteriores que vi. Estaba usando toda su energía que creía innecesario por ser solo un cáliz pero la verdad que no sabíamos que teníamos adelante ni que podría suceder. Y dispara todo su poder chocando contra la copa transparente donde Pet comienza a gritar para darse más poder pero no estaba pasando nada.
Yo solo miraba como el cáliz se tragaba dentro de la copa toda la energía entregada de Pet, no entendía y me sentía rendida al primer intento—: ¿Qué está pasando? —me pregunta al ver mi rostro mientras dispara su poder. Se detiene y observa—, No puede ser —dice rendido al verlo intacto, se acerca a él.
—No lo toques —le digo pero no me hizo caso e intenta tomarlo.
—¡Ay! —Se queja—. Quema, está ardiendo como una pava hirviendo.
—Supongo todo ese líquido que contiene son poderes que trago de otros que quisieron destruirlo —digo.
—¿Vos decís? —me pregunta dudando—, yo creo que le dimos más energía para que perdure por años, capaz se alimenta de eso.
—Debe haber algo, una pista que nos diga como destruirlo —Lo comienzo a rodear observando detalladamente la copa mientras Pet comienza a quejarse de dolor— ¿Estás bien? —le pregunto.
—Ahora no —se susurraba como hablándose el mismo mientras se agachaba y se tomaba la panza.
—¿Ahora no qué? —le preguntaba acercándome a él a lo que comenzaba a hacer una especie de convulsiones—, ¿Pet? —le pregunto con miedo de temiendo lo peor.
—Aléjate de mí cuanto antes —me dice mirándome de reojo apretando sus dientes.
—No me iré, debes aguantar. —Ya no lo dudaba estaba pasando, su personalidad de guardián del anillo quería despertar.
—¿No te das cuenta que te voy a matar? —Se levanta de un golpe y me toma de la remera fuertemente atrayéndome hacia él.
—Resistí, tú eres Pet, resiste, te necesito. —Me suelta se toma la cabeza con sus puños golpeándose—. No te golpees —le tomo las manos y me mira fijo.
Sus ojos negros serios no me daban buena señal, se suelta de mí rápidamente y me toma del cuello fuertemente elevándome—: Pet por favor —le digo con la poca voz que tenía, le tomo la mano que me sujeta intentando librarme sin éxito.
Tenía demasiada fuerza a lo que extiendo la mano apuntando a su cuello para con mi telepatía apretar el suyo, pero entendió lo que iba a hacer y me revolea contra la pared. Me quedo tendida en el suelo, él se acerca lentamente, con ambas manos apoyadas en el suelo, me estiro hacia arriba y con una de ellas tomo una piedra que se encontraba en el suelo y se la revoleo a su cara antes de que llegue a estar cerca de mí pero la detiene en el aire tirándola al suelo luego.
—Tonta ilusa que creía que éramos amigos —me dice riéndose.
—Tú no eres Pet —le respondo desde el suelo, llega hacia mí y sin dudarlo me pega una patada al pecho que me deja caída nuevamente de cara al piso. Me levanta agarrándome de la remera, luego me suelta y me apoya sobre la pared tomándome el pecho con una mano.
—Di tus últimas palabras —me dice sonriendo mientras comenzaba a cargar de energía su otra mano apuntando a mi panza.
—Gracias por ser mi amigo en los peores momentos —le digo trabándome al final, no podía no sentirme sensible en este momento, comencé a llorar aunque intentaba evitarlo no podía—, ojala nos hubiésemos conocido en mi vida pasada, te quiero mucho. —Baja su mirada y comienza girar su cabeza de lado a lado—. Pet, te quiero, pelea por nosotros. —Me mira nuevamente.
—Te ves hermosa asustada. —Sonríe y cierra la palma de su mano, pero la energía sigue concentrada allí.
—¿Qué haces? —le pregunto y hace un grito de furia abriendo su mano y apuntándose a su corazón.

El lago de los recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora