Cuatro.

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Planes.






—Él no dirá nada, te lo prometo —Contesta a través de la línea del teléfono.

—Espero que así sea, de lo contrario, no me quiero ni imaginar en lo que haría tu padre si se enterara —Es que de solo pensar en lo que puede hacer John por proteger a su hijo de mí, me hace tener escalofríos, aunque no se si de rabia o de miedo.

—¿Te molestó que lo hiciera? —Estoy a punto de preguntarle de a que se refiere, pero capto rápidamente la referencia.

—¿Porqué lo hiciste en primer lugar? —No me contesta, pero me imagino que debe de tener un sonrojo llamativo en las mejillas.

—Tu lo hiciste primero —Su respuesta no me sorprende, y me hace reír.

—Bueno, yo tengo motivos para hacerlo, soy aquí el que siente algo por ti. En cambio tu, no se porque lo hiciste —Sé que tal vez no debería presionar, pero ya me ha dado una oportunidad que ni en mil años conseguiría de nuevo.

—¿Tiene que haber alguna razón para que te haya besado?

—Para mí sí, pero viendo la hora, y que no estamos de frente para hablar sobre esto, es mejor que lo hagamos después. Tienes que madrugar mañana, o bueno, hoy —Son las doce y media de la noche, lo que me hace darme cuenta de que llevamos más de una hora y poco hablando.

—Puedo dormir poco y aguantar mucho tiempo.

—Que bueno, pero hoy dormirás más. Ésta semana te recogeré de nuevo, y hablaremos —De solo imaginarme yendo por él de nuevo, me pongo excesivamente feliz, y mi polla también.

—¿No puedes mañana? —Y ahora sí que me siento como un maldito triunfador. 

—No, tengo que hacer algunas cosas.

—Está bien, llámame cuando vayas a ir por mí —Me despido de él, y cuelgo el teléfono. Y tengo que recurrir de nuevo a la vagina plástica, estoy a punto de explotar si no me corro dentro de algo.


•••


Traspaso el plástico que dice no pasar, y veo ahí el espacio en donde estaba la mansión, o lo que quedaba de ella.

Ahora solo hay un espacio llano y grande, demasiado solo, a pesar de que esto esté lleno de personas y maquinas.

George, el que está al mando de la construcción se acerca cuando me ve.

—Señor Hale, que sorpresa tenerlo aquí —Me saluda mientras camina hasta donde estoy. Estrechamos las manos.

—Bueno, quería ver como va todo —Señalo hacia la casa.

—Bueno, el hueco en donde estaba la casa ha sido rellenado —La mansión es de los años setenta y algo, por lo que fue construida con la técnicas de construcción de la época, en las cuales desperdiciaban mucho material, y también dañaban mucho la tierra, pero todo era por mantener una buena estabilidad en la casa, por eso es que debajo de la casa había un hueco grande con cuatro vigas de puro concreto.

—¿Cuánto tardará la tierra en secar?

—La tierra fue echada ayer en la mañana, por lo que tiene más de veinticuatro horas, así que yo le pongo unos cinco o seis días, sí es que no llueve, claro está —Asiento y miro hacia el cielo, hoy está despejado, y ayer no llovió así, que espero que el resto de los días siga así.

With You ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora