Epílogo.

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La vida sin ti.

STILES.

Un año después.




—Aquí tiene —Pongo el café encima de la mesa.

—Que bien, gracias —La mujer me agradece con una sonrisa sincera. Yo me veo forzado a darle una sonrisa también.

Me alejo hacia la cocina, y tomo el siguiente pedido, voy dejando todo sobre las mesas, y cada que un cliente se va, limpio, y sigo.

Mi vida se ha basado en eso prácticamente desde hace un año, me levanto, me doy un baño, miro a Derek, le cambio el suero, y le hablo, aunque no se si me escuche, tengo la esperanza de que lo haga. Me organizo, me aseguro de que todo para él esté bien, vengo al café y reviso que todo esté bien, luego voy a la tarde tienda artes y hago lo mismo, trabajo cuatro de siete días a la semana, y me roto dos días en el café y dos días en la tienda de arte.

Pero todo lo hago como costumbre, todo lo hago por llenar el vacío que siento todos los días cuando me levanto y veo a Derek en esa camilla. Porque sí, no murió, pero es como si lo hubiera hecho. Cuando llegamos al hospital ese día, él tenía latidos cada minuto, por lo que trataron de reanimarlo, y funcionó, pero su cuerpo entró en coma, y desde entonces ha estado así.

A veces cuando le hablo, y lloro desconsoladamente, sus dedos se mueven, pero nada más.

La mansión fue terminada, y es obvio que me fui a vivir allí con él, al principio una enfermera también lo hizo, ella se encargaba de cuidarlo, pero me cansé de que lo tocara, y yo no, así que le pedí que me enseñara todo, y cuando aprendí, le dije que ya sus servicios no eran necesarios.

El día de su cumpleaños, que fue hace un mes, lloré y lloré hasta que la piel de alrededor de mis ojos me ardía de tanto quitarme las lágrimas. Aun no pierdo la esperanza, aun no me rindo, y es por él, porque aunque no supiera demostrarlo, Derek Hale es un soñador, y alguien que sabe lo que quiere en la vida. Yo soy el ejemplo vivo de eso, me enamoró, y ahora siento que cuando a veces no lo veo respirar bien, la vida se me va.



Dos semanas más tarde.



Termino de organizar la última estantería, y quedo conforme con el resultado. Estoy a punto de retirarme a seguir organizando las pinturas por paleta cromática, hasta que veo el cuadro que en secreto Derek estaba pintando. Es un hermoso paisaje, y lo reconozco muy bien. Fue cuando una vez en una salida de los dos, nos llevo a un acantilado del cual se veía la ciudad entera, y el cual nadie visitaba mucho. Tuvimos una cena maravillosa, e hicimos el amor de una manera espectacular. Sin darme cuenta, tengo las mejillas llenas de lágrimas, las hago a un lado, tomo un respiro y me dirijo hacia las pinturas.

Escucho la campana de la tienda, pero no me preocupo, Steban atenderá. Unos segundos después, unos pasos acelerados se acercan.

—Stiles —Me llama con voz agitada.

—¿Qué pasa, Steban? —Su actitud me asusta, él se sostiene el pecho y parece sin palabras. Me acerco a él y le pongo las manos en los hombros. No me responde nada, simplemente me hala del brazo y me llena a la entrada de la tienda, veo a mi padre parado mirando hacia nosotros —¿Papá? ¿Está todo bien? —Él sonríe y es una sonrisa sincera.

With You ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora