Cinco.

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Confesiones, y suspiros.

Dos semanas después.




La piel de mi entrepierna al chocar con la piel plástica hace un sonido que ni se asemeja al que es de verdad cuando me follo a alguien, pero me vale por ahora.

El culo de hule está diseñado para ser apretado siempre, por lo que cuando mi polla entra, se siente bendecida. Me impulso hacia arriba y con mis manos empujo las caderas ficticias hacia abajo, gruño mientras destrozo el culo que tengo a mi disposición para descargar todo lo que tengo encima.

Solo le doy y le doy, hasta que siento la maravillosa sensación en la punta de mi polla que me indica que estoy a punto de tener un orgasmo que me pondrá a ver estrellas.

Pego un alarido, y me quedo quieto mientras los chorros de semen se introducen en hueco de plástico. Unos segundos después me saco la polla y tres gotas de semen demasiado grandes se estrellan contra el suelo, y solo puedo imaginarme como será dejar todo eso dentro del culo de Stiles, y casi al instante mi erección vuelve. Y me vuelvo a follar el culo de plástico imaginándome que es a Stiles a quien tengo encima de mientras le hago ver las estrellas solo con mi polla.


•••


Tener el celo es una mierda, y aunque muchos lobos digan que es lo mejor, lo dicen porque tienen a sus parejas para pasarlo, o a follamigos, pero yo no tengo ninguna de las dos.

Mi pareja ni siquiera sabe que es mi pareja, y no tengo amigos, así que tengo que comprar culos de goma para al menos no morirme por tanto semen en las bolas. El celo es una real mierda.

Solo me queda follarme al culo de hule y pensar que es a Stiles a quien le estoy dando como a cajón que no cierra.

Hablando de Stiles, ahí viene. Me acomodo en mi asiento y trato de ocultar lo mejor que puedo la erección que llevo encima, aunque es un poco difícil viendo el como camina y lo que me imagino que está dentro de sus pantalones. Se ríe por algo que dijeron sus amigos, y ahora en lo que pienso es en tener esos perfectos labios alrededor de mi necesitada polla.

Ni con seis veces que me follé el culo de plástico esta mañana se me quitan éstas ganas que tengo de estar con él en la parte de atrás de mi auto y doblarlo hasta que su culo quede en pompa y hacerle mil cosas.

¡Mierda, Hale! Cálmate. Solo haré una locura si sigo por donde voy.

Se despide de sus amigos, y a Scott le da un abrazo excesivamente largo. Aprieto las manos y hago de cuenta que tengo cadenas de treinta kilos encima deteniéndome.

Sí, el celo es una mierda.

—Hey, ¿qué tal? —Me pregunta mientras me sonríe y se abrocha el cinturón. Detengo los pensamientos que me llegan al verlo pasarse el cinturón por la cintura y que me hacen imaginarlo amarrado a mi cama mientras juego con él.

—Todo bien —La voz me sale demasiado gruesa y casi en un gruñido. Respiro hondo unos segundos, y él me mira extrañado —Todo está bien, no te preocupes. ¿qué tal tú? ¿cómo te fue hoy? —Contesto ya más calmado y con una voz más normal.

—Bien, muy bien de hecho —Sonríe de una manera que el propio gesto le ilumina la cara. No puedo evitar corresponder a su expresión con otra sonrisa —Es increíble que no hayan dejado tarea, ¡un viernes! Osea, ¿sabes lo qué es eso? Significa que tengo todo el fin de semana libre, porque las tareas de la otra semana ya las tengo listas, así que puedo hacer lo que quiera este fin de semana, y es mejor así, porque significa que soy responsable y merezco un descanso, y bien merecido, porque a veces son conchudos esos profesores, es que, ¿quiénes se creen? Bueno, son mis profesores y me enseñan y están en total derecho de dejarme tarea, ¿pero es que tanta? Aunque debo decir que los maestros del viernes hoy se han lucido mucho, ¡porque no dejarnos tarea para salir a fin de semana es increíble! Creo que quiero ir a ver muchas películas, o tal vez dormir mucho, porque, por Dios, ¿has visto las ojeras que me cargo? Parezco un zombie, aunque Lydia me dijo el otro día que sería un zombie lindo, pero no hay zombies lindos, ¿o sí? El caso es que no sé como quitarme las ojeras que traigo, me hacen ver peo... —Mientras habla sin parar pienso en como callarlo, antes de que le ponga la polla en la boca y que se atragante con ella, así que hago lo primero que me viene a la cabeza, pero asegurándome de que nadie nos ve.

Sus labios son suaves, y ya que tiene la boca abierta, meto la lengua en ella, él tiembla en su asiento, y cuando roso mi lengua con la suya gime, y se entrega al beso, me agarra del cuello y me pega más a él. El deseo se me estalla en todo el cuerpo, y ya no soy yo, sino que es el animal que quiere follárselo hasta que quede en una silla de ruedas por una semana.

Desabrocho su cinturón, y mientras lo pongo encima de mí, arranco el auto y nos llevo lejos de aquí, cuando estamos lejos de la preparatoria y quedamos en carretera, sigo con el beso, él gime fuerte y se sienta sobre mí con las piernas a cada lado de mis caderas.

—Espera, espera —Alcanzo a tomar un poco de la cordura que aun me queda, y me separo de sus labios. Ambos estamos respirando de una forma agitada. Él me mira con ojos grandes, y llenos de lujuria y deseo, y por lo que siento cada que lo toco, sé que él no dudaría en dejarme tomarlo aquí.

—Lo siento —Aleja la mirada de la mía, y se tapa la cara avergonzando.

—¿Qué pasa? —Pongo los dedos de mi mano derecha en su mentón le alzo la cara, él se destapa y veo el sonrojo más hermoso que he visto nunca. Mi polla que brinca dentro de mis pantalones me apoya en mi afirmación.

—Sé que debe ser duro para tí siendo lobo que alguien te descontrole de esa manera, en especial yo —Vuelve a alejar la mirada de la mía, pero esta vez no se cubre la cara.

—No me molesta que me descontroles, me molesta el que yo no pueda controlarme cuando estoy contigo. No eres tú, soy yo.

—Bueno, no es que yo ponga mucho de mi parte —Vuelvo a traer su cara hacia la mía.

—¿Porqué no me detienes? —Suena más bien a suplica, que a una pregunta —¿Porqué dejas que siga? —Sus ojos van de los míos, a mis labios, y luego a mis ojos de nuevo.

—No lo sé —Contesta en un susurro —Cuando estoy contigo me siento raro, como que no tengo control de mí mismo —Se muerde el labio, y sin ser consciente, ese gesto me detiene el mundo —Desde que mi madre murió, he sentido que tengo que tomar todas las riendas, a veces incluso las de mi padre, y estoy cansado, pero contigo siento que soy libre, me siento liviano y que no tengo que preocuparme por muchas cosas. Me haces olvidar el dolor que llevo desde hace años —Su confesión me pone de piedra, pero al mismo tiempo hace que mi corazón lata muy rápido —Y creo que ... Bueno, que me gustas un poquito —Hace la seña con sus dedos, y es algo demasiado tierno.

Cuando se da cuenta de que me he quedado viéndolo fijamente mientras habla, se sonroja aun más y sonríe avergonzado alejando la cara sofocado.

—¿Alguien más lo sabe? —Él se queda callado, pero me mira nervioso y ahí tengo mi respuesta.

—Solo Scott, por eso es que el otro día actuó tan normal, porque ya sabía que comenzabas a gustarme.

—¿Desde hace cuánto? —No puedo evitar el suspiro en mi voz. Siento que estoy soñando y que en cualquier momento voy a despertar de una manera abrupta y demasiado shockeante.

—¿Eso importa? —Parece realmente avergonzado, y no puedo evitar que me guste. Soy jodidamente yo el que lo tiene así.

—Para mí sí. No te imaginas cuantas veces soñé con esto —Él se gira hacia mí y se queda mirándome con los ojos muy grandes —Desde que me enamoré de ti, he querido que esto suceda, y hasta comencé a soñar con esto —Obviamente no planeo decirle que después de que él me dijera que también sentía lo mismo lo follaba hasta que caía desmayado.

—Desde antes del juicio, aunque no sé bien —Se queda callado un momento y parece estar pensando —Cuando te vi con ese traje, casi me atraganto, pero no te dije nada, pensé que tal vez no era el momento, pero desde ahí me di cuenta de que algo pasaba. Hasta hace unos días que me besaste supe que sentí algo por ti, aunque no lo dije, porque quería estar seguro.

—¿Y hoy estás seguro? —Puedo parecer un niño en una tienda de vídeo juegos, pero no es que me importe mucho, nunca pensé que esto pudiera pasarme.

—No lo sé, pero ...— Me mira atentamente y me toma por sorpresa al ser él quien une sus labios con los míos —Sé que me haces sentir bien, y que contigo puedo ser yo, por lo que, digo que sí. Estoy seguro. Me gustas, Derek —Y así es como es la música para mí.

With You ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora