Capítulo III parte I (Dentro de mi campo de visión)

35 5 0
                                    

Camine por las calles del pueblo hasta aquella casa, la casa de los Miller. Lauren me dejo en su auto unas calles atrás; dijo que tenía asuntos que arreglar o algo así. Me contó cosas, cosas que quisiera no haber escuchado. Cosas que aún me cuestan asimilar; toda mi vida es una mentira, mis casi 17 años de vida son una completa mentira. Me detuve en la esquina y me recargué en un muro. Me sentía débil, confundida, rara; sentí que jamás he pertenecido a ninguna parte.

Supongo que he recibido demasiada información en las ultimas 24 horas. Seguí caminando hasta visualizar la casa de la familia Miller. La enorme casa moderna de esta familia desentonaba totalmente con el estilo sencillo que caracterizaba en general al pueblo de Starkhooke. Me acerqué muy nerviosa; supuse que todos en aquella morada estaban al tanto de que las principales sospechas de la muerte de Juan estaban sobre mí. A pesar de que yo misma no entiendo el motivo de las sospechas en mi contra.

Antes de cruzar la calle; mi celular recuperado al salir de esa espantosa celda comenzó a vibrar. Física, psicológica y emocionalmente estaba devastada. Maldecía con ganas cada día de mi existencia y pensé que las cosas no podían empeorar. Lauren me ofreció algo de comer, pero no logre digerir aquel desayuno muy a la americana. Conteste el celular; era Naylea.

- ¿Nay? ¿Sucede algo? – pregunté rápidamente, mientras escuchaba a mi mejor amiga balbucear cosas sin sentido. – Tranquilízate, no entiendo lo que dices – dije con el tono de mi voz exageradamente agitado. Todo esto me superaba, la desesperación me invadía.

- La carta no está – al fin logro articular Naylea del otro lado de la línea – Cuando llegue tu cuarto parecía haber sido rebuscado por otra persona. No está la carta y tampoco...

- ¿Y tampoco qué? – pregunté con desespero – Naylea, habla no tengo tiempo para estupideces. Solo dilo.

- No está tu laptop – culminó por decir. ¡¿Qué?!

- Alguien te quiere hacer daño, Danna. Cuídate. – Y corto la llamada.

Mi cuerpo me falló; un sabor amargo embargo mi boca y sentí ganas de vomitar. ¿Quién me quiere hacer daño? Me sentí muy confundida; entonces la vi. Esto es una broma. Alta, morena, delgada, ojos ¿negros? Fruncí mi ceño. Ella... ¿Por qué? Ella...

Sentí un excesivo calor recorrer todo mi cuerpo. No entiendo que sucede, traté de respirar. Cerré fuertemente los ojos esperando que al abrirlos esta mala broma resulte ser eso; una broma. Pero no lo logré; sudor resbalaba por mi rostro pesadamente y luego se fusionó con lágrimas. Pero como si nada peor pudiese suceder ella posó su mirada en mí. Y con una obvia mirada de sorpresa, musitó - ¿Quién eres? – Eso es exactamente lo que quiero saber. Pensé.

-Danna   

Secretos bajo el lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora