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El sol deslumbraba aquel día, la cascada aumentó su flujo y en la cueva aún seguían dos Vastayas durmiendo.

Uno de ellos comenzó a despertar de a poco y bostezó. Talló sus ojos tan amarillos como el oro y miró alrededor. Xayah se apartó de Rakan con un leve rubor en las mejillas, había dormido a su lado, cubiertos con su capa, e incluso la había reubicado en un lugar cómodo sintió un alivio en su pierna. ¿Hojas nuevas? ¿Acaso Rakan las había cambiado a media noche?

— Hey, Rakan, despierta— Pero el muy perezoso no se dignaba a despertar.

Ella se puso de pié abandonando por un instante a su compañero. Se lavó la cara y un tantito coja caminó por los alrededores de la cascada.

Un árbol frutal llamó su atención, tenía debilidad por las manzanas por lo que buscó la más bonita.
No podía escalar un árbol pero si cortarlas con sus plumas. Lanzó dos plumas y cayeron dos manzanas en sus manos. Las dejó en el suelo e hizo regresar las plumas haciendo caer dos más.

— Esto calmará mi hambre por ahora— Se acercó al río y lavó cada una de ellas.

Al terminar se percató que el curioso Vastayano la miraba con una amplia sonrisa.

— Buenos días— Habló enérgica y nerviosa la chica.

— Buen día para ti también— Rakan se acercó a su lado e infantilmente se sentó junto al río.

— ¿Gustas una?— Xayah intentó no hacer contacto físico con él pero fue casi imposible.

Rakan tomó la manzana y la hizo girar en su dedo índice.
La Vastaya le dio un pequeño mordisco, estaba dulce, tan dulce que movió sus orejas con ternura, una ternura que derritió a Rakan, que estaba idiotizado al verla.

— Oh, ¿y cómo está tu pierna?— Preguntó para no avergonzar a la chica con su reciente demostración de ternura.

— Solo es dolor físico, he tenido peores— Rakan quedó en silencio— Pero... este ha sanado muy rápido, gracias.

Las últimas palabras le alegraron. Terminaron de comer y ambos esperaron a que el otro hablara.
Ninguno lo hacía, no sabían como hablar sin incomodar al otro.

— Si aún te duele puedo escoltarte a tu tribu— Dijo Rakan arrojándose al césped.

— Pues, no queda tan lejos... al pie de la montaña— Indicó Xayah.

Cada uno se alistó para caminar. Rakan tomo una bolsa y sacó más manzanas para el camino.

Tomaban descansos, no quería sobreexigirle a Xayah caminar tanto, tampoco ella se dejaba cargar. Comenzó a tararear canciones pegajozas a lo que ella trataba de seguirle el ritmo.

— No conozco el ritmo de eso, harás que esa canción esté en mi mente— Rakan seguía tarareando y agregando baile.

Ella solo se reía de lo gracioso que era.

— Oye ¿No quieres probar esto? Los humanos le llaman chocolate— sacó de su bolsillo un paquete.

— ¿Comida humana?— Alzó la ceja negándose.

— Bueno, tú te lo pierdes— Mordió un trozo de ello.

— Rakan...— Ella se detuvo a mitad del bosque— No sientes algo raro, la magia de este lugar... ¡Rakan!

Vio como su compañero caía en una red y lo atrapaban en un árbol.
Xayah intentó cortarla con sus plumas pero estas no consiguieron provocar corte alguno.

— ¿Una trampa de Jurelv?— Musitó la chica antes de que unos pocos Vastayas salieron de su escondite.

Rakan trataba de salir desesperado.

— ¿Xayah? ¡Regresaste pequeña!— Un vastaya se separó del grupo y saludó animoso a la chica con un abrazo.

Tenía el aspecto de un ciervo, pues relucía sus cuernos como un trofeo.

— Am... podrías bajar al joven de ahí— Habló la vastaya.

Jurelv era un guardia de su tribu. Estaba con sus tropas y eso no daba buenos indicios.
Rakan era bajado sin cuidado y eso le puso de mal humor cuando otros rieron de él.

— Jurelv, ¿qué ocurre aquí?— pregunto con seriedad .

— Eso lo dirá Akunir— Caminó junto la joven.

Rakan caminaba tras de ella intimidado por los guardias quienes le miraban de mala manera.

Antes de adentrarse al pueblo Rakan dio unos pasos atrás. Xayah se percató de esto a pesar de haber estado distraída y prestarle poca atención.

— Puedes sentirte en casa— Sonrió, pero el vastaya con las orejas algo bajas le respondió.

— Este es el fin del camino, estarás bien aquí.

— Espera...¿Te irás?— Sonó preocupada.

— Ya estás aquí ¿No?— Rakan sonrió y se acercó a Xayah— Nos volveremos a encontrar, si es que vas a la ciudad. Solo busca a un chico con una capa genial.

Besó su frente antes de desaparecer entre los árboles.

— Pero...

Ella sintió una opresión en el pecho.

Él se fue con un nudo en la garganta.

— Xayah, haz llegado.

— He vuelto temporalmente Akunir.

Nota aparte:
Para quienes no han leído el Lore, Akunir es como el lider de una de las tribus y Jurelv es un soldado-guardia.

Hey, Xayah!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora