"Ve y muestrale como eres, disfruta un día con ella en el mundo humano que tanto te gusta. Recuerda ser tú mismo, joven vastaya."
Rakan tomó su tiempo para pensar, pues Xayah aún no llegaba de el reconocimiento de terreno. Podría llevarla a un bar donde sus bailes llenavan los locales, o llevarlo con un conocido vastaya dueño de un bar especial para él.
Cuando Xayah llegó informó a Akunir que no encontraron rastro de algo sospechoso; inmediatamente ella se acercó a Rakan y fue invitada por el encantador al mundo humano, esta vez de noche.
Caminaron y se adentraron al tranquilo pueblo humano que Xayah no aceptaba del todo. En Jonia abundaban los bares, por lo que Rakan encontró el adecuado para no llamar tanto la atención.
— ¡Rakan, haz vuelto!— Uno de los camareros reconoció al joven y ambos se saludaron— Mira nada más, ya no vienes solo ¿o si?
Los del bar largaron a reír.
Xayah se sintió molesta ante el ambiente machista.— Aunque no lo creas, él es un Vastaya, solo que se ha transformado— El encantador guiñó el ojo.
Xayah miró al joven tras la barra y sintió el aroma típico de la ciudad, reconoció que era un Vastaya a merced de la humanidad por lo que no le agradaba tanto.
— De seguro Rakan llegó a
para perder en pool otra vez— Habló un hombre barboso acercándose a los recién llegados.Rakan cogió una moneda de oro y la puso sobre la mesa; el hombre sin dudarlo ordenó las pelotas de pool y comenzaron un entretenido combate de habilidad en aquella mesa.
Rakan había llamado completamente la atención de todos por lo que Xayah solo le veía a ratos cuando levantaba la vista.— Un vaso de vino por favor— pidió Xayah acomodándose en la barra— ¿Rakan siempre es así?
— A decir verdad no— dijo él— Rakan suele ir de bar en bar, fiesta en fiesta, no sé como lo hace, pero siempre llama la atención de todos— Xayah analizó un poco las palabras del camarero— Supongo que si eres una de esas chicas que suele encantar ni siquiera te acordarás de lo que te dije jajaja.
Frunció el labio y su rostro entristeció de inmediato. Sabía que Coll le escondía algo antes de salir del pueblo por la perturbación de magia. Rakan intentaba enamorarla a base de su habilidad como vastaya.
— Ahora entiendo por qué le dicen encantador— Cambió su tono de voz radicalmente.
Xayah golpeó el vaso en la mesa y se marchó del lugar, justo cuando su mente divagaba cada vez que le veía, comenzaba a incomodarse a su lado, creía sentir algo más que amistad entre ambos, pero tan solo resultó que había sido hipnotizada por una sucia habilidad del joven
Rakan la perdió de vista en el bar, por lo que tuvo un mal presentimiento de todo, más cuando los hombres del local hablaban en voz baja.
Al ver que en el bar había un cartel de "Se busca" salió desesperado por encontrar a la vastaya.— ¡Xayah!
— ¡Vete!— Intentó alejarse pero Rakan la tomó y la ocultó tras un callejón.
— Hay policías fuera ¿quieres que te encuentren?— Tomó su mano a lo que Xayah sacó una pluma.
Rakan, incrédulo, tocó una de ellas y consiguió cortarse. Había tomado sus plumas antes y nunca le había ocurrido, los ojos de Xayah ya no se dilataban al contacto con los de él, pero si estaban llorosos, reprimiendo un llanto.
— ¿Usaste un encanto en mí?— Preguntó con voz quebrada.
Rakan frunció el labio y tragó duro.
— Si.
— ¡Desde cuando!— Gritó ella, a lo que el joven le pidió bajar la voz— Todo este tiempo...
— Xayah, yo usaba el encantamiento desde la primera vez que te vi, en el festival— La chica detuvo su hablar y cubrió su boca con la mano.
Remordió sus ganas de llorar, había cogido un afecto indescriptible hacia alguien perfectamente desconocido. Rakan no dejó de contemplarla en ningún momento; al querer acercarse Xayah le abofeteó.
— ¡Es la rebelde!— Pronunció uno de los guardias que la avisaron.
Rakan la tomó de la muñeca y ambos huyeron lo más rápido posible. Sabía que ella no pasaría desapercibida con tanto cartel de "se busca" en el bar. Por suerte encontró una manera viable de huir.
En un callejón de pocos habitantes reconoció una de sus estadías que usó en algún momento. Una de las caseras que había le recordó y le dejó entrar antes de que los guardias le vieran.— ¿Otra vez en problemas, muchacho?— Musitó mirando por las cortinas.
— Lo siento, no saben apreciar el arte— Se alzó de hombros— ¿Hay... lugar para uno más?
— Es la primera chica que traes— Analizó la mujer, Xayah aumentó su enojo y empuño fuerte.— Puede quedarse en tu habitación, pero... ¿Te molestaría dormir en el sofá?
Rakan negó agradecido.
Xayah fingiendo una sonrisa le acompañó. No tenía otra opción más que seguirlo, gracias a él los guardias le perdieron de vista.Al entrar a la habitación se ubicó al lado de la ventana y la abrió para saltar.
— Bien, me voy— Antes de saltar Rakan la tomó de la cintura dejándola contra la pared.
Sintió su pesada y rápida respiración muy cerca; Xayah sacó dos plumas, una en cada mano, lista para atacarlo y huir.
— No puedo encantarte— Dijo Rakan agitado— No sabes cuanto me desespera que no pueda llamar tu atención como yo lo deseo.
— Siempre usaste magia— alegó— ¿Quieres que sea una más de tu lista o que?
— Xayah, no puedo encantarte, me miras con odio, ¿como crees?— Bajó su brazo que acorralaba a la joven— Si lo pudiera hacer no estarías enojada.
Entreabrió la boca incrédula. Rakan frunció el labio sonriendo por una milésima de segundo. Acarició la mejilla de Xayah; ella sentía quemarse en cada roce de su pulgar.
— No sabes cuanto me urge, que no capte tu atención— Rakan acorraló más a Xayah— Si tienes miedo de mis intenciones, es mejor que te vayas.
Ella estaba inmóvil, aun sin poder caer bajo un hechizo, se sentía completamente suya. Al contacto con él se derretía y eso aumentó cuando uno de los brazos que la acorralaban bajaron a su cintura.
El odio desaparecía en lo que Rakan la consumía, ya no podía huir. Sus plumas se volvieron dóciles, una suavidad donde demostró que confiaba en Rakan.