Rakan mordió sin cuidado la carne.
Estaba algo celoso y le dolía admitirlo, su mente le dolía tanto pensar una razón para estar aquí. Al contrario, se enojaba de que Xayah fuera su razón; aclaró su garganta y miró a la chica que se acercaba.— Tienes un don con los niños... Y con las chicas— Xayah puso los ojos en blanco cuando mencionó "chicas".
— Je, no es para tanto— Comenzó a jugar con un reloj antiguo de oro— a veces se encanta lo que no quiere. Ha sido un gusto entrar aquí, pero Akunir me ha dicho el camino de regreso.
Rakan se puso de pié, dispuesto a irse. Xayah rápidamente pidió a los músicos poner una canción.
Todos comenzaron a acercarse y a bailar por su cuenta. Xayah de forma infantil y única se adelantó para que Rakan la viese. ¿Acaso ella sabía bailar a la perfección?
La luz del fuego y de la luna se reflejó en sus plumas creando el contraste perfecto para distinguirlas de la oscuridad.
Se acercó a Rakan invitándole a bailar.— Según yo no sabías bailar— Xayah río y comenzó a girar como nunca— Wow... es bellisima.
Rakan admiró por unos segundos los hipnotizantes movimientos de la chica, pues captó la atención de varios vastayas; la inspiración tomó el control del joven de plumas doradas, tomó aire y siguió a la perfección el baile de la chica.
Parecían ser uno. Coll los miraba con admiración y Akunir empinaba un vaso en celebración, a pesar de que la expectativa de que Xayah estuviese con Jurelv se desvanecía y eso le molestaba un poco.El baile finalizaba con aplausos y gritos. Rakan y Xayah respiraban agitados, pero sus miradas no se despegaban.
— Eso fue espectacular— Habló el encantador.
— Si lo dice el maestro, pues... muchas gracias— Dio una pequeña reverencia.
Las luces del bosque comenzaron a parpadear. Había un disturbio en la magia y eso resultó ser preocupante para todos. Xayah se puso alerta y Rakan le siguió los pasos.
— Cónsul, ¿Que ocurre?— Se dirigió a Akunir.
— Me temo que no lo sé, siento la magia inquieta, algo la está perturbando— Xayah frunció el ceño— Jurelv, tú y Xayah los quiero en el norte.
Ambos se miraron confundidos.
Desviaron la mirada a Coll quien si tenía más poder de mandar a Jurelv.— No puedo dejar el pueblo desprotegido, debo buscar a quien quiera ir al sur— Dijo la sabia — Además hay cosas que quiero saber de este joven Vastaya.
Coll dio media vuelta y se marchó.
Jurelv buscó una armadura pequeña para marcharse, pues como guardián necesitaba también de un arma en casos extremos. Xayah volteó a ver a Rakan quien estaba algo nervioso.— Tranquilo, Coll no muerde aunque siempre use su apariencia humana— Guiñó su ojo— Volveré pronto.
Esperó a Jurelv y ambos desaparecieron entre el frondoso bosque.
— Esperaré a que Xayah se aleje de su rango de audición— Habló Coll cuando Rakan entró a su tienda— Listo.
Él miraba atónito dentro del hogar. Habían pinturas antiguas, también algunas se usaban en rituales, pieles hermosas y trajes antiguos. Simplemente no podía describir la belleza de todo.
Coll se sentó en un viejo sofá improvisado, a lo que el se acercó sentándose en el suelo.— Por tu tez blanca puedo decir que vienes del sur— Rakan no sabía que expresión poner— Oh vamos no te alteres. Sabes que por mi vínculo con Akunir tus encantos no funcionan ¿O si?
— Hey, ¿Cómo sabe lo de...— Rakan quedó boquiabierto.
— Te he visto intentarlo con Xayah desde que llegaste— Coll se puso de pié.— La miras como si fuera una presa, como si quisieras saber que piensa. Además, tengo años de experiencia, puedo reconocer cuando un vastaya usa un encantamiento como el tuyo.
Comenzó a hervir hierbas, supuso que quería servir algún té y seguir charlando. El joven vastaya la miraba con admiración, no por algo se había convertido en la esposa del Cónsul.
— ¿Xayah es inmune a tu magia?— Preguntó sirviendo té al joven.
— Lo es, pero no encuentro una explicación— Miró el té con nostalgia— No se me hace difícil llamar la atención pero Xayah... es... diferente.
— No veo interés en ti por luchar por los mismos motivos que ella, pero... puedes luchar por ella— Coll sonrió.
Algo había nacido en Rakan, era más que un deseo, era más que una razón por seguir a una chica.
Rakan odiaba el sentimiento de estar alejado de ella. Necesitaba verla, saber si estaba bien.— Y sobre Jurelv— Rakan salió de sus pensamientos— No te preocupes, es un soldado que ha jurado por sus cuernos protegerme, no tiene tiempo de enamorarse.
Intentó negar sus celos, pero su tez pálida delató rápidamente un rubor, Coll mostró una sonrisa enternecedora, pues Rakan había demostrado que no tenía malas intenciones con Xayah. Al contrario, sería feliz por la pequeña que alguna vez acogió, ya que daría por hecho que Rakan sería la pieza que complementa a la vastaya.
— Coll... Ya no creo poder separarme de ella.
— En otras palabras, mi joven vastaya, creo que estás a los píes de mi muchacha— Rió acariciando el pelo de Rakan— No la tendrás tan difícil siento tú.